
Sus inicios fueron en el periodismo en Cadena Televisora del Norte, hoy Televisa Monterrey, pero sus ganas de sobresalir lo llevaron a incursionar en la iniciativa privada y el mundo directivo de equipos como los Tigres.
En entrevista, Guillermo Martínez hace un repaso de su vida profesional donde, asegura, la necesidad de contar historias siempre han tenido un papel muy importante.
Ha trabajado para un ex presidente de la República, para dos gobernadores en temas de comunicación social, y para un poderoso empresario como Ricardo Salinas Pliego de TV Azteca, y fue fundador de programas deportivos en las principales radiodifusoras y televisoras de Nuevo León.
—Primero gracias por recibir a Hora Cero en tu agencia M58.
Ya tenemos un buen tiempo trabajando en el tema de marketing, publicidad, estrategias de comunicación. Aquí estamos, justamente haciendo lo que tantos años aprendimos y experimentamos.
—Quienes estamos en el mundo deportivo, empresarial, político y periodístico te conocemos, sin embargo, me gustaría que aquellos que no te conocen supieran de ti, que te presentaras.
Mira yo me vine de Ciudad Victoria a estudiar y poca gente lo sabe. Tenía un tío doctor y mi padre me insistía mucho por esa carrera. Soy un médico frustrado porque estudié un par de semestres en la Universidad Autónoma de Nuevo León y me di cuenta que definitivamente no era mi vocación, y me decidí estudiar comunicación en la Universidad de Monterrey.
Llegué prácticamente a los 15 años a estudiar acá, me aventé toda la carrera y por eso me considero un “tamauliregio”.
Terminé la carrera y me metí a la televisión desde chícharo, empecé cargando cables, siendo reportero, conductor en Televisa Monterrey que era la Cadena Televisora del Norte.
Me tocó trabajar con Grupo IMSA con la familia Clariond en temas de publicidad y mercadotecnia donde me dieron la Dirección de Comunicación; estuve con ellos siete años.
Después de IMSA a uno de los integrantes de la familia le entró el gusanito de la política: mi compadre Benjamín Clariond.
De repente me habla y me dice: “Oye, necesito que me acompañes a una de las aventuras más emocionantes de mi vida. Escríbeme una carta porque la quiero tener ahí guardada por si se ofrece. Es una carta de renuncia al Grupo IMSA”.
Como alcalde de Monterrey me ofreció la Secretaría de Desarrollo Social a los 32 años. Ahí me di cuenta que no sabía nada de política, pero podía aprender y cuidarle un poco la chamba a unos de los dueños de IMSA.
Recuerdo que don Eugenio Clariond, que en paz descanse, una vez me dijo: “Te vas porque eres leal y vas a cuidar a mi hijo”.
—Vamos hablar de eso más adelante, de tu incursión en la política. Pero si mal no recuerdo durante tus primeros pasos en el periodismo, fuiste reportero financiero y de deportes…
En aquel tiempo todos hacíamos de todo. Me acuerdo que cuando entré a la televisión Gilberto Armienta Calderón, director de noticieros de Televisa me decía: “Oye aquí hay que hacer de todo para ganar un poquito más de lana”; entonces de lunes a viernes cubría actividades de la CANACO y CAINTRA, reporteaba y hacía guardia.
— Una fuente de información muy aburrida.
Pues sí, pero se debía sacar nota. Que si la inflación, los programas de gobierno y el tema de las cámaras. Tienes que tener mucha imaginación para estar sacando notas.
De pronto el fin de semana me decían: “Necesitamos que se cubra el partido de Tigres o el de Rayados, un torneo de tenis, de lucha libre”. La verdad le entré a todo.
Tenía ganas de abrirme paso y de agarrar el micrófono, traía al camarógrafo y hacíamos cobertura de todo.
—¿Y los deportes te gustaban?
Desde los siete años me sabía de memoria las alineaciones de todos los equipos de futbol porque tenía un tío, Manuel Martínez, que me llevaba todas las revistas y me las devoraba.
—Yo te conocí en Televisa Monterrey previo al Mundial de Italia 90. Creo que empezaban tú y Toño Nelli a planear un programa que aún está vigente, ¿estoy cierto?
Toño Nelli llega conmigo porque Gilberto Marcos, director de Televisa Monterrey, fue a dar una conferencia al Tec y de repente se levanta un joven muy atrevido, era Toño y le dice: “Oiga ¿por qué no hay oportunidad para los jóvenes en la televisión?”.
Entonces Gilberto responde: “Le voy a pedir a Memo Martínez que te de una cita para ver si te puede dar una oportunidad en el área de deportes del canal”.
Al día siguiente estaba sentado con Toño Nelli y ahí mismo lo contraté. Le di el micrófono, y ahora es un gran maestro de la crónica; me siento muy orgulloso de ser su compadre y ver su carrera triunfar a lo largo de tantos años.
Luego, en un retiro temporal de don Roberto Hernández Junior, muy querido y que en paz descanse, nos llama y nos dicen: “Hay que hacer una estación hablada”. Entonces fundamos La RG.
— A lo mejor la gente no sabe que en esos años hay una relación o sinergia entre Multimedios y Televisa Monterrey.
Sí, se llamaba TeleVida y lo dirigía Enrique Gómez Junco. TeleVida capitalizaba la programación de tanto el Canal 2 como del Canal 12, además de las estaciones de radio.
—¿Tu gran sueño era cubrir un Mundial de Futbol, hacer crónica de una final; ir a unos Juegos Olímpicos?
Eso era a lo que aspirabas. La crónica es un género periodístico muy difícil y el que no lo quiera reconocer que narre un desfile para que se cale.
Pero sí creo que todos aspiramos a tener una posición relevante, a mí me gustaba mucho conducir programas de polémica, por eso llegué con Gilberto Marcos un día a desafiarlo y le dije: “Vamos a revivir La Peña Futbolística”, me la dió y me dijo: “¿De cuánto la quieres?” y le dije: “De 90 minutos, lo que dura un partido de futbol”. Era un desafío para mí.
Quería ir más allá de lo que se hacía tradicionalmente, y la verdad es que los grandes consorcios son a veces muy rígidos.
Para hacer un paralelismo, en aquel tiempo no te podías salir del guión. Luego viene TV Azteca y revoluciona con lo que hoy vemos como una naturalidad enorme con Martinoli, García, Zague y Campos haciendo diabluras; eso es lo que queríamos hacer pero no nos dejaban.
—¿Eran más acartonados?
Sí, hoy es más irreverente y va más con los millennials y centennials.
— Cuando viste a tu ex compañero Toño Nelli entrar a Televisa México, narrar partidos de Liga y en un Mundial de Futbol, ¿no dijiste: “al diablo la función pública, quiero volver hacer deporte?
Fíjate que no, en el Mundial de México 86 me pasó algo que marcó mi vida. Ya había narrado y me preparé para narrar ese campeonato.
Me atreví a pedirle permiso a la familia Clariond, y les dije: ‘Me voy ausentar un mes por el Mundial, aunque no me paguen, pero esta experiencia no me la quiero perder’. Y ellos me dijeron: “adelante Memo, te esperamos”.
Llego a México con toda la ilusión para empezar el Mundial y me programan con Heriberto Murrieta para el partido inaugural. Pero hay un pequeño detalle, me dicen, que es por radio y me sentí mal porque yo me había preparado para narrar en televisión.
Entonces dije: “¿Por qué voy abandonar mi chamba un mes para narrar por radio? si el Mundial del 86 es el Mundial de la tele”. O sea, con todo respeto, me sentía mal, no debió ser así pero tenía una frustración porque era muy joven, no tenía la madurez ni la consolidación de hoy y decía: “¿Para qué voy a narrar radio? ¿Para que los traileros me oigan en las carreteras? Pues no”.
—Pero eran tiempos donde la radio estaba muy fuerte y tenía mucha audiencia.
Sí, pero el Mundial del 86 -me vas a disculpar- era de la tele.
Aparte en ese tiempo no había tele cerrada, todos los partidos eran en tele abierta. La verdad me entró un valor de esos de congruencia y no me arrepiento para nada. Fui y me enfrenté con el director de Producción de Televisa y le dije: “Señor, yo no acepto, me retiro discúlpeme”.
Fue terrible. Llegué y le conté todo a Gilberto Marcos, le comenté: “Te van a pedir mi cabeza”, y entonces Gilberto me dice: “No, no pasa nada, el Mundial te lo avientas aquí en Televisa Monterrey”.
— En el tema del “Benjas”, sin duda rompió el molde de un gobernante. Fue un gobernador diferente ¿Qué significó trabajar a su lado?
La verdad que el “Benjas” es un personaje, tú lo has dicho, lo sigue siendo; mi compadre tiene 73 años, pero tiene una vitalidad de un hombre joven, que contagia la alegría por vivir y efectivamente le dio un giro a esa solemnidad en los presídium y pódium.
El “Benjas” te desnuda con su sencillez a pesar de ser un hombre acaudalado, un hombre de familia, de apellido, pero ese es el “Benjas” y trabajar a su lado fue una aventura, porque como todos llegamos idealizando muchas cosas.
El Monterrey de aquella época, con sindicatos, giros negros, mafias, con tantas tentaciones y tantos intereses, la vivimos, la enfrentamos, la encaramos y el resultado no fue malo. Creo que el “Benjas” fue un buen alcalde.
A mí me pulió mucho, yo tenía 32 años y fui Secretario de Desarrollo Social; hicimos cosas muy padres como el hermanamiento de ciudades, darle giro y vuelo a Monterrey, poner orden en el tema de los reglamentos, pues el marco jurídico estaba totalmente abandonado.
Terminamos, nos despedimos y me fui a trabajar como director Comercial de Multimedios con Enrique Gómez Junco.
Fue una aventura muy bonita, una experiencia con don Francisco González, gran empresario, un hombre admirado y respetado.
Pero me quedó el gusanito de la política y me voy dos años como director de comunicación social en el gobierno de Sócrates Rizzo.
Sócrates ya había invitado a gente de Benjamín porque, a pesar de las disputas y las rivalidades, él tenía una gran admiración por ese gran equipo.
Luego las presiones de los medios, tanto de El Norte como de Multimedios, me dejaron en medio y Sócrates no aguantó la presión y me dijo: “Vente a Promoción Social”.
Luego se viene la caída de Sócrates y de todo su gabinete y viene interinato el “Benjas”, y vuelvo como director de comunicación.
—¿Y cómo se dió tu incorporación a trabajar en Los Pinos en el sexenio de Ernesto Zedillo?
Terminamos esa fase y me cae la invitación del presidente Zedillo que vino 18 veces en el período del “Benjas”, casi venía una vez al mes.
En una de las últimas giras le dijo al “Benjas”: “¿Qué vas hacer con Memo?”. Yo iba en el helicóptero con Carlos Almada que era el vocero de la presidencia, entonces le dice el “Benjas”: “Lo que diga, señor presidente”, esas eran las respuestas de esa época y creo que hoy también
Y Zedillo le dice: “Quiero que se venga de director de Medios de los Estados y que haga lo mismo que hace aquí contigo, pero con los 32 estados”. Me aventé como un año y fracción y fue una gran experiencia.
—¿Fue como cubrir o hacer crónica de una final del Mundial?
Pues sí, fue una distinción no solamente para mí, sino para Nuevo León, porque cada que nombras un director de Medios de los Estados en Los Pinos estás distinguiendo el trabajo de ese Estado.
—¿Es cierto que un director de comunicación social tiene que darle por su lado al político, gobernador o alcalde si no te corren, o es un mito?
Pues sí, la verdad es que el 90 por ciento de los casos es así, y conforme vas aprendiendo te vas dando cuenta que si realmente quieres darle valor a tu chamba, no tienes que ser barbero o comparsa de tu jefe. Se vuelve un atrevimiento pero también, al mismo tiempo, se vuelve el mayor acto de lealtad, para mí la lealtad en la política está en decirle a tu jefe las cosas como tú las analizas y las ves.
—¿Aun cuando estés en riesgo de perder el trabajo?
Aunque duela y esté en riesgo tu chamba. Lo que no puedes hacer es cometer el pecado de omisión, eso es lo que yo aprendí de la política.
Llevo cuatro gobernadores y han sido experiencias diferentes, pero en todos los casos me he comportado en ese mismo tono. Al final te ganas la envidia y el celo de medio gabinete, pero tu chamba y lealtad está con quien te contrató y te invitó al proyecto.
—Y en decirle como son las cosas…
Sí, y a veces duele. A mí me ha tocado cuando uno de mis ex jefes me dejó de hablar tres días y de repente dices: “¿A dónde me voy si ni me ha renunciado ni he renunciado? ¿Qué rol debo jugar estas horas?”.
Yo no quiero ser regidor, ni diputado, ni senador, no aspiro a eso, a mí me han ofrecido diputaciones plurinominales…
—¿No te han interesado?
Jamás.
— Zapatero a tus zapatos…
Yo soy un profesional de comunicación y del marketing.
—Tu experiencia en el Grupo Multimedios ¿fue buena o mala?
Pues mira, en aquel tiempo fue muy buena relación con Enrique Gómez Junco; con Federico Arreola que estaba ahí en el Diario; con Jorge Villegas que en paz descanse, con todos ellos.
Don Francisco fue muy amable conmigo, mucho respeto. Sé que no le agradó que me fuera con Sócrates Rizzo pero bueno, ahí no podía hacer más, tenía que decidir.
—¿Y don Francisco González es duro en cuanto a los negocios?
Es un gran empresario que hace muy bien su trabajo porque le da empleo a miles de familias. Y el éxito ¿cómo se lo discutes?
Ha sido bueno tratar con su hijo Francisco, que también es un tipo brillante para los negocios y con el cual yo me he entendido muy bien en las veces que hemos coincidido.
Creo que los millennials y centennials son los que definen hoy los contenidos que van apelando a la emoción, aunque digan mentiras. Si no aprendemos a vivir así entonces no podemos analizar fenómenos como el de Samuel García, o como tantos que en campaña a través de las redes sociales logran un posicionamiento y un convencimiento a la gente para que voten.
—El mismo “Bronco”…
El mismo Jaime Rodríguez es un fenómeno de redes sociales. A mí me tocó llegar al cuarto año y medio de su chamba inexplicablemente, porque no lo puedo explicar de otra forma. De repente un día yo iba manejando y me habla su secretario particular, un buen amigo, Enrique Alanís, y me dice: “El gobernador te quiere invitar un café”. Fui a palacio, me tomé un café y ahí me hizo el ofrecimiento: “Vente y agarra todo, tu controla la comunicación del Canal 28, Radio NL…”.
— Me dijiste que no quisiste.
No es que no quisiera, yo le dije: “A ver gobernador, tengo una empresa ya posicionada y no puedo tomar esa decisión, pero con mucho gusto deme una semana para analizar cuál es el esquema con el que te puedo apoyar y con mucho gusto lo reviso”. Y muy amablemente Jaime me dijo tomate el tiempo.
Entonces regresé con él a la semana y el mejor esquema que encontramos era el de asesor.
Cuando se viene el Covid realmente hicimos una gran estrategia, pusimos a la ciencia por delante de la política y se hizo un trabajo profesional por parte del gobierno del Estado para poder contener los embates de una pandemia.
—Memo me voy adelantar a la preguntar sobre lo hostil que fue “El Bronco” al principio de su sexenio con algunos medios de comunicación (las televisoras). ¿Crees que fue buena la estrategia?
No, “El Bronco” se equivocó desde mi punto de vista. Estoy convencido que se puede llegar a una posición de gobernador o de alcalde, incluso de presidente de la República por las redes sociales, pero para gobernar y llevar a cabo la tarea tan delicada de gobernar, se requiere de los medios tradicionales. Es necesario tener presencia y mensajes bien posicionados en los medios.
—Y eso se lo sugerirías a Samuel García?
A Samuel y a quien crea que solamente con las redes sociales pueda gobernar. No es un tema de persona, es un tema de la esencia de comunicación.
Mira, el internet inició hace 30 años, las redes sociales hace 15 años, los aparatos inteligentes hace 8 años, pero tu dime si la plataforma o el medio ha sido fundamental en la comunicación. Lo que hace fundamental en la comunicación es entender a quién le estás hablando.
Los medios tradicionales son los que le dan credibilidad a la gente. La gente dice: “Lo vi en la televisión, lo escuché en la radio, lo leí en el periódico”.
—Un ejemplo es el Deforma.
Sí, claro, la distorsión. Ya cuando ves la broma dices: “Ah, es Deforma”, pero la gente que está esperando una noticia para el regreso a clases, que está esperando el camión para un tema de movilidad o que se le va el agua y hay que avisarle a la comunidad, tienes que apoyarte y anclarte en el medio tradicional.
— Tú apoyaste, asesoraste, conociste a uno de los históricos del periodismo de Monterrey y a nivel nacional: Ramón Alberto Garza…
Es uno de los mejores periodistas que yo he conocido. Creo que está en su etapa de madurez más importante, porque en su vida personal es un hombre que se ha consolidado, que está en paz consigo mismo.
—Memo vamos a entrarle al tema de futbol.
Dale, eso me apasiona mucho.
—¿Cómo se dio tu llegada a los Tigres en el 97? Si no me equivoco fuiste el segundo periodista presidente de los Tigres, después de José Luis Esquivel.
Sí, efectivamente tienes toda la razón. El maestro del periodismo y gran amigo José Luis Esquivel fue presidente ejecutivo del Club Tigres en la época de Manuel Silos, dependiendo cien por ciento de la universidad.
Yo estaba trabajando en Los Pinos con Zedillo, Liébano Sáenz y Fernando Lerdo de Tejada, y de pronto me habla José Luis Carrillo, quien le daba servicio a Cemex, es un experto en temas de búsqueda de talentos y de directores, vicepresidentes y directivos.
Me habla y me dice: “Quiero que me dediques un desayuno en Monterrey en el Quinta Real, ponle fecha”, así muy contundente, y le dije: “Espérame, estoy con el Águila aquí en Los Pinos ¿de qué se trata?” Y me dice: “Pues mira, estás en una terna para ser presidente ejecutivo del Club Tigres y el consejo decidirá”.
El consejo estaba integrado por Carlos Salazar Lomelí y Pepe González Ornelas de FEMSA; y Pepe Domene y Bernardo Zambrano de Cemex
Cuando me designan presidente y hablando en plata fina, era tres veces de lo que me pagaban en Los Pinos. Entonces ya no había vuelta de hoja.
—¿Por quién entraste? ¿Quién era el presidente de Tigres?
Pepe González Ornelas estaba dejando la presidencia para quedarse en el Consejo y estaban buscando un presidente. El vicepresidente era Fernando Urdiales que no se quedó.
Vendimos los primeros 12 mil 500 abonos en la preventa del estadio, me traje al “Matador” Luis Hernández para reforzar el equipo. Venía recién ascendido el equipo, era un plantel muy respetable, teníamos a Siboldi en la portería, a Pablo Hernández Roetti, a Sánchez en la central y luego teníamos al “Flaco” Gómez en la lateral izquierda y en la media cancha a Joaquín del Olmo.
Luego vino Saavedra, estaba “El Pastor” Lozano. Había gente muy talentosa adelante como El “Diablo” Núñez. Se acababa de ir la “Coca” Mendoza; estaba también el licenciado Guerra que lo trajimos de básicas, el técnico y gran admirado era “Bato”, Osvaldo Batocletti.
—¿Cuál era el ánimo después de haber sufrido el descenso? Me imagino que había secuelas todavía en la institución.
Sí, aprendimos la lección de que no podíamos dejar caer al equipo. No estábamos estabilizados para nada, no éramos un equipo protagónico, éramos un equipo, con todo respeto, de media tabla.
—En tu faceta de presidente ¿la temporada fue buena, regular a mala?
Creo que fue de regular a buena. No fuimos malos porque, por ejemplo, el equipo no ganaba de visitante y ganamos cuatro partidos de visitante. Entonces ese Tigres era espectacular y atrevido, claro, nos llevamos una goliza con el América de 6 a 3 en el Azteca el día que Cuauhtémoc Blanco salido endiablado, pero luego veníamos aquí y le metíamos 5 a 2. Ese era el Tigres de nosotros, un equipo muy atrevido y muy irreverente, que metía muchos goles y le metían también.
—¿Qué hubiera pasado si Cemex no toma el equipo?
Creo que el equipo estaba predestinado al fracaso, porque conforme avanzaba esto era más difícil mantener una nómina con figuras importantes para poder competir dignamente en una ciudad como Monterrey.
Fue un gran rescate de la iniciativa privada, del grupo Femsa y Cemex, porque el que estaba en desgracia y en crisis era Tigres. Entonces ese gran rescate pasará a la historia y tenemos que agradecer porque lo que hoy gozamos es justamente el esfuerzo de esa iniciativa privada por rescatar, proyectar y consolidar.
— Memo, dime honestamente, de joven y niño ¿siempre fuiste tigre o americanista, necaxista o chiva?
Tengo una frase que para mí es un lema de vida: “Yo soy de donde me involucro”.
— ¿Te pones la camiseta?
Me la tatuó, la traigo tatuada. De niño le fui a las Chivas porque nací en Ciudad Victoria. Entrando a los medios traté de ser lo más imparcial que pude, de hecho hay gente que todavía me lo dice: “Oye es que tu nunca fuiste ni Rayado ni Tigre”. Tuve problemas tanto con el Monterrey como con la directiva de Tigres.
Yo me pelée con Pedro García, técnico de Monterrey y luego tuve grandes discusiones con la directiva de Tigres cuando hicieron una barbaridad con los jugadores. Era una etapa sucia, negra, fea. Me metí con el micrófono y reclamé el homenaje que le quedaron a deber a Carlos Muñoz.
—Quién ha sido mejor técnico de Tigres: ¿Carlos Miloc o “Tuca” Ferreti?
En resultados “Tuca”. Definitivamente la era del “Tuca” es muy exitosa. (Pero) Los técnicos no ganan solos, ellos ganan con un gran plantel y grandes jugadores y la personalidad del directivo.
Creo que la época de Carlos Miloc tuvimos personajes en la directiva con presencia y liderazgo, como Luis Eugenio Todd, el rector Alfredo Piñeyro, Roberto Chapa mi compadre, grandes figuras como Roberto Méndez y Carlos Suarez, solo por mencionarte algunos. Son señores a los que el futbol de Monterrey les debe mucho.
Luego viene “Tuca” y Alejandro Rodríguez que hizo un gran trabajo en la directiva, porque la verdad un equipo sin banca no hubiera podido lograr lo que logró.
—Pero es esa combinación ¿técnico y plantel..?
Es todo, porque tú no puedes evaluar un técnico solo.
— ¿Fue sana la salida del “Tuca”?
Sí, se terminan los ciclos y creo que es muy sano para el futbol regiomontano, para la organización de Tigres y también para el mismo “Tuca”. Creo que ya necesitaba un cambio de aire. Las cosas se viciaron un poco y creo él ya estaba tomando atribuciones por encima de lo que le pides a un técnico, y la directiva ya estaba un poco incómoda.
Cemex, que es una gran empresa, tampoco iba a seguir una espiral negativa, tenían que tomar decisiones de común acuerdo y creo que fue sano.
—Te sigo preguntando de futbol porque fuiste directivo y periodista: ¿quién ha sido el mejor jugador de Tigres, Barbadillo, Boy o Gignac?
Depende la época. Si yo fuera el técnico me quedo con Gignac, a pesar de que decíamos que Barbadillo y Boy se echaban al equipo en el hombro. Gignac ha logrado resultados y ha contagiado a esta afición en una era de redes sociales en donde ,repito, los millennials y centennials cuentan, o sea, no es lo mismo que lo que lograron Boy y Barbadillo.
Ya si me llevas exclusivamente a la calidad futbolística, la clase de Tomás Boy para mi es insuperable como jugador. Lo tuve como técnico en Morelia, tiene una personalidad con la cual yo transito bien porque me respeta, pero sí es difícil, tiene un ego muy especial: se quiere mucho.
—¿Cuál ha sido el real impedimento para que un histórico de como Boy sea técnico de Tigres?
Yo creo que ese sentimiento ya se superó. Han pasado ejemplos de técnicos que llegan después de haber sido estandartes e imagen de su club, y finalmente no pasa nada.
Recuerdo una carta que le envió Ricardo Salinas Pliego a Tomás cuando dejó el equipo donde le dijo: “Lamentablemente Tomás eres un gran jefe, pero te falto ser un gran líder”.
Barbadillo era un diablo. Me tocó entre vistarlo en el vestidor de Tigres como reportero cuando se va al Udinese. Lo vendió Eugenio Todd en una gran transacción y era un extraordinario jugador. Recuerdo que no había mejores punteros derechos en el futbol mexicano que la “Cobra” Muñante y Barbadillo… los dos peruanos y extraordinarios.
— ¿Cómo llegas al grupo Salinas?
Por Gustavo Guzmán, compadre de Ricardo (Salinas Pliego). Por alguna razón cuando salgo de Tigres me dice: “Deberías probar suerte con nosotros”. Me hizo una entrevista, me pasó con Ricardo Salinas Pliego y recuerdo que fue una reunión muy interesante de media hora sin celulares. Es un señor que me enseñó muchas cosas, un gran empresario y un gran tiburón.
Me dieron la chamba de director de Ventas de Gobiernos y Director de Negocios de Futbol, y ahí me toca llevar la relación con grupo Televisa para la Selección Nacional.
— ¿Cuándo ya TV Azteca puede transmitir los partidos de la selección nacional?
—Ya empezábamos a transmitir los partidos y a mí me toca negociar en función de los puntos de rating. Televisa tenía el 66 por ciento y nosotros el 33 por ciento.
Empezamos a compensar y equilibrar la situación en medida de los Mundiales. Me toca el Mundial Japón-Corea, el de Alemania y con la presidencia de Alberto de la Torre pudimos equilibrar.
Nosotros teníamos ocho equipos chicos, pero en el 99 empezamos a ganar el campeonato con Pachuca con Jesús Martínez, y luego ganamos campeonato con Santos,
Monarcas, fue de la época del 99 al 2006, y ahí comienza a surgir ese liderazgo de Martinoli, García y Campos; Zague se lo trae José Ramón (Fernández) y luego se regresa a Televisa porque ¿cómo que el principal goleador del América se va a ir para allá? Y finalmente regresó a TV Azteca.
Se equilibraron los rating y ya es 50 y 50.
—Una vez me contaste una anécdota -y me gustaría que la compartieras-, cuando José Ramón Fernández, el ícono del periodismo de futbol en México, estaba en Alemania, nace su hija la más pequeña y no viene a México.
José Ramón es un hombre muy disciplinado y estricto consigo mismo. Se reclama cosas, es un verdadero profesional.
Ricardo Salinas y Mario San Román, que era el director de la televisora, me dicen: “Oye, va a nacer la hija de José Ramón ¿le mandamos el avión para que venga a ver a su hija?. Dile y convéncelo.
Estábamos comiendo ahí en el Mundial de Alemania y le digo: “Oye José Ramón, fíjate que va a nacer tu hija y creo que es conveniente que aceptes la oferta de Ricardo Salinas, que el avión te lleve y te regrese, te pierdes un programa”.
Me dice: “¡no!, de ninguna manera amigo Martínez, ¿qué te pasa? Todos mis hijos han nacido así y yo trabajando. ¿Por qué ella va hacer la diferencia?”. Y le dije: “Mira José Ramón, hoy eres el gran jefe porque has consolidado una carrera y mereces la confianza del dueño de la empresa. No era así cuando nacieron tus otros hijos porque eras un soldado, no eras el gran general, entonces tienes que entender que es diferente”. Pero no aceptó.
Entonces me dice Mario Román: “Se me acaba de ocurrir algo, cuando nazca la niña vamos hacer transmisiones desde el estudio con todos los colaboradores de aquí en México y allá pones a José Ramón y todos los colaboradores de allá de Alemania”.
Ya nacida la niña empieza José Ramón el programa y le dice Mario San Román: “Oye, vamos hacer un enlace para los colaboradores de ambos lados y reconocernos el trabajo que están haciendo”, pero no le dice que en el estudio en México estaban su esposa e su hija.
La toma de la cámara está cerrada con Mario San Román y empieza hablar y se empieza abrir y le dice: “Te quiero presentar a tu nueva heredera para que la conozcas”. Y aquel se desdibujó y se descuadró completamente.
Termina la transmisión y me dice: “Tú eres el culpable de esto”. Y le digo: “Bueno, soy culpable de hacerte feliz y sabes que se te quiere”.
—Oye Memo ¿es difícil alejarse de la familia para irse a trabajar como en aquel tiempo?. Por un lado tus hijos muy orgullosos, pero ¿y tu esposa?
Pues muy solidaria. Tenemos una frase que siempre compartimos; “Somos socios para la aventura”. Hemos transitado muy bien y estamos por cumplir 34 años (juntos). Es una vida por la cual tengo mucho que agradecerle.
Pero sí, la familia ha sido muy solidaria. Sabíamos que para crear un buen patrimonio, dejarles una buena educación a los hijos y tener una vejez más digna teníamos que apostarle. Y en ese esquema nos las jugamos y al día de hoy podríamos decir que vamos bien.
—Hablando de riesgo, tuviste una decisión muy difícil en irte a Tamaulipas cuando en 2010 mataron a un candidato. ¿Cómo pudiste transitar en ese cargo?
Fíjate que cuando pensé que mi vida iba hacer tranquila de pronto Rodolfo Torre Cantú, -que en paz descanse-, me dice: “Quiero que me ayudes”. Fui a Ciudad Victoria y me encargó unas cosas.
Cuando muere trágicamente Rodolfo me habla José Manuel Basave y me dice: “Estoy casado con una hermana de Rodolfo y Egidio (Torre Cantú, candidato a gobernador del PRI), quiere conocerte”. ¿Cómo le vas a decir a un gobernador que no lo quieres conocer? Para mí fue una coincidencia porque mi padre había muerto dos años antes.
Me entrevista Egidio y me dice: “Quiero ofrecerte el trabajo de coordinador de comunicación social y quiero que te vengas. Eres mi primer nombramiento”. Y le respondí: “Deme chance de pensarlo” y me ataja: “No, de aquí no sales. Y acepté.
—¿Influyó tu mamá que vive en Ciudad Victoria?
Mi mamá estaba en crisis porque había muerto mi papá y estaba arreglando todos los temas de la sucesión hereditaria. Entonces dije: “Algo me está diciendo el destino, tengo que ir arreglar los problemas de mi mamá y apoyar a Egidio”.
— ¿En qué año regresaste?
En el primer año de Egidio.
— Memo tú eres muy pro-gremio periodístico. Me consta que una vez en las redes sociales se compartió el problema financiero de un colega y te involucraste para ayudar.
Si puedo ayudo directamente o ayudo generando chamba o como pueda. Incluso hay amigos que se han adelantado en el camino y me hago presente para ayudar a la familia.
A pesar de que mi padre me dio solvencia económica y nunca tuve una carencias, fue de mano dura y poca lana. Eso se lo agradezco, anduve en camión aquí en Monterrey y la verdad me siento muy orgulloso.
Cuando estás en esa profesión yo vi cómo camarógrafos no tenían para el camión, o salían en la madrugada y no tenían para un taxi.
Yo traía un carrito y les decía: “Voy por aquí, te dejo más cerca”. Si Dios te ha dado tanto y puedes apoyar -tampoco se trata de ser un héroe-, y no lo hago para ganarme nada, me gusta ser generoso y me gusta vivir en paz. Me voy a la cama sin rencores.
—Por último ¿te gustaría un día volver al ámbito deportivo periodístico? En Hora Cero tienes la puerta abierta si quieres escribir…
Mira, el esgrima siempre lo práctico. De repente me invitan a programas de televisión o radio. A hacer una crónica como invitado, por supuesto que sí, me encanta escribir, me encanta estar cerca y, repito, si doy un valor lo hago, si es por llenar un espacio definitivamente no.