La Gacela, Celestial y Spider Man fueron algunos de los nombres que Álvaro Meléndez usó en el ring, pero el que lo convirtió en una de las leyendas de la lucha libre nacional durante los años 80 y 90 fue Black Man.
En total, fueron 38 años los que Meléndez dedicó a la lucha libre profesional, de los cuales 15 fueron como Black Man, personaje con el cual luchó hasta el final de su carrera.
Se despidió del ring hace 10 años, después de que sus lesiones le cobraran factura.
Ahora Meléndez se dedica a entrenar jóvenes en la lucha libre en su natal Guadalajara, además de atender su restaurante de comida tapatía, el cual fue “bautizado” como el personaje que tantas satisfacciones le dejó en la vida.
EL INICIO DE LA LEYENDA
El gusto de Álvaro por la lucha libre comenzó desde que era un niño, pues se crió al lado de la Arena Coliseo de Guadalajara, Jalisco.
“Yo empecé vendiendo paletas en la Coliseo de Guadalajara cuando estaba chavito y ahí estaba el gimnasio del ‘Diablo’ Velazco, que era el maestro de todos los luchadores de allá; yo combinaba el trabajo de vendedor de paletas para sacar dinerito para pagarle al entrenador para que me enseñara la lucha y ahí empecé a entrenar”, comentó el ex luchador.
De no haber sido luchador, dijo, se hubiera dedicado a otro deporte, porque siempre fue muy activo y casi no le gustó la escuela.
“Cuando era chavito jugaba mucho futbol con los amigos y creo que no lo hacía tan mal, pero tenía que ser algún deporte porque gracias a Dios he estado sano y lleno de energía. No sé si hubiera triunfado al igual que con la lucha”.
De su familia, conformada por sus padres y dos hermanas, Álvaro fue el único que se decidió por el camino de la lucha libre, cosa que no les agradó del todo a sus padres pues no querían que lo golpearan.
“Mi infancia fue muy triste y sola, porque mi padre trabajaba en gobierno y lo mandaban a ranchos y pueblos. Cuando yo empecé en la lucha lo mandaron a un lado y yo no quise ir con él porque ya estaba más emocionado con la lucha y me quise quedar y mi papá me encargó con el ‘Diablo’ Velazco”, contó el ex luchador.
Para perseguir su sueño, Álvaro tuvo que hacer muchos sacrificios a sus 17 años de edad, como dejar a su familia, dormir en el gimnasio donde entrenaba y pasar hambre o comer lo que le daban.
Él afirmó que “fue duro, pero gracias a Dios tuvo sus frutos”.
Uno de esos frutos fue cuando en 1968 ganó el Campeonato Nacional Olímpico, con el cual se ganó el derecho de representar a México en las olimpiadas, pero de acuerdo con Álvaro “por políticas y porque metieron a otros chavos que no tenían nada que ver con esto y nada más hicieron el ridículo, a nosotros nos hicieron a un lado”.
Para compensar este trago amargo en su carrera, uno de los empresarios de la Arena Coliseo tapatía dio la orden de que se le enseñara a luchar profesionalmente.
Álvaro compartió que su debut en el ring fue “un día que faltó un elemento ahí pues me metieron a mí, di buen resultado y me siguieron programando y de ahí surgió. Luché con el nombre de La Gacela en ese tiempo”.
Fue en ese momento que la cuenta de su carrera como profesional comenzó.
Para él fue muy difícil abrirse paso en sus inicios en la lucha libre a causa de su complexión, la cual difería del estereotipo de luchadores en la época.
“Yo siempre fui muy delgado y anteriormente para ser luchador tenías que pesar más de 70 kilos y yo no podía alcanzar ese peso por más que hacía ejercicio y comía.
“Pero ya cuando empecé a luchar pues yo era de los más livianos y recibía tremendas tranquizas y pues fue duro, pero me sirvió porque iba aprendiendo cada vez más”.
LOS AÑOS DORADOS
Tras 10 años en la empresa de la Arena México, Álvaro decidió cambiar con Toreo Cuatro Caminos, lugar donde surgió Black Man.
Uno de los equipos más recordados en la historia de la lucha libre fue “Los Fantásticos”, tercia que conformaron los luchadores Kato Kung Lee, Kung Fu y Black Man.
Estos luchadores se convirtieron en los primeros campeones mundiales de tercias en el Toreo Cuatro Caminos, tras derrotar al equipo del Perro Aguayo, Kanek y Fishman.
Para Álvaro, el momento cumbre de su carrera fue cuando comenzó a ir a Japón a luchar.
“Vinieron los empresarios de allá a ver la lucha y yo fui el primerito que contrataron. Esa gira a Japón duro un mes, peor a consecuencia de mi desarrollo y todo en mis combates allá, pues ya iba cada dos meses a Japón, de regreso me quedaba en Estados Unidos para presentarme en Las Vegas dos veces por semana, todo eso fue un gran triunfo para mí”, dijo.
Fueron cientos las luchas que enfrentó a lo largo de 38 años de carrera, pero para Álvaro, la lucha de su vida fue una de mascara contra mascara contra Blue Panther en 1986.
“Perdí la máscara porque me rompí la clavícula en plena lucha y ya no pude subir al ring”, relató.
“Me aventé un tope para afuera del ring contra él y lo noqueé, pero fui y me estrellé contra las butacas y como el réferi y el juez estaban conmigo porque me accidenté, pues entonces el ayudante de él lo subió arriba del ring.
“Cuando el réferi voltea, lo ve arriba de ring y me empieza a contar a mí y me ganó, pero debió ser un empate porque él estaba noqueado”, recordó.
Álvaro mencionó que en ese entonces la pelea fue muy polémica, además de registrar una entrada récord en el Toreo Cuatro Caminos porque mucha gente se quedó afuera.
Otra de sus peleas más recordadas fue contra el Dandi, la cual destacó por ser de campeonato, durar más de una hora y por la gran técnica que ambos luchadores mostraron en el ring.
Esta lucha, dijo, “fue nominada como la mejor lucha del año, la gente nos aventó mucho dinero y hasta la fecha la recuerda mucho la gente”.
Durante su carrera siempre fue técnico porque “siempre preferí los aplausos de la gente, me encantaban”.
El cariño de la gente y su talento lo llevaron hasta la cumbre en el mundo de la lucha libre, en el cual logró importantes reconocimientos como el Campeonato Mundial de Peso Ligero, del cual logró un récord de defensas con 97 en un solo año; el Campeonato Mundial Peso Welter y posteriormente el Campeonato Mundial de Peso Medio.
Pero su legado no sólo quedó en cuanto a trofeos, pues dejó una gran escuela en cuanto a movimientos y técnicas en la lucha libre.
“Yo inventé muchos movimientos, por ejemplo el tope con giro hacia afuera del ring, yo me salía por en medio de las cuerdas, le daba el espaldazo al contrario y yo caía de espaldazo atrás de él; ahorita lo hacen dos tres ahí pero no exactamente como yo lo hacía.
“Invente muchas llaves, giros arriba del ring, muchas cosas”, dijo.
Álvaro atribuye su éxito en el ring a su estilo de lucha, porque era “alegre, aérea, tenía chispa y siempre estuvo en el gusto del público”, lo que hizo que muchos los empresarios lo contrataran con frecuencia.
En la lucha libre no todo es éxito, ya que las lesiones son el pan de cada día de los gladiadores del ring.
Black Man no estuvo exento, pues años de desgaste físico en la lona le terminaron por cobrar factura en su cuerpo.
“Ahorita no tengo cartílago en las rodillas, estoy batallando para caminar y traigo bastón, se me acabó el cartílago de las rodillas a consecuencia de tanto que anduve luchando en el extranjero yo siendo liviano y luchando con puros pesos completos. Andar cargando esos ‘monstruotes’ me fue acabando, esa es la lesión más seria que me dejó. Eso me bastó para retirarme porque ya no podía luchar”, reveló.
EL RETIRO
Tras 38 años de carrera, de los cuales 15 años pasó como Black Man, Álvaro Meléndez optó por retirarse de la lucha libre profesional.
Su última lucha fue en Saltillo contra luchadores locales hace 10 años.
“Le di hasta que ya de a tiro no aguante, pero si por mí fuera le hubiera seguido, pero desgraciadamente pues uno no manda en el destino lo que le va a pasar a uno”, señaló.
Su experiencia en la lucha libre profesional dejó a Álvaro con dulces recuerdos, como cuando ganó su primer campeonato mundial en el Palacio de los Deportes en México, cuando se iba de gira al extranjero, entre otros más.
“La lucha me dejó muchas satisfacciones muy bonitas y le doy gracias tanto al público como a la lucha, el deporte que me dejó muchas satisfacciones, conocer tanta gente y muchos lugares que ni en sueños soñé visitar”, dijo.
Tras retirarse, Álvaro reparte su tiempo entre su familia, un restaurante que abrió en Guadalajara llamado “Black Man” y entrenando jóvenes en un gimnasio en su tierra natal.
“Ahí atiendo mi negocio y pues ahí me la fui llevando yendo al gimnasio para entrenar muchachitos para ponerlos al tiro en lugar de que anden ahí de vagos y eso hago desde que me retiré”, comentó.
Sobre si le hubiese gustado continuar con una carrera en la lucha libre profesional como comentarista o entrenador, el ex luchador negó rotundamente, pues no le gusta cómo se maneja actualmente.
“Cambió mucho la lucha y yo no estoy de acuerdo con la lucha actual, antes la lucha de nosotros era más efectiva, era más dura. Ahorita es más espectáculo, no luchan, nomás vuelan y eso, pero todos esos vuelos no están inventando nada, hace 35 años ya los hacía, pero yo luchaba a ras de lona, pero eso ya no se ve”, dijo.
El legado de Black Man continúa, pues su hijo de 22 años sigue sus pasos en la lucha libre profesional.
“Se está preparando, ya luchó unas dos o tres veces pero yo no quiero que se aviente hasta que esté bien”.
Álvaro Meléndez afirmó que no se quedó con ganas de hacer nada dentro del ring, pues logró todo lo que se propuso en su carrera.
“Logré todo lo que tenía que lograr en la lucha, todo lo que desea cualquier luchador lo logré. Me retiré con ganas de seguir en la lucha, pero no con hambre de que no logré algo, lo logré todo”, concluyó.
FUNCIÓN A BENEFICIENCIA DE BLACK MAN
Con el fin de ayudar al ex luchador Álvaro Meléndez, mejor conocido como Black Man, para pagar una cirugía en sus rodillas, se realizó una función de lucha libre a beneficio de la leyenda tapatía.
Edgar Martínez, dueño de la empresa Masked –organizadora del evento-, comentó que esta beneficencia fue por la gran admiración que le tuvo desde niño a Black Man.
“Yo lo contacté a él, es una admiración que le tengo desde niño cuando era luchador; cuando me enteré que estaba mal de sus rodillas, me di a la tarea de buscarlo en Guadalajara con algunos amigos y tuve la fortuna de localizarlo y lo invité para Monterrey, para que la raza lo ayudara”, comentó.
La función se realizó en la Terraza Elma, ubicada en Apodaca, el pasado sábado 1 de noviembre.
En total se realizaron seis luchas en las que participaron más de 15 luchadores, entre ellos Peligro Negro, Kerbero, Perverso III, Destellos I y II, Shakira, Viernes 13, Gitano, Optimus, Androide, entre muchos otros más.
Durante el evento también se organizó una firma de autógrafos con Black Man, quien también aprovechó para tomarse fotografías con los presentes.
“En lo personal lo hice de todo corazón, fue un sueño cumplido para mí, pero a él le sirvió bastante y volver a revivir a Black Man fue bueno”, dijo Martínez.
De acuerdo con el organizador, se lograron juntar alrededor de 16 mil pesos, los cuales fueron destinados en su totalidad para la operación de Álvaro Meléndez.