Ángel Macías se convirtió en el segundo mexicano en acceder al Salón de la Excelencia de las Ligas Pequeñas, en una ceremonia que se llevó a cabo en el aniversario número 60 de una de las más grandes hazañas deportivas del deporte nacional: el juego perfecto en la final de la Serie Mundial de 1957.
Hace 60 años, un pequeño gigante guio a sus amigos a conseguir una hazaña que nadie esperaba: conquistar el título mundial del beisbol pequeño de una forma perfecta. Hoy, seis décadas después, las Ligas Pequeñas saldan una deuda que tenían con el enorme Ángel Macías.
El lanzador mexicano fue inducido al Salón de la Excelencia de las Ligas Pequeñas tanto por su labor en el voluntariado para impulsar el beisbol infantil en México y Estados Unidos, como por una hazaña que a la fecha no ha logrado ser reproducida.
Y es que Ángel es el único lanzador en la historia de la Serie Mundial de Ligas Pequeñas en haber conseguido un juego perfecto en la final internacional.
Es cierto, en la historia del torneo han habido seis juegos perfectos, e incluso otro mexicano, Jesús Sauceda de la liga Matamoros A.C., logró tirar uno en el 2008; sin embargo, esto lo hizo durante la etapa eliminatoria en la victoria mexicana frente al seleccionado de Europa.
Es por ello que ese triunfo de cuatro carreras por cero frente al equipo de La Mesa, California, en la final de 1957, donde Ángel logró ponchar a once rivales, es tan importante para la historia del beisbol infantil y del deporte mexicano.
Esta hazaña toma otra magnitud cuando se recuerda que, para poder llegar a Williamsport, la Liga Industrial de Monterrey debió ganar 12 partidos en Estados Unidos para acceder al campeonato.
Y es que en esos años el sistema de competencia era distinto, pues los peloteritos mexicanos debieron jugar a encuentros de eliminación directa con diferentes regiones de Estados Unidos.
Cuando recordó esa final, Macías aseguró que nunca se dio cuenta de que estaba lanzando un juego perfecto y que se encontraba en camino de hacer historia deportiva.
“En el campeonato estaba tan concentrado para ganar que no me había dado cuenta que estaba lanzando un juego perfecto. Al final del partido lo que más recuerdo es a César Faz y Pepe González celebrando el triunfo con nosotros, eso es lo más importante”, expresó.
Tras esta ceremonia, Macías es el segundo jugador mexicano en ingresar al Salón de la Excelencia de Ligas Pequeñas, pues José Maíz fue inducido al selecto grupo en el año 2005.
UNA CEREMONIA LARGAMENTE ESPERADA
Minutos antes del inicio del encuentro entre Texas y Carolina del Norte celebrado en el estadio Howard J. Lemade, que lucía repleto de aficionados, Macías, su esposa e hijos, además de su amigo de toda la vida José “Pepe” Maíz, pisaron la grama del estadio.
Portando una réplica de la camisola con la que ganó el campeonato mundial hace seis décadas, Macías escuchó el mensaje de los directivos de Ligas Pequeñas, quienes hicieron una semblanza de su carrera deportiva.
“Es un honor inducir a Ángel en el Salón de la Excelencia este año que celebramos el 60 aniversario de su histórico partido en Williamsport. Su dedicación para el crecimiento y desarrollo del beisbol en México es inspirador, y creemos que las bases que dejó a lo largo del país continúan creciendo”, aseguró Stephen D. Kenner, presidente y CEO de Ligas Pequeñas.
Fue en ese momento cuando Macías tomó el micrófono ubicado en la loma de los lanzamientos del estadio Howard J. Lemade, desde donde ofreció un conmovedor mensaje.
El exjugador agradeció a Ligas Pequeñas el honor que le otorgan, e indicó que hará lo posible por mantenerse en actividad lo más posible.
Terminada la ceremonia, Macías y “Pepe” Maíz se encargaron de lanzar la primera bola del partido semifinal del grupo norteamericano.
Posteriormente, acudieron con todos sus familiares a presenciar el encuentro desde las gradas, disfrutando de la experiencia familiar que sólo el beisbol de ligas pequeñas puede ofrecer.