César Saldívar nació en Monterrey, pero desde hace más de 15 años emigró hacia la Madre Patria y se ha consolidado como uno de los mejores retratistas del cine español. Los rostros de Angela Molina, Maribel Verdú, Antonio Banderas, entre otros, han sido inmortalizados por la lente de este reconocido artista cuya nacionalidad se divide entre los dos países.
“Yo nací en México, pero profesionalmente yo estoy hecho en España. Mi primer libro, mis libros enteros, los proyectos, mi carrera y mi nombre los he hecho en España. Si yo negara esa parte sería injusto con España y creo que México no lo tomaría en cuenta porque estaría frivolizando algo.
“Hay muchas cosas que no se saben de mí en Monterrey, yo no sé hasta dónde es mi responsabilidad comunicarlas, porque represento una fusión y un link entre los dos países”, afirmó el comunicólogo egresado del Tecnológico de Monterrey.
“Cuando yo salgo de Monterrey con un sueño, con una cámara y con la idea de hacer cine nunca me imaginé que me iba a convertir en fotógrafo, mucho menos en el fotógrafo del cine español. Eso se dice pronto, pero es algo que ha sucedido en mi carrera, pero me ha costado trabajo asimilar en un principio”, destacó.
Sin embargo, Saldívar admitió que le costó reconocerse como fotógrafo, pero una vez que lo hizo tomó esta actividad con pasión, la cual también lo condujo a un ambiente muy favorable para su crecimiento profesional.
“Mi intención de hacer cine me llevó a empezar a hacer retratos a los actores para introducirme en los grupos y algún día proponer un guión de un corto o de un largo, porque los actores tienen clanes muy cerrados y es muy difícil acceder a ellos a menos que de adentro ya te puedas mover.
“Entonces la sorpresa fue que se me fue haciendo fama de buen retratista y la otra sorpresa era que ellos siendo actores y que habiendo estado tanto tiempo expuestos a las cámaras, descubrí facetas de ellos que no conocían y que a través de mi mirada descubrían o reconocían”, dijo el autor de “Una mirada al Cine español”.
El regiomontano mencionó que hace como diez años llevó al Ex Claustro de Sor Juana Inés de la Cruz “Luz y Retrato del Cine Mexicano”, en el cual le hace también homenaje a los actores de su país, y también presentó un proyecto dedicado a las mujeres de Ciudad Juárez que originalmente nombró “No smoking society”.
“Hice esto porque soy regio, soy mexicano, estoy establecido en Madrid, pero nunca he olvidado ni confundido mis raíces y mi responsabilidad como mexicano.
“Yo creo que en Monterrey falta por descubrírseme. Es muy difícil hablar de sí mismo, es muy difícil reclamar un lugar. Es muy difícil decirle al otro quién eres, pero también creo que el otro no adivina quién eres y hay que decírselo”, reiteró.
Destacó que su obra está incluida en le Enciclopedia Summa Artis sobre la historia de la fotografía española.
“Soy el único no español que forma parte de ese compendio, ésa es una de las cosas que no saben de mí en Monterrey”, subrayó.
Consideró que Monterrey es una ciudad que va desarrollando su potencial cultural pero que ha sido de forma paulatina, y recordó cómo él tuvo que abrirse caminos y buscar suerte en el extranjero.
“Creo que tuve que darme muchos permisos para poder quitarme como del Tec, como empresario; me he dado permisos para poder trascender fronteras, para poder conseguir un sueño y en este caso una carrera bien interesante que a veces yo mismo no la puedo dimensionar, pero que sí tiene una trascendencia y una relevancia para Monterrey”, puntualizó.
DOS PARTEAGUAS
César Saldívar considera que hubo dos personajes que fueron como un paraguas en su carrera: Pedro Almódovar y Carlos Fuentes.
“Creo que mi experiencia con Fuentes va a ser otra de las grandes características de mi carrera, creo que voy a empezar a tener un antes y un después de haber retratado a Carlos Fuentes. El primer parteaguas que tuve fue Pedro Almódovar y era yo mucho más joven, tuvimos un encuentro muy afortunado del cual se dieron muchos proyectos.
“Luego hubo grandes personajes y leyendas con los que he tenido gran cercanía, pero sin duda Fuentes es un monstruo invisible que se vuelve invencible y que está ahí. Creo que Fuentes el gran seductor, me hizo creer que era yo el que quería retratarlo, que era yo el que necesitaba como tenerlo ante mi lente y en el fondo era él que tenía premeditado este legado.
Recordó que Fuentes lo había distinguido con un texto sobre su trabajo que resultó a partir de una convivencia con Silvia Lemus, que posteriormente se convirtió en una sólida amistad, lo cual provocó un acercamiento entre el matrimonio.
“Después Fuentes vio mi obra, luego Silvia me hizo una entrevista para su programa ‘Tratos y Retratos’ y me comentó que cuando lo estaban viendo en su casa, antes de que lo difundieran en la televisión, él (Fuentes) le había dicho: ‘Es un personaje por descubrir, todavía no se le conoce en toda su dimensión’.
“Yo me sorprendí de esas palabras porque Silvia me las confió y yo, fotógrafo y visionario al fin, yo me quería imaginar como a un Fuentes en su casa en pijamas, en su casa viendo con su mujer ese primer tratamiento de programa, pero yo no alcanzaba a dimensionar lo que él quería decir con sus palabras”, expresó.
Entre otra de sus anécdotas figura la de la actriz Isabel Ordaz, ganadora de un Goya, con quien tuvo un encuentro muy breve pero significativo, ya que a raíz de la sesión fotográfica, a la madrileña se le abrieron más oportunidades de trabajo en la televisión española.
“Yo a Isabel la llevé a un nivel de fotos casi, casi, de niña pequeña; de levantarse la falda, quiero decir, algo muy atrevido, y cuando su representante vio las fotos me dijo: ‘¿Sabes que tengo un guión para ella, para hacer comedia, y no se lo he mandado porque no pensé que ella pudiera manejar ese género y ahora es la protagonista de la serie Aquí no hay quien viva, la más payasa’.
“Hay un montón de anécdotas que se van quedado como parte de la historia puntual de alguno de los actores y actrices del cine español”, apuntó el profesional de la lente.