No sólo Monterrey es del mero San Luisito, como dice el corrido de la ciudad, también de ahí es Adriana Hernández Sánchez, la luchadora olímpica de apenas 17 años de edad que en los próximos meses buscará ganar su boleto para representar a México en los Juegos Olímpicos de París 2024.
Originaria del emblemático barrio bravo del centro regiomontano, la atleta de alto rendimiento comenzó su carrera deportiva nueve años atrás en el Centro Comunitario de la colonia Independencia, a donde llegó gracias a que su mamá era trabajadora de limpieza del lugar.
En un entorno social impregnado de violencia, Adriana prefirió enfocar su tiempo libre en el deporte y de inmediato comenzó a destacar por su talento.
Probó de todas las disciplinas: gimnasia, porristas, boxeo, Tae Kwon Do y halterofilia, pero fue definitivamente la lucha olímpica en la que la joven mostró el mejor desempeño y sólo fue cuestión de práctica y tiempo para que las medallas de oro comenzar a llegar.
Primero como representante del comunitario, después de Nuevo León y finalmente de México, el nombre de Adriana se ha mantenido en lo más alto del podium desde 2015.
Santiago de Chile fue sede de la primera competencia internacional a la que asistió la oriunda de la colonia independencia en la que obtuvo el segundo lugar para México en el Campeonato Panamericano de Lucha 2017.
Un año después y con una “deuda deportiva“ con el país, la joven acudió a Guatemala para participar en una nueva edición de la competencia continental en la que se alzó con el oro.
La hazaña se repitió al siguiente año y ahora en suelo azteca cuando la ciudad de Morelia, Michoacán fue la sede de los mismos juegos.
Aquí, Adriana fue la única mexicana en llevarse oro y eso le valió para obtener su boleto al Mundial de Lucha en Sofía, Bulgaria.
“Se siente muy bonito ver la bandera de México en lo alto y escuchar el himno nacional fuera de tu país, aunque en Morelia también se sintió muy bonito“, expresó la regiomontana.
Y aunque durante varios meses se preparó para que la bandera mexicana hondeara en lo alto de la competencia, un error de comunicación le prohibió finalizar el torneo en el país europeo.
“Perdí la semifinal contra Japón y me tocaba competir por la medalla de bronce contra India, pero al final no pude participar. Se suponía que en mi categoría (hasta 46 kilos) tenía dos kilos de tolerancia, pero a la mera hora nos dijeron que no y ya no pude participar por el bronce contra India. Fue algo terrible“, expresó la entrevistada.
Con un golpe anímico evidente Adriana regresó a México, sólo bastaron unos cuantos días para que se enfriara su cabeza pusiera su mirada en un nuevo objetivo: un nuevo Mundial de Lucha y la posibilidad de llegar a los Juegos Olímpicos de París 2024.
Actualmente, la atleta entrena dos horas diarias, seis días a la semana. Por tal motivo, desde hace siete años, la regiomontana se mudó a la Villa Deportiva Olímpica de Nuevo León, ubicada en el Parque Niños Héroes.
El domingo, que es un único día de descanso, la joven lo ocupa -la mayoría de las veces- para cumplir con sus tareas de preparatoria- mientras visita a sus padres en el barrio que la vio nacer.
La meta de la regiomontana es ganar la próxima competencia nacional para así poder ir al torneo Panamericano, en donde se definirá el boleto para un nuevo mundial.
Y aunque le encantaría asistir a la nueva edición de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, aseguró que las plazas en su disciplina ya se están disputando, por lo que tendrá que esperar cuatro años más para intentar ganar su boleto a París 2024.
“Mi sueño es ganar un Mundial e ir a los Juegos Olímpicos. Ahorita ya no puedo aspirar a Tokio, pero sí a París“, mencionó la entrevistada.
Con un temple de acero, la chica que aún es menor de edad, ha logrado forjar su carrera a base de esfuerzo y contra todo estigma.
Y es que, en una disciplina en la que pocas mujeres se interesan, Adriana le ha regalado a Nuevo León y México muchas satisfacciones, convirtiéndose en un símbolo de inspiración para las nuevas generaciones del barrio bravo de la Independencia. v