
Sacudido el mercado invernal de piernas, de nuevo las aguas regresaron a su cauce y la mayoría de los equipos se armaron, listos para dar la batalla en este Clausura 2016 que recién inicia.
Los equipos de casa, Tigres y Monterrey hicieron algunos ajustes en sus líneas que les permitirán enfrentar la campaña.
Por supuesto los cambios fueron, desde su perspectiva, para mejorar y así parece.
En el caso de los Rayados para tratar de superar un torneo más de varios recientes en que han fracasado y pretenden salir de ese marasmo que ya les pesa; y en el caso de Tigres, para salir a refrendar un título ganado con más angustia que placer, pero que al final les dio su cuarta copa de Liga.
¿PARA QUÉ ESTÁN ARMADOS?
Los Tigres, para volver a ser campeones, sin duda.
Son por ahora el equipo más compacto y sólido del torneo mexicano y por si fuera poco el poder que tiene, le agregaron más dinamita a su ataque con refuerzos como Lucas Zelarayán y el paraguayo Fernando Fernández.
El regreso de Héctor Raúl Mancilla parece más para venir a vacacionar y cobrar por estar calentando la banca, porque con Fernández, Zelarayán, Sobis y Gignac no se ve como para cuándo o en qué posición lo puedan alinear en la delantera, a menos que ya hubiese aprendido a jugar como guardameta, de otra manera no se ve por dónde ni para cuándo.
Con la llegada de Fernández y Zelarayán sin duda el poderío ofensivo se incrementa.
Fernández, un paraguayo que procede del Guaraní, mide 1.80, tiene 23 años y trae una marca de 67 goles en unos 97 partidos jugados.
Le dicen “El Queso” y es un tipo fuerte, nada habilidoso, pero sí oportuno y con un buen disparo de pierna derecha.
Se antoja que no vaya a ser fácil para jugar en México, dado que la marca a presión es muy diferente a la holgada forma de juego en las áreas que se estila en el futbol paraguayo.
En tanto que Lucas es un chavo, de la misma edad de Fernández, de 23 años, pero un jugador mucho más completo. Argentino, cordobés, procedente de Belgrano, con velocidad, habilidad, facilidad para la gambeta, para esconder la pelota, disparo a puerta con pelota quieta y tiro a gol sobre la marcha.
Juega más como interior y puede partir desde un costado, por el centro del campo hacia el área, mientras que Fernández es más jugador de área.
Estos dos jugadores buscarán ganarse un lugar en el equipo titular, luego de la salida de algunos elementos como Enrique Esqueda, Joffre Guerrón, Edgar Gerardo Lugo, Egidio Arévalo, Ikechukwu Uche y Jairo González entre otros.
Existe también la posibilidad de que Jurgen Damm pueda ser reclutado por algún club del futbol alemán y Tigres lo cedería siempre y cuando pagaran una cantidad entre los 15 y 20 mdd que están pidiendo por él, algo complicado de que suceda, aunque no imposible.
Tigres reforzó así su medio terreno y su ataque, pese a que sólo hizo dos movimientos, pero la efectividad de un jugador como Zelarayán le puede ofrecer la dinámica que necesita el equipo y que muchas veces se vio frenado por un jugador con talento suficiente, pero escasa dinámica de desplazamiento y sorpresa para decidir la siguiente jugada o definir frente al arco.
RAYADOS… ¿MEJOR?
Tampoco hizo muchos movimientos el Monterrey en sus líneas, pero la incrustación de Carlos Sánchez en el medio terreno le dará una solidez y solvencia que no tenía. Pese a tener ahí a Walter Gargano, hacía falta más espíritu, más garra que elementos como Nery Cardoso, Pablo Barrera, Efraín Juárez o los colombianos Cardona y Dorlan Pabón no le aportan.
Cardona es sin duda el más talentoso de los futbolistas albiazules, pero medio “pecho frío” al igual que Pabón, quien acaba de confesar hace algunos días que no siempre se partieron el alma en la cancha y que algunas veces aflojaron, nada más porque no tenían ganas de jugar.
Y por eso les fue como les fue…
Con Carlos Sánchez y Gargano, ambos volantes centrales de la selección uruguaya, no faltará la garra.
Y no precisamente que Sánchez los obligue a correr y matarse por cada pelota, pero ahora teniéndolo a él como ejemplo, será muy notorio cuando los demás aflojen “la patita” y les dé igual ganar que perder o empatar.
En otros momentos, como todos estaban cortados con la misma tijera y entre todo el grupo conformaban un equipo tibio, pues no se notaba.
Ahora podría ser diferente.
El entrenador Antonio Mohamed afirmaba en la pretemporada que el que no corra, no jugará.
Algo que resulta complicado para un líder afirmarlo, cuando él como jugador jamás corrió. Su vida fue desplazarse de puntitas por la cancha, tirando una que otra carrerita, sin meter en serio la pierna jamás ni comprometerse mucho en la disputa por el balón.
Sin embargo, ahora ya se dio cuenta que si no todos corren, no todos meten la pierna, les puede costar caro una vez más.
Walter Ayoví es el otro refuerzo que llegó a la escuadra rayada.
De esas contrataciones incomprensibles, que no estás seguro como aficionado que vayan a beneficiar al equipo.
Si así fuera, se preguntan ¿por qué lo dejaron ir, entonces?
Ayoví es otro de esos jugadores fríos que no arriesga mucho y es “muy administrado” en los metros que recorre en la cancha y la fuerza que aplica a la hora de meter la pierna para disputar el balón.
Nunca ha podido ser ni un excelente defensor, ni un extraordinario volante, pese a tener ciertas cualidades en el golpeo de balón, pero nada de otro mundo que pueda ayudar al equipo albiazul a salir de donde está.
La salida del colombiano Stefan Medina, un defensor que se separó del grupo e hizo su mundo aparte, servirá al equipo, tanto como la llegada de Miguel Herrera Equihua, el defensor central que ya vistió la casaca del Tri.
Ahí sí fue bien reforzado la zaga, además del regreso de Hirám Mier. El medio terreno con Sánchez será definitivamente otro y eso podría darle más solvencia a un ataque de miedo con Funes Mori, Cardona y Pabón, si juegan como deben, cuando tienen que jugar… no sólo cuando les den ganas.