
En las páginas de un libro Emilio Machuca Vega descubrió su vocación. Cuando apenas tenía ocho años de edad el pequeño estudiante de tercer grado del Instituto Calpulli de México se interesó en lo que, por creencia o mito, es únicamente del gusto de los adultos mayores: la historia.
El pasado de una región, lo que su gente tiene por contar, las anécdotas nostálgicas con la que recuerdan a un pueblo, que ahora se ha convertido en ciudad; construcciones antiguas, documentos de archivo de la zona e investigación son las actividades del universitario.
Y es el libro “Historia y Geografía de México” el tesoro más preciado del joven de 18 años, porque fue gracias a las lecturas emprendidas en ese libro, lo que hicieron que Emilio comenzara a investigar acerca de su país, estado y principalmente de su municipio.
“A partir de entonces fue que empecé a desarrollar el amor por esta disciplina y fui examinando los libros de historia que tenía a la mano, que nos proporcionaban en la escuela, también me documentaba con enciclopedias y hasta la fecha”, aseguró Machuca Vega.
Pero su aprendizaje no se limitaba a lo impartido por sus maestros, otro de sus pasatiempos es visitar los museos, donde menciona, puede aprender más del pasado, destacando como su museo favorito el Museo del Desierto, ubicado en Saltillo, Coahuila, deseando que hubiera un espacio así en Nuevo León.
Sin dejar fuera los museos del área metropolitana como el Museo de Monterrey, el Museo de Historia Mexicana, el Museo del Obispado y el Museo Histórico de Escobedo, donde le gusta tomar notas para investigar a profundidad temas de su interés.
“Curiosamente no me caracterizo por tener buena memoria, en ocasiones olvido nombres o fechas, pero lo importante de la historia es saber interpretar o analizar”, puntualizó.
Cuando el estudiante se enfocó en los antecedentes de su ciudad, cuando tenía 10 años de edad, conoció al profesor Juan Ramón Garza Guajardo, cuando visitó por primera vez el Museo de Historia Municipal y acudió al archivo histórico de la ciudad en busca de información.
Recordó que en ese tiempo, se encontraba planeando realizar una biografía de cada uno de los alcaldes que había tenido el municipio (proyecto pendiente), con asesoría del profesor aprendió a investigar y a visitar cada archivo de la ciudad, en qué fuentes documentales obtener información, etc.
“Me regaló muchos libros de historia municipal y hace como tres años o cuatro, le comenté que tenía planeado un proyecto de investigación histórica, sobre el municipio pero desde la época colonial, hasta cuando se creó el municipio, que fue en 1868 y él me brindo una amplia asesoría.
“También me proporcionó muchas fotografías antiguas y mucha información y hace un año me citó, me comentó de su renuncia y yo le pregunté el motivo, qué cómo era posible si tenía muchos trabajos publicados, reconocimientos y me dijo que era para dejarme el nombramiento”, recordó.
Con un encuentro de emociones recibió la noticia, sorprendido, desconcertado, halagado, Emilio no sabía qué pensar o si pedirle que no renunciara, pero con un planteamiento a fondo de la labor el joven aceptó gustoso.
Y aunque la Asociación Estatal de Cronistas de Nuevo León le hizo una mención a mediados del año pasado, fue hasta el pasado 15 de enero que Emilio Machuca Vega recibió el nombramiento oficial de cronista del municipio de General Escobedo, mientras que su mentor Juan Ramón Garza Guajardo recibió el nombramiento de historiador de la ciudad.
Motivado con el nombramiento Ahora, con un compromiso de por medio con los escobedenses y con el ayuntamiento, el joven continúa realizando lo que hace desde que era un niño, documentar la historia del municipio que lo ha visto crecer, pero ahora con una motivación mayor.
Y aunque reconoce que los munícipes puedan llegar a sentir desconfianza por el nombramiento de una persona a tan corta edad, comparando con otros cronistas que se les identifica por su edad avanzada, experiencia y por el patrón que se sigue en este rubro, Emilio acepta que es joven, pero que ama demasiado a su municipio, por lo que siempre quiere saber y difundir entre su gente lo que conoce y lo que descubre.
“Es un mito que el cronista de la ciudad debe ser un adulto mayor, eso se debe eliminar, de ahora en adelante los jóvenes deben darse cuenta que también pueden fungir como cronistas, que también pueden ser encargados de rescatar la historia y la crónica de un pueblo”, recalcó.
Su anhelo es que exista una nueva generación de cronistas en la entidad, que se renueven el ámbito de la crónica y que se empiecen a buscar nuevas maneras de difundir la historia, no nada más en libros sino también con el uso de las nuevas tecnologías, que es como él lo ha hecho en su página de Facebook “Historia y Crónica de General Escobedo”, donde constantemente sube datos interesantes acerca del municipio complementadas con fotografías.
Y aunque no debe cumplir una cuota por el cargo honorífico que tiene, recalca que es cronista quien ama el pueblo y expresó, “no hay una cuota que realizar, pero generalmente, quienes son cronistas realizan esas acciones por amor al terruño”.
Cada día, Emilio Machuca Vega se dispone a realizar caminatas visitando las colonias de Escobedo, donde ha tomado fotografías de construcciones antiguas, con las cuales espera realizar un catálogo y aunque no se respeten y puedan llegar a desaparecer, al menos quiere preservarlas como recuerdo.
Además, combina sus actividades universitarias con la de cronista, ya que desde el año pasado ingresó a la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Nuevo León, donde inició sus estudios profesionales en la licenciatura de Historia y Estudios de Humanidades.
“Realmente mi vida no es muy distinta después del nombramiento, pues desde antes ya hacía las labores de un cronista, entrevistaba a gente del pueblo, escribía crónicas, investigaba en archivo, en la hemeroteca y documentaba”, explicó.
Indicó que actualmente, las personas viven sin identidad, que les falta el aprecio del pueblo, por lo que indicó que era de suma importancia acercarse al pasado para forjar una identidad.
Hizo un llamado a la comunidad para conocer la historia detrás de cada municipio, recalcó que cada ejido o rancho tiene leyendas, costumbres y tradiciones que identifican a un pueblo.
Y aunque existan los nuevos fraccionamientos, aseguró se deben preservar los terrenos que son de antaño.
Visita a Calderón
La historia lo llevó a conocer en el 2010 al entonces presidente Felipe Calderón Hinojosa, ya que en ese año participó en el Certamen Nacional de Historia “Generación Bicentenario”, con motivo de los festejos del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución, donde fue uno de los ganadores de una beca universitaria.
“Ese certamen consistía en tres etapas, el primero era un examen de Historia, si se pasaba ese examen, hacían una evaluación de acuerdo al resultado obtenido en la prueba Enlace, si era de los más elevados pasaba a la siguiente etapa, que era otro examen de conocimientos generales de Historia, Geografía, Química, Física, Matemáticas y Español”, recordó.
Para la visita con el ex presidente, se eligieron a mil niños y jóvenes de todo el país con los resultados más altos, siendo 36 niños de Nuevo León, entre ellos Emilio, que en ese tiempo cursaba tercer grado de secundaria.
De igual forma, participó en el Certamen de Historia Municipal del municipio de General Escobedo, para conmemorar el 406 aniversario de su fundación, en el cual obtuvo calificación perfecta y una remuneración económica de 3 mil pesos.
El año pasado participó en las conferencias del Maratón de Historia, la Semana Cultural, con la Asociación Estatal de Cronistas de NL “José P. Saldaña” y en el IV Congreso Internacional de Historia. Y finalmente, en La crónica de mi pueblo, que consistía en redactar una breve crónica del pueblo, el joven participó con el de Escobedo y aunque no resultó ganador, aseguró obtuvo mucha experiencia en redacción al competir con personas más preparadas de Nuevo León y otros estados de la República.
Un acercamiento al pasado de Escobedo
Aunque Escobedo ha cambiado en muchos aspectos, Emilio Machuca Vega asegura que aún existen personas que lo trasladan a la época de la Revolución, que le describen ese pueblo pequeño, sin pavimentación, con vacas, caballos, cerdos y que lo hacen desear haber vivido esa época.
General Escobedo fue nombrado ciudad en 1982, ya que el Congreso del Estado declaró que era una ciudad poblacional, por el número de habitantes que ya tenía, pero de acuerdo a las investigaciones del joven, el municipio seguía siendo un pueblo.
A su parecer existen lugares que deberían mantenerse intactos por hechos o acontecimientos realizados ahí, tal es el caso de La Hacienda del Canadá, que se encuentra en la avenida Benito Juárez casi al cruce con la carretera a Laredo, la describe como una casa grande, de madera, fundada por canadienses en 1904.
“Era una casa muy hermosa, con chimenea de ladrillo y lamentablemente, los dueños no conocieron su valor, la tumbaron y construyeron ahí una tienda de conveniencia, sólo queda la chimenea de ladrillo por acuerdo de Cabildo, pero también está olvidada”, mencionó.
El joven considera de importancia colocar algunas placas en los lugares que marcaron el pasado de la ciudad, como la Hacienda del Canadá que vivió un choque de carrancistas y huertistas, además fue visitada por Lázaro Cárdenas, José López Portillo, entre otros.
“Yo le sigo teniendo cariño a mi pueblo, lo sigo viendo como un pueblo, porque si voy al otro lado del río Pesquería, aún viven con vacas, de eso viven, andan a caballo”, dijo.
Recuerda que al realizar un recorrido localizó el último ejido que conserva el municipio, San Miguel de los Garzas, donde los vecinos se continúan llamando ejidatarios.
“Son comunidades de la época colonia que tienen mucha historia, es una comunidad que data del siglo XVIII y aún conserva construcciones de adobe, de sillar, bardas de piedra, la calle está sin pavimentar y la gente se transporta a caballo”, aseguró.
Mientras que en una caminata que realizó por la cabecera municipal, contó al menos 25 construcciones elaboradas de sillar y adobe, las cuales corren el riesgo de que el dueño las venda y desaparezcan.
“Yo creo que se deben salvar esos testimonios del Escobedo de antaño, pueblerino, pastoril, Escobedo puede crecer, pero de forma equilibrada, con fraccionamientos nuevos y conservando construcciones históricas y representativas del origen de la ciudad”, puntualizó.