Con 61 años de edad y a punto de cumplir 40 de haber llegado a México, Ricardo “Tuca” Ferreti De Oliveira se muestra agradecido con la oportunidad de ser entrenador por cuatro jornadas en la Selección Nacional, que lo ha llevado a estar con un ojo al gato y otro al garabato, como afirma el dicho popular, porque no deja de atender a los tricolores en los partidos en los que se comprometió a rendir buenos resultados, pero al mismo tiempo no puede descuidar a los Tigres en el torneo regular y en la Concachampions.
Bromista en sus buenos ratos, Ferreti, nacido en Río de Janeiro pero naturalizado mexicano desde 2006, dice que si antes les dejaba una fotografía a sus familiares en casa para que supieran de él, ahora les deja un video, y por eso siempre fue firme al aceptar trabajar con la Selección de México no más allá de esos cuatro partidos, negándose a estar al frente de los tricolores en su pelea por un boleto al Mundial de Rusia 2018.
“Mi compromiso es muy fuerte con Tigres, donde en agosto cumplí cinco años exactos y en abril pasado firmé por tres más”, sostiene arreglándose el bigote que lo ha hecho famoso igual que sus arranques de ira cuando en la cancha los jugadores no atienden sus indicaciones. “También quiero insistir en que hay la promesa de retirarme y ocupar un cargo directivo aquí”.
Director técnico desde 1991, cuando tomó la conducción de los Pumas de la UNAM, él sabe que el tiempo corre y llegará el momento de dejar el banquillo que ha ocupado ininterrumpidamente a partir de aquel año, pues solamente en una ocasión le han rescindido el contrato y jamás ha dejado de tener ofertas en esos 24 años.
Las cosas le han venido bien en Sinergia Deportiva y es buena su aceptación entre los funcionarios de la Universidad Autónoma de Nuevo León, tanto de parte de los que se van como de los que vienen en el mismo mes de octubre de 2015. Tiene una imagen de responsable, disciplinado, enérgico y cumplidor de proyectos a corto y largo plazo, además de mantener a raya su vida privada para que no se ventile nada en los medios que no tenga que ver con su actividad profesional.
Llegó en el 2010 en su tercera etapa a Tigres (la primera fue a partir del 2001 y la segunda en el 2006), cuando el equipo tocaba fondo en la tabla de cocientes y sus seguidores temblaban con el riesgo de caer de nuevo a la división de ascenso, como ocurrió en 1996 cuando lo dirigía Víctor Manuel Vucetich. Con opiniones a favor y en contra, terminó por echarse a la bolsa a sus críticos más duros y contentó a todos con el tercer campeonato de liga que los Tigres no conseguían desde 1982, y el primero de 1978 ya resultaba una lejana añoranza.
Le faltaba coronar sus planes con el título de la Copa Libertadores, pero fracasó en la Final porque ya se sabe que un invitado a este torneo difícilmente va a ser campeón, pues el último partido en Sudamérica tiene un significado muy especial para los organizadores, y así fue como el conjunto de Ferreti, en el Monumental de Buenos Aires, falló también en la cancha para reponerse del favoritismo arbitral y quedó segundo hace apenas unos meses ante el campeón River Plate.
En 2014 impuso marca de más de 100 partidos dirigidos en liguillas, y su récord en los Clásicos regiomontanos es envidiable y único entre otros entrenadores, pues ha ganado 9, perdido 7 y empatado 10, lo que no es poca cosa por lo que valen estos tórridos encuentros en la Sultana del Norte.
Y ahora, metido en la Champions, le ha sonreído el destino con el triunfo de Tigres el jueves 25 de septiembre en El Salvador contra el Metapán, por 1-2, para ese día casi asegurar los cuartos de final y librar satisfactoriamente esta fase de grupos.
TRAE TATUADO
EL ESCUDO DE PUMAS
Ferretti llegó como jugador del Atlas, pero después se impregnó de la camiseta de Pumas como pocos, a pesar de haber jugado también con los Rayados de Monterrey y dirigido a las Chivas de Guadalajara y a Toluca. Y fue entre los universitarios de la capital donde trabó una amistad sincera más allá de lo deportivo con su director técnico Miguel Mejía Barón a quien, en correspondencia a ese afecto, ahora le pide apoyo en la banca de Tigres y en la Selección Nacional, pues Ferreti lo asistió cuando éste tuvo la responsabilidad de dirigir a los tricolores en el Mundial USA 1994.
Es imposible que “Tuca” deje de reconocer lo que los Pumas le han dejado en su carrera, pues en 1991 se convirtió en su director técnico por cinco años y fue ahí donde conoció el valor de Mejía Barón y de otro de sus grandes amigos, el preparador físico Ariel González y por eso lo incorporó a su equipo de trabajo en esta breve era con la Selección Mexicana.
“El marketing se ha comido al futbol mexicano”, sentencia el bigotón. “Y no es posible que un día que calificó la Selección Mexicana con apuros, los medios la hagan campeona durante los días de promoción, con tal de vender su producto a alto precio. Espérame, primero hay que estar conscientes de las circunstancias en que se obtuvo el pase”.
Y aunque no estará dirigiendo a los mexicanos en las eliminatorias para llegar a Rusia en el 18, sí espera que el país viva la alegría de lograr su pase, con muy buenos resultados, por la calidad de los jugadores y la fuerza del conjunto. Él, por su parte, seguirá encaminando los pasos de Tigres hacia metas bien trazadas en lo deportivo, acariciando el sueño de cambiar de faceta en el futbol profesional en un puesto directivo.
“Agradezco a esta institución que tanto me ha apoyado y a los jugadores que siempre buscan sacar el resultado, porque son esos buenos resultados los que sostienen a un entrenador”, expresa Ricardo Ferreti de Oliveira mejor conocido como “Tuca”.