
Antes de escribir “Texas”, su más reciente novela, Carmen Boullosa confesó que nunca antes había visitado este estado norteamericano que colinda con el noreste de México, pero un buen día, gracias a una casualidad, decidió leer y empaparse de la historia de esta región fronteriza sureña, para luego transmitirla a sus lectores.
“Para empezar, soy chilanga, vivo en Nueva York. Yo no había puesto un pie en Texas, excepto para cambiar de avión en Houston o en Dallas. Texas era para mí una tierra incógnita; me resultaba un territorio sin demonios, sin alma, por no conocerla, no le veía el imán por ignorancia”, reveló la escritora Carmen Boullosa durante la presentación de “Texas”, el pasado 16 de abril en el Auditorio de Mune.
Pero mientras la también autora de “Antes” y “Las Paredes Hablan” estaba involucrada en otro proyecto literario, se topó con Juan Nepomuceno Cortina, un personaje fundamental en la historia texana y cuyo nombre despertó la curiosidad de Boullosa.
“Preparaba yo el terreno para un libro que no tenía nada que ver con Texas cuando topé por error con Juan Nepomuceno Cortina, y me llamó la atención el nombre, es un nombre usual en mi familia.
“Y este es el héroe de los México-texanos; el primero que usó el término de la raza; el barba roja que temieron los gringos que encabezó las guerras de Cortina, ocupó Brownsville y seis veces entró en territorio americano”, mencionó.
Comentó que al conocer al personaje quedó fascinada, por lo que indagó más sobre su vida y una de las cosas que le sorprendió es que Cortina no se encuentra en el panteón de los héroes nacionales mexicanos.
“Cortina no está en el panteón de los héroes nacionales mexicanos, ¿y por qué? Es una figura más que pertinente. Y por contestar esta pregunta, me atrajo el personaje y pensé que Cortina podía protagonizar una de mis columnas del periódico”, añadió.
“MORDÍ EL ANZUELO DE TEXAS”: BOULLOSA
Una vez que descubrió el personaje de Juan Nepomuceno Cortina, nombre que le recordaba a sus familiares, la narradora leyó primero la biografía que Carlos Larralde hizo sobre este líder y posteriormente la que hizo el profesor de Historia de la Universidad de Texas, Jerry Thompson.
“Siguiendo a este segundo autor que es fantástico, mordí sin darme cuenta el anzuelo de Texas. El Texas novo hispano, después el mexicano; el Texas de los búfalos o bisontes, apaches y demás y después el del vaquero.
“Me intrigó sobremanera la figura del vaquero. Volví por la figura del vaquero a releer el Martín Fierro que no había vuelto a tocar desde la preparatoria. Gocé enormemente a Martín Fierro; de ahí, de los indios, me fui a los apaches, ese genérico que usaba mi abuelo; y de ahí a los comanches que son tan diferentes a los kiowas, los carancahuas y con estos de vuelta a Nepomuceno”, añadió Boullosa.
La columnista de El Universal afirmó que además de documentarse debidamente para escribir “Texas”, se apoyó mucho en imágenes, pues aclaró que ella todavía escribe con pluma fuente y en su cama.
“Busqué imágenes, yo todavía escribo con pluma fuente, en mi cama, en las mañanas y escribo mucho con los ojos. Necesito ver imágenes cuando estoy escribiendo y empezando a ver cómo va a ser mi novela”, subrayó.
WESTERN TEXANO
CON MOLE
Por “Texas” desfilan una serie de personajes como vaqueros, rancheros, rangers, indios, ciboleros, gringos, mexicanos, inmigrantes de distintos orígenes como los alemanes, entre otros, pero Boullosa le da voz también a los animales.
“Detesté al cibolero, el que iba a cazar búfalos, porque una cosa era ir contra el bisonte para proveerse de ropa y tener algo de comer y otra cosa muy distinta era el cibolero. Bueno también murieron los búfalos por culpa de las vacas.
“También por cierto me enamoré de las vacas. Las vacas hablan en la novela por supuesto, y también tienen su voz, fueron un factor importante; las vacas y los caballos requerían tanto pasto y tanta agua, que envidiosamente no les dejaron espacio al búfalo para sobrevivir”, manifestó.
Por otro lado, reiteró su amor a primera vista por Nepomuceno Cortina, a quien le enumeró las siguientes cualidades: terrateniente, vaquero, experto en el lazo, bueno con la pistola y guapetón.
“Más me gustaba Nepomuceno por sus claroscuros y su defensa de la raza, y que según cuenta la leyenda, el fuera el primero que usara el término. Me di cuenta que el romance entre el vaquero sucio y yo se había convertido en amor del bueno”, señaló.
Además, la escritora autodefine esta novela como el western al estilo de Sergio Leone, pero con un toque muy mexicano.
“Quería contarlo todo, qué mejor para recuperar el imaginario que se escapó de México con la pérdida del territorio, que recurrir a un western y reconfigurarlo como un Texas wenster, pero no el espagueti western, sino más bien es un western texano con mole”, expresó.
En la presentación de la novela que se realizó dentro de la Cátedra de Alfonso Reyes, Carmen Boullosa estuvo acompañada de Donna Kabalen, directora del Departamento de Estudios humanísticos del Tecnológico de Monterrey y de la historiadora Beatriz Livas.