Desde el partido de ida en el Estadio Tecnológico, el jueves 17, los Rayados de Monterrey allanaron el camino al título al superlíder del torneo regular, Santos-Laguna, pues esa noche no supieron concretar las oportunidades de gol que tuvo en sus botines Humberto Suazo.
Tampoco reclamaron la segunda tarjeta amarilla de Felipe Baloy, quien ya tenía una amonestación y cometió un penalty. El moreno se convirtió en el héroe defensivo en la gran final contribuyendo enormemente en la coronación de los albiverdes.
Baloy cometió falta dentro del área a Humberto Suazo, quien cobró el penal para empatar el primer juego, pero el árbitro Mauricio Morales no le mostró la tarjeta amarilla al panameño ni lo expulsó por ya estar amonestado previamente, de modo que al quedar “vivo”, se sublimó en Torreón la noche del domingo 20 y fue un verdadero guerrero en la cancha, impidiendo la acción ofensiva de los regiomontanos.
Por otra parte, dejar en la banca, al inicio de tan importante juego a César “Chelito” Delgado y a Nery Cardozo, es otra razón por la que Víctor Manuel Vucetich perdió por vez primera una de las 12 finales que ha disputado como director técnico, pues en el arranque del partido “El Hachita” Ludueña anotó el 1-0 al minuto 6 y eso rompió el esquema táctico de los visitantes.
Luego Oribe Peralta se abrió espacio entre un mar de defensas y de zurda batió a Jonatan Orozco para obligar a los Rayados a buscar con insistencia el empate, con miras a llegar a los tiempos extra y a los tiros de penal, pero ya no les alcanzó el tiempo después del gol anotado de zurda por Aldo de Nigris en la parte complementaria.
La crónica guarda para la historia los nombres de los gladiadores de Santos-Laguna que dieron fe de su constancia desde su tercer campeonato contra Cruz Azul en 2008, y lograron tejer en su uniforme la cuarta estrella, al grito “la quinta es la vencida”, pues tenían cuatro finales sin alcanzar la gloria, cobrando venganza de las dos ocasiones en que los Rayados de Monterrey los habían vencido, inclusive en la Concachampions hacía casi un mes.
Para Benjamín Galindo, derrotado en el pasado torneo por los campeones Tigres, fue la conquista de su primer título y su mérito lo basó en la humildad y el trabajo a destajo, pues estuvo a punto de ser despedido, como la directiva había procedido antes con Diego Cocca y con Rubén Omar Romano.
Del segundo cetro en 2001 al de hoy, 11 años después, por el cuadro lagunero han desfilado jugadores símbolo como Jared Borgueti y Rodrigo “Pony” Ruiz, pero indudablemente esta vez serán opacados por el líder de líderes, Osvaldo Sánchez, así como por el goleador oportunísimo Oribe Peralta y el veloz ecuatoriano Carlos Darwin Quintero, sin descartar a los creativos “Hachita” Ludueña y Juan Pablo “El Chato” Rodríguez, no obstante haber quedado éste fuera de circulación en la etapa última del torneo.
Felipe Baloy se superó en el cierre de la liguilla y Aarón Galindo volvió también por sus fueros, además del español Corsa y demás futbolistas albiverdes que respondieron en la hora buena a su entrenador y principalmente a la fiel afición que gozó a lo grande, pues su equipo estuvo a punto de quedarse otra vez en la orilla en el juego de vuelta contra Tigres, cuando lo salvó en los tres últimos minutos la inspiración de Oribe Peralta con dos golazos.
Por parte del Monterrey unos de los mejores siguieron siendo el portero Orozco y el goleador Aldo de Nigris, pero “El Chupete” Suazo perdió pisada en estos juegos decisivos en que el argentino Basanta sacó la garra en busca de conquistar la quinta estrella para los Rayados, y Luis Pérez, Mier, Zavala, Walter Ayoví, Reyna y César Delgado hicieron lo suyo sin reclamo de sus seguidores.
Digna de elogio es, igualmente, la conducta del director técnico Vucetich, al ir a felicitar a su colega Benjamín Galindo y en la cancha le dedicó al oído algunas palabras de congratulación al brindarle un efusivo abrazo, no obstante ver abollado su récord de 11 finales ganadas de 11 disputadas.
Su proeza inició en el torneo 88-89 con Potros-Neza en la segunda división en la que volvió a reinar con el León en el torneo siguiente. Y luego fue campeón con el mismo León en el 91-92, para seguir con Tecos en el 93-94 y con los Tigres de la UANL -en el torneo de copa en 1996-, copa que volvió a conquistar el siguiente año con Cruz Azul.
Después de coronarse con Pachuca en el torneo Apertura 2003, hizo campeones a los Rayados de Monterrey en el Apertura 2009 y en el Apertura 2010, además de llevarlos a obtener la Concachampions en el 2010-2011 y en el 2011-2012, pero ahora en Torreón vio esfumarse su paso invicto.
Por eso la fiesta se apagó en la Sultana del Norte y los que ya tenían listo el festejo en la gran plaza y ondeaban banderas con la quinta estrella, se quedaron en casa rumiando el infortunio de la humillación ante el acérrimo rival de los equipos de aquí. ¡Otra vez será!