“Un mundo nos vigila”, es el eslogan del programa radiofónico que popularizó don Pedro Ferriz Santacruz en la década de los 70. Con el impulso de la tecnología está frase sigue teniendo eco especialmente en el terreno de las telecomunicaciones.
En la actualidad cada vez es más fácil enterarse de lo que hacen y dicen los demás sobre todo cuando está en juego la integridad física, política, financiera y hasta sentimental de alguna persona.
A diferencia de las décadas pasadas, cuando la Guerra Fría estaba en su apogeo y los aparatos de espionaje eran empleados mayoritariamente por los gobiernos mundiales y las altas esferas sociales, el uso de estos dispositivos se ha ido generalizando.
Hoy cualquiera puede tener acceso a ellos y no es necesario rendirle cuentas a nadie para operarlos. Basta salir de shopping a McAllen para toparse con lugares donde se puede conseguir adornos de mesa, plumas, celulares, relojes y hasta memorias USB equipadas con cámaras y micrófonos para la transmisión de audio y video en alta definición, así como escáners para la intervención de llamadas telefónicas.
Disimulado sobre la calle Main número 409-A, se localiza HDC, un establecimiento que vende radios de frecuencia y aparatos de espionaje.
Es necesario atravesar una polvorosa puerta y subir por una dilatada escalera mal iluminada –que simula las películas de suspenso–, para dar con la suite del ingeniero Héctor del Castillo, su propietario. Un silencio abismal hace más sobrecogedora esta experiencia.
Cuando él no se encuentra el negocio lo atiende su hijo Ernest, un joven cortés y mesurado quien describió el tipo de personas que llegan a su mostrador para buscar comprar equipo de inteligencia, el cual sólo se obtiene bajo pedido.
“Es muy variado. Aunque la mayoría de los clientes son hombres adultos, de vez en cuando vienen mujeres porque les dijeron que aquí teníamos botones con micrófonos para espiar a sus maridos o jóvenes que quieren hacer filmaciones, no existe restricción para venderles la tecnología que piden”, comentó.
Sentado tras un escritorio lleno de papeles, en el que a su lado se encuentra un monitor con imágenes emitidas por cuatro cámaras de seguridad, Ernest agregó que los productos que la gente más solicita son las plumas transmisoras, capaces de enviar información a una distancia de unos 20 metros.
Dijo que también existen lentes de sol los cuales pueden parecer convencionales, pero que llevan integrada una cámara apuntando hacia atrás, para detectar si no viene nadie siguiendo a quien los porta.
Asimismo, ofrece unas calculadoras que tienen la capacidad de escuchar pláticas sobre la pared (de un cuarto al otro) y que puede colocarse en algún escritorio. Además de las tradicionales cámaras y micrófonos miniatura.
El valor de estos aparatos, aseguró, va desde los 100 dólares en adelante, un precio inicial que para algunos no resulta oneroso si se toma en cuenta el tipo de información que pretende obtenerse.
“Esto lo pide gente curiosa que quiere cachar ‘las movidas’ que tengan los esposos o las esposas, pero también nos llegan a pedir para evitar que los empleados de negocios roben o para tenerlos en casa y detectar si la niñera hace buen cuidado de los hijos”, comentó sonriente Ernest.
SU LADO NEGRO Y ESTELAR
El espionaje tiene como una de sus peores tragedias el caso Watergate, el cual involucró al ex presidente de Estados Unidos, Richard Nixon, quien en un escándalo de corrupción ordenó sabotear la sede del Comité Demócrata Nacional con intrusiones ilegales y escuchas políticas a gran escala. Por este hecho el ex mandatario tuvo que dimitir a su cargo el 9 de agosto de 1974.
Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, en 1945, hasta la caída del Comunismo en 1991, el espionaje también estuvo presente entre los bloques occidental y oriental, liderados por Estados Unidos y la Antigua Unión Soviética, respectivamente.
Ambos se enfrentaron en renglones políticos, económicos, ideológicos, tecnológicos, deportivos, militares e informativos.
Ninguno de los dos tomó nunca acciones directas contra el otro, razón por la cual su conflicto se denominó la Guerra Fría.
Sin embargo, estas dos súper potencias deseaban implantar su modelo de gobierno en todo el orbe, fue así que influyeron enormemente en el contexto internacional, la cooperación económica y marcial con países aliados.
Para ello se valieron de la práctica más usada en la actualidad para descubrir e indagar al enemigo, montándole trampas como la intervención de conversaciones. Esta telaraña se tejió a base de miles de agentes secretos y los objetos más increíbles para colocar un aparato transmisor, como el botón de una camisa, un reloj, un lapicero o un zapato.
En ese contexto series de televisión y películas se hicieron para explotar comercialmente el tema, que a la postre se convertiría en una subcultura popular.
¿Cómo olvidar a Don Adams en su cómico papel del Súper agente 86?, un inspector encubierto que trabajaba para Control, la agencia de espías del gobierno estadounidense. Junto a la su compañera la 99, se embarcaba en numerosas misiones alrededor del mundo, las cuales los metían en aprietos.
Por otro lado, la que es quizá la cinta más taquillera en cuando a espionaje se refiere es la del mismísimo James Bond, el Agente 007, quien protagoniza sus mismas aventuras como espía internacional del Servicio Secreto Británico y sus historias de amor. Surgida a comienzos de los 50 la novela ha sido estelarizada por actores como Sean Connery, George Lazenby, Roger Moore y Pierce Brosnan, entre otros.
ACTUALIDAD
A pesar de que se le ha buscado un ángulo simpático a la práctica del espionaje, para nadie es un secreto que sirve como herramienda fundamental en la consecución de datos confidenciales, sobre pesquisas policiales, estrategias bélicas, estructuras antiterroristas y detección de narcotraficantes.
El Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), es el máximo órgano de inteligencia en México y opera en la mayoría de las entidades federativas.
En el ramo civil no está permitido espiar a nadie si no se tiene por anticipado el permiso de un juez, pero la realidad es que éstas se transgreden con frecuencia.
Recientemente la Procuraduría General de la República (PGR) desmanteló una red de espionaje integrada por ex funcionarios federales panistas y la Secretaría de Hacienda, la cual interceptó comunicaciones personales, correos electrónicos y conversaciones de líderes políticos, principalmente del Partido Revolucionario Institucional (PRI), según publicó la Agencia Reforma el 1 de julio de 2009.
La dependencia solicitó la aprehensión de 13 interlocutores por el delito de asociación delictuosa y revelación de secretos, entre otros.
Si bien este antecedente marcó un hito en el presente sexenio de Felipe Calderón Hinojosa, es común que muchos mexicanos sigan adquiriendo en Estados Unidos equipo de tal naturaleza.
Aunque asegura no registrar los nombres de sus clientes para evitar “contratiempos”, HDC reveló que funcionarios de gobierno han acudido a esta tienda texana a comprar aparatos de espionaje. No especificó cantidad, monto ni nacionalidad.
Sin embargo, el uso de dicha tecnología en suelo mexicano tiene como común denominador la manufactura estadounidense.
El encargado del lugar, admitió que su tienda también ofrece artículos de contraespionaje, para detectar cuando se tiene artefactos husmeando y algunos mexicanos le compran.
“A mi consideración en estos tiempos de inseguridad tiene que estar uno muy protegido, porque uno no sabe qué puede pasar. El espionaje es una manera de estar protegidos”, subrayó.
En tono afable Ernest indicó que el mismo equipo que emplea el Estado Mayor Presidencial de México es el que él vende, como micrófonos, detectores de señal y video.
LO QUE VIENE
El espionaje industrial es la obtención ilícita relativa a la investigación, desarrollo y fabricación de prototipos, mediante las cuales las empresas pretenden adelantarse a sus competidores al poner en el mercado un producto novedoso.
Ernest reconoció que han llegado a HDC ejecutivos de “empresas grandes” instaladas en la frontera a preguntar por esta clase de accesorios.
El joven indicó que pese a que algunos objetos como las plumas emisoras se utilizan desde hace mucho, el equipamiento que llevan dentro sigue mejorando con los años.
Mencionó que “el Internet ha permitido la diversificación de dicha actividad, por lo cual ahora es posible monitorear a los usuarios de computadoras y celulares.
Cámaras ocultas portátiles, inalámbricas, camufladas; bloqueadores de teléfonos, de video; visión nocturna, satelital; imágenes tácticas y contramedidas electrónicas, conforman la cadena del mundo del espionaje, que sigue obteniendo mayor demanda.
Por lo pronto, en este comercio discreto de McAllen quien disponga de unos dólares en la bolsa y quiera enterarse de lo que hacen los otros, puede hacerse de un equipo vigía tan sencillamente como salir a comprar dulces. v