
Cuando Roberto Muñoz Rocha decide dejar la comodidad de su hogar para salir a ganarse la vida en la calle, lo hace con la bendición de su hija Alicia, de 8 años, quien todos los días ve con fascinación cómo su papá se transforma de humano… a robot.
Parece que cuando Roberto Muñoz se instala en una calle, el tiempo no pasa, se detiene por 5 o 6 horas; todo es quietud para él.
Y es que este hombre de 31 años de edad y que día a día se pinta de oro todo el cuerpo para ganarse el pan, gusta de llevar alegría a niños y grandes.
Se le conoce como “El Golden” o “El Hombre Robot”. A su paso por las principales calles de la ciudad, deja una estela de buenos momentos, sobre todo, entre los niños que lo ven como un héroe.
“Para admirar el arte no hay edad”, comenta Roberto, “el arte de pintarme como un robot me ha dejado muchas satisfacciones por más de tres años, y tanto niños como adultos vienen a verme, a tomarse la foto no una, sino varias veces”.
Recuerda que todo inició por su amor al teatro y pasión por los escenarios.
“Yo trabajaba en una compañía de teatro en donde hacía pasarela como robot y un buen día decidí hacerlo en solitario. Cuando vi que funcionó simplemente le seguí, me hace feliz ver a los niños acercarse a mí”.
Roberto asegura que su arte de transformarse en robot le ha valido ser una gran atracción turística a donde quiera que va.
“Ha venido a verme gente de Italia, de Los Ángeles, Nueva York, de muchas partes y se quedan asombrados de cómo en México también se pueden dar este tipo de atracciones, como lo que yo hago en la calle”.
Dice que en cierta ocasión se acercó a él un Italiano y le hizo una sesión de fotos, ya que quedó maravillado de lo que él hace.
“Me dijo que en Italia tenían que saber lo que se da en México. Le gustó todo lo que vio en mi indumentaria y la manera en que me desenvuelvo”.
> ¿Cuánto tardas en todo el proceso de transformación?
“De 30 a 40 minutos. Es un proceso lento y cuidadoso para que todo salga impecable. Me gusta que la gente me vea bien portado”.
> ¿Se puede vivir de este arte en la calle?
“La gente aprecia lo que hago. Me da propinas, me ayuda a que yo siga aquí, parado, sin moverme por más de cinco o seis horas”.
Revela que aunque es de Chihuahua, su mejor público lo tiene en Monterrey.
“Aquí la gente es más cálida, más amorosa y son muy espléndidos en su cariño hacia mí y hacia mi trabajo. Por ejemplo, hay niños que vienen más de tres veces y se sientan en una banqueta a verme; eso me llena de felicidad y satisfacción”.
> ¿Tu hija qué dice cuando en casa te transformas en robot?
“Ella es mi principal admiradora, a sus 8 años de edad, gusta de verme todos los días cuando empiezo a pintarme, a transformarme, pero no sólo ella, también mis sobrinas me echan porras”.
Ser una “estatua viviente” también le ha ayudado a ser más generoso con la gente.
“Ver la cara de felicidad de quienes se acercan a mí es como alimentar mi alma, me gusta que mi arte transmita algo a la gente porque eso cada día que salgo a la calle con la bendición de mi hija, salgo a pasármela bien y a traer un taco a la casa, eso nunca debe faltar”.
> ¿Cuánto tiempo te quedas como estatua?
“Empiezo mi trabajo desde las 11 de la mañana y acabo a las 5 de la tarde”.
> ¿No te daña la piel ese maquillaje?
“No. Es maquillaje profesional, no es tóxico, no causa alergias, es un polvo con base de aceite para bebé por eso es el brillo en la piel, pero no me pasa nada”.
> ¿Cuánto tardas en quitarte todo el maquillaje?
“Igual, de 30 a 40 minutos”.