
Es la penúltima noche de invierno, el clima está templado, y la noche silenciosa. Si acaso, uno que otro auto transita por la calle Matamoros, rompiendo la monotonía de casi las 9, sólo hay dos personas caminando, son unos novios que, tomados de la mano, se apresuran.
“¿Ya comenzó?”, pregunta la chica y alguien en la puerta le contesta: “Sí”. El novio paga y ambos suben rápidamente por la escalera mientras otra pareja los ve cómo se atropellan para no perder más tiempo.
Es el segundo piso de una casa que, a simple vista parece eso y nada más, una casa. Pero en realidad se trata del Centro Cultural Monterrey. Y nadie en la calle sabe que en uno de sus salones, un grupo de personas están experimentando momentos de angustia, espanto, repulsión y estrés.
Se escucha música tétrica que proviene de un teclado. Karla Tijerina, vestida de negro, es la ejecutante. Al fondo, en medio de lo que parece ser un saloncito en penumbras, casi iluminado por velas y veladoras, un cuervo disecado vigila a quien se atreva a ingresar. Del otro lado, una calavera parece reír burlonamente de un muñeco de ventrílocuo con gesto diabólico.
Pero estos elementos visuales no provocan tanto miedo como escuchar a José Luis de la Cruz contando la historia de Conradín, el niño asesino… o la de los cuatro hermanos idiotas que confundían el color rojo con comida… o la del gato, testigo y delator de un horrendo crimen.
Desde hace 56 funciones, De la Cruz transporta, gracias a su talento como narrador, las historias “De muerte y locura” que cada miércoles, a las 20:00 horas, presenta en el Centro Cultural Monterrey.
“Esta es la segunda temporada ya van 56 presentaciones… y ha funcionado, la gente busca un escaparate para su cólera, para tanto estrés que trae; de alguna manera se identifica con estos locos que presento en escena”, explicó De la Cruz mientras intenta reponerse después de la función.
Aunque su propósito es simplemente entretener, el artista sabe que gran parte del éxito de esta segunda temporada del montaje, está relacionado con la necesidad de la gente de eliminar la ansiedad que le produce la vida moderna, a través de una palabra simple: miedo.
“Algunos compañeros actores, que por lo regular presentan comedia, dicen que lo indicado es que la gente vaya a reír, a ver una farsa, una obra simpática para que se relajen”, explicó el actor, “pero aquí generalmente me dice la audiencia que es catártico ver este espectáculo porque a fin de cuentas sacamos los demonios que llevamos dentro y ese estrés, esa cólera que traemos y lo hacemos de una manera cultural… digámoslo así”.
“De muerte y locura” es un espectáculo de narrativa que involucra cuentos cuyos finales, invariablemente, son inesperados o aterradores.
Surgió a petición de una universidad para una noche especial y en esa ocasión la puesta en escena se titulaba “De muerte y locura, cuentos de Edgar Allan Poe y otros perturbados” porque imperaban las narraciones del escritor estadunidense.
Y aunque ahora sólo está incluido “El gato negro”, de Poe, el concepto del espectáculo es el mismo.
“Son cuentos de horror, yo no le llamo de terror porque no manejo lo sobrenatural”, explicó De la Cruz, “yo manejo locos, psicópatas, asesinos, cosas de esas, e incluyo a otros autores, por ejemplo, ahora tengo un cuento del escritor local Víctor Vázquez y está basado en el caso del doctor Ballí, muy sonado en los años 40 o 50; es un ‘loco local’”.
De la Cruz reveló que “De muerte y locura” es muy demandante porque además de actuar, dirige y aunque termina agotado tras cada función, vale la pena.
“A la gente le gusta, me lo pide (el espectáculo), hemos tenido sala llena, así ha estado la temporada”.
No se considera un narrador tradicional porque no se para en medio del escenario únicamente a contar cuentos.
“Soy narrador oral escénico, mi propósito es entretener aunque es desgastante porque tienes que estar siendo una vez narrador y luego personaje, después otro personaje y así sucesivamente, además tienes que estar describiendo todo lo que ocurre alrededor. Mi trabajo tiene mucha demanda física”, comentó De la Cruz.
Pero el resultado, añadió, es mejor de lo que cualquiera pudiera pensar.
“El trabajo del narrador es ir hasta donde el público lo permita. No me aprendo el texto al pie de la letra porque cada noche es distinta y todo se modifica conforme el público me da réplica”, comentó.
Nunca sabe qué va a ocurrir cada noche. Hace algunas semanas, por ejemplo, la nota la dio un espectador que se sintió mal y tuvo que abandonar el local.
“Me quedé pensando: ‘¿qué dije, qué hice?’, pero en realidad fue a consecuencia de que se metió demasiado en las historias”, comenta divertido. “El público siempre te da sorpresas, si pudieras ver lo que yo veo en las primeras filas me pica mi orgullo artístico y me dice ‘llévatelos por ahí’”.
¿Y qué es lo que ve De la Cruz en los rostros de la gente?
“¡Expresiones!”, respondió de inmediato. “Veo asco, dolor, lástima; está constantemente demostrando sentimientos”.
Aunque en la década de los 90 los narradores o “cuenteros” se pusieron de moda, al entrar a la siguiente década esta actividad empezó a perder fuerza en Monterrey, sin embargo De la Cruz dice que poco a poco empieza a recuperarse el gusto por este arte.
“Lo que yo le diría a la gente es que no tenga miedo cuando les digan que vienen a escuchar cuentos porque se imaginan que vienen a escuchar a Cenicienta o a la princesita, y no. Les diría que vengan con los oídos y los ojos abiertos a ver una propuesta distinta, a ver algo que, me atrevo a decir, no hay en todo Nuevo León”.
“De muerte y locura” se presenta todos los miércoles a las 20:00 horas en el Centro Cultural Monterrey, ubicado en Matamoros 929 entre Diego de Montemayor y Mina.
Un poco más
:: La segunda temporada de “De muerte y locura” tiene más historias de autores locales.
:: En cada presentación se narran seis cuentos; el espectáculo dura poco más de una hora.
:: En esta nueva etapa cada miércoles hay un invitado.
Al contrario de lo que sucede en otras puestas en escena de horror, aquí no sucede nada “del otro mundo”.
:: El concepto no es de historias de terror, porque no se cuenta nada sobrenatural, más bien son cuentos de horror.
:: “De muerte y locura” se ha presentado en Querétaro, Distrito Federal, Zacatecas y Colombia.
:: Jose Luis de la Cruz empezó como actor, se alejó un tiempo de esta faceta, hace seis años volvió y desde hace cinco se dedica a la narración.
:: De la Cruz está abierto a recibir cuentos de horror de autores mexicanos. Para estar en contacto con él pueden escribirle a [email protected] o bien a Facebook.com/Jose Luis de la Cruz.