
La fotografía de un aficionado tigre paseando junto a su amigo rayado en silla de ruedas por el Estadio del equipo de futbol Rayados de Monterrey, conmovió a las redes sociales y llamó la atención por el contraste con el entorno de violencia que se vivió en el Clásico 106…
Lo irónico es que los protagonistas no lograron entrar al juego.
En medio de los pleitos, insultos y rivalidades, tanto dentro como fuera de la cancha, que caracterizaron al derbi regio, esta imagen captada por Andrea Jiménez, de Hora Cero, fue catalogada por los usuarios de las redes como la más conmovedora del encuentro y fue compartida en miles de ocasiones tanto por aficionados, blogs, páginas de fans y distintos medios de comunicación.
Incluso fue usada como un ejemplo de la paz que debería de reinar en este tipo de eventos.
El problema es que Arnulfo Cortes Preciado, hincha de Tigres, y Julio César Cisneros López, rayado, no lograron ver el juego en el Estadio tras ser estafados por un vendedor que les dio entradas falsas.
De acuerdo con los involucrados, el padre de Julio compró los dos boletos a $1,200 pesos cada uno a un conocido de un familiar.
Originalmente iba a asistir Julio con su padre, pero al final optaron por que su cuñado Arnulfo lo acompañara.
“Él me comentó que los boletos se le hacían muy raros porque el código de barras tenía una leyenda que decía que no son válidos, pero (su suegro) le marcó al que se los vendió y dijo que era porque eran cortesía, pero que sí los valían y nos confiamos”, relató el hincha felino.
El día del juego, el pasado 5 de marzo, los jóvenes llegaron portando orgullosos las camisetas de sus respectivos equipos con la ilusión de vivir el Clásico. Sería la quinta ocasión en la que Julio asistiría al Estadio de Rayados y la primera para Arnulfo.
Pasaron sin problema el primer filtro de seguridad, pero al querer ingresar al recinto, comenzó su odisea.
“Nos detienen en la entrada y nos dicen que no podemos entrar porque los boletos son falsos”, comentó Arnulfo, “nos tuvieron detenidos porque nos querían investigar, saber quien los vendió y todo eso”.
Alrededor de 30 minutos, los jóvenes, residentes del municipio de Apodaca, estuvieron retenidos en la puerta.
“Llegó un jefe de seguridad y nos hicieron preguntas, nos tomaron foto, nos pidieron dirección y datos y ya nos dejaron ir”, comentó.
Resignados, los cuñados tuvieron que regresar a su casa para ver el Clásico.
En su camino de salida fue cuando se toparon con distintos altercados que trascendieron en el derbi, como las “pedradas” de unos aficionados a otros.
“Cuando salimos de ahí a mí me ‘llovía’ (insultos) porque era pura gente de Rayados, pero pues ni modo de contestarles, no queda de otra más que seguir caminando”, comentó Arnulfo, a lo que Julio agregó entre risas “sí, y yo le seguía (insultando)”.
Con el paso de los días, un amigo de Arnulfo le avisó que “ya era famoso”, pues en redes sociales circulaba una fotografía de él y su cuñado llegando al estadio.
Ellos se conocen desde hace cinco años, cuando Arnulfo comenzó una relación sentimental con la hermana de Julio.
Ambos sonríen al saber que su foto es usada como ejemplo de camaradería y amistad entre los rivales, y admiten que de vez en cuando entre ellos también se pelean al momento de los Clásicos.
“Nos llevamos bien, pero en los Clásicos ¡Que se agarren porque nos enojamos”, pero hay que llevar la fiesta en paz”, afirmó Julio, mientras que Arnulfo lo acusaba de ser golpeador a modo de broma.
El felino se quedó con ganas de conocer el estadio, “ya será en otro clásico”, dijo, mientras que el rayado aún mantiene la ilusión de algún día conocer a sus ídolos y poder asistir a uno de sus entrenamientos.
Y recomiendan a las aficiones, que sin importar los colores de la camiseta, deben llevar la fiesta en paz… “y que se pongan abusados con la venta de boletos, porque los venden falsos”, señaló.