Después de convertirse en un ídolo de multitudes siendo técnico en un principio y después pasar al bando rudo, enfrentando a grandes estrellas locales y del pancracio nacional, Alberto Vásquez Gutiérrez, mejor conocido en los encordados como Súper Boy, tuvo que enfrentar una de sus luchas más difíciles en toda su carrera, contra el alcoholismo.
SUS INICIOS EN LA LUCHA
Para llegar a ese punto, es necesario conocer un poco más a fondo su carrera. Debutó a finales de 1991 en la arena Juárez en Reynosa, bajo el nombre de Avispón Negro, con 18 años de edad. En 1992 tuvo que irse de la ciudad para trabajar, abandonado los cuadriláteros por ocho meses, después de ese tiempo decidió que era momento de regresar a Reynosa y volvió a los entrenamientos con Arturo Serna “The Panther”, y al poco tiempo debutó, ahora con el nombre de Súper Boy en el “Templo”, lugar donde muchos luchadores de la ciudad han pisado un ring por primera vez.
Ha logrado regalar al respetable, grandes encuentros y guerras encarnizadas con sus acérrimos rivales como Halcón de Oro, Súper Chucky, Imagen Dos, con quien perdió la incógnita, y su rival más reciente, Pitágoras Junior.
“Como Súper Boy, inicié en tercia con Puños de Serpiente y Arcángel, como luchador técnico en Promociones Juba y Noa Noa, al poco tiempo llegué a la Arena Coliseo y luché por primera vez ahí como rudo contra Halcón de Oro en un mano a mano”, señaló.
CONOCIENDO A SU PEOR RIVAL
Con el paso de los años, Vásquez Gutiérrez comenta que le llegó el éxito, siendo campeón en su división y ganando algunas cabelleras, con esto, también llegó su más grande rival, la adicción al alcohol junto a otra serie de problemas que lo fueron envolviendo al grado de estar alcoholizado todos los días.
“Para cuando yo pierdo la máscara, un 15 de noviembre del 2009 contra Imagen Dos, yo ya tenía problemas con el alcohol, cuando la aposté estaba pasando por una etapa muy fuerte en mi vida, emocionalmente estaba mal, enfrenté una separación y tenía otros problemas por los que me aferré a la bebida, pero no sabes cuánto me dolió apostarla y perderla”, dijo el luchador.
Poco a poco empezó a perder el control por su adicción al alcohol y otras sustancias, llegando así a tener problemas dentro y fuera de los camerinos de la arena, esta situación lo llevó de las luchas estelares a apariciones esporádicas, por tener problemas con luchadores y promotores.
“Muchas veces llegué tomado a la arena, no es algo de lo que me sienta orgulloso porque era muy mala copa, ser así me generó demasiados problemas con promotores, amigos luchadores y no solo en las arenas, era así en cualquier otro lugar, no podía tomar porque quería buscar pleito, no se podía convivir conmigo”, expresó el hombre, no el luchador.
SU REFLEXIÓN
Un día 15 de enero de hace nueve años, vivió una experiencia con su hija de apenas cuatro años de edad, cuando él se encerró en el baño de su casa llorando porque no podía dejar de beber alcohol; comenta que se encontraba en un estado de ebriedad que no le permitía abrir una cerveza, cuando escuchó que en su cocina se abría otra lata, decidió ir a ver de quién se trataba, era nada más y nada menos que su hija, quien a su corta edad le había abierto una cerveza a su padre.
“Cuando la vi y escucho que me dice: “papi, ya aprendí a abrirte la cerveza”, se me desgarró el corazón porque no creía que a su edad pudiera abrirla, para mí era imposible que sucediera, ahora entiendo que fue una señal de Dios”, comentó el luchador.
En ese momento, Súper Boy supo que había tocado fondo, por lo que decidió rehabilitarse por completo para limpiar su nombre, su carrera luchística y recuperar su familia que resaltó, es lo más importante para él.
Después de rehabilitarse, sabía que su testimonio sería de gran ayuda para otras personas que quisieran salir de las adicciones, por eso decidió impartir pláticas en grupos de apoyo, actividad que realiza desde hace algún tiempo hasta la fecha.
Alberto Vásquez “Súper Boy”, lleva nueve años sobrio y sin consumir otro tipo de sustancias, dedicándose al cien por ciento a cuidar de su familia, su empleo, y por supuesto, su trayectoria como luchador profesional, además, expresó que otros luchadores de distintas edades le han pedido consejo sobre cómo dejar el alcohol.
“La mejor versión de Súper Boy, ha sido desde que dejé de tomar, desde hace nueve años he estado entrenando a muy buen ritmo y me da gusto que otros luchadores me piden consejo para saber cómo le hice para dejar el alcohol, porque también quieren dejarlo”, explicó.
LA CONTINUACIÓN DE SU LEGADO
Alberto Vásquez comenta que una de sus inspiraciones para ser mejor día a día es su familia, pero ver que arriba de los encordados también cuenta con el apoyo de su junior es satisfactorio para él.
“Ver a Súper Boy junior arriba del ring, siendo el mejor físico de la Arena Coliseo, me motiva. Él puede decirte que soy su inspiración, pero verlo me impulsa a mejorar y demostrar una mejor versión de mí, así como él, tengo otros hijos más pequeños que les gusta la lucha y puede que algún día, si Dios lo permite, esto se convierta en toda una dinastía”, explicó.
Después de ganarle a las adicciones en una lucha de dos a tres caídas sin límite de tiempo, Súper Boy ha regresado a ser el luchador que los aficionados quieren ver arriba del encordado, aunque recientemente perdió la cabellera contra Pitágoras junior, el “rudo siete suelas” se mantiene dentro del agrado del público y asegura que aún tenemos Súper Boy para rato.