A simple vista, parece que el camino deportivo de Samantha Salas no ha sido complicado, sin embargo la pasión por el raquetbol la llevó a tomar una gran decisión: dejar su hogar en León, Guanajuato, y viajar a Monterrey para seguir cumpliendo sus sueños.
Con el anhelo de llegar a ser la mejor del mundo y la esperanza de que algún día su deporte se convierta en parte de las Olimpiadas, la ganadora de dos de las preseas doradas en el raquetbol (dobles y equipos) en los pasados Juegos Panamericanos de Guadalajara 2010, comenta que su logros sólo se han culminado a base de grandes esfuerzos.
Para Samantha el hecho de tener que dejar a su familia sigue siendo difícil; pese a las circunstancias, asegura que esa decisión fue fundamental para seguir creciendo deportivamente y lograr posicionarse como las primeras del mundo en representación del estado de Nuevo León.
La campeona centroamericana ha visto cómo las puertas se cierran y es por eso que ha tomado la responsabilidad de radicar en Monterrey, ya que a los representantes deportivos en raquetbol del estado de Guanajuato decidieron quitarle todos los apoyos.
“En 2007 el estado de Guanajuato decide quitarme todos los apoyos, argumentaban que simplemente querían apoyar a talento más joven, siendo que yo les estaba dando los logros”, dijo la ganadora de dos de las preseas doradas en las justas continentales.
Fue así como la ciudad de Monterrey volteó a ver los grandes logros de la guanajuatense y abrió otro camino para la raquetbolista.
Con 12 años dedicados al raquetbol, Samantha no tiene límites, y es que desde que inició, su carrera deportiva ha sido marcada por varios momentos que sin duda no olvidará. En 2004 fue la primer mexicana en ganar un mundial juvenil para México en 18 y menores.
“Nunca se había ganado en esta categoría, siempre había sido la más dura y le gané a Estados Unidos la final, después de ir perdiendo con un marcador de nueve a uno, siendo a 11 puntos el último set y lo saqué 11-9. Entonces yo siempre he pensado que desde ese momento tomé el raquetbol como una carrera profesional”, relató la regia por adopción.
A partir de diciembre de 2004 comenzó a crecer la carrera deportiva de Samantha, y al año siguiente ganó una de las distinciones a nivel nacional que la hicieron permanecer en el camino acrecentando su pasión por el raquetbol.
Otro de los retos que la también estudiante de la Facultad de Contaduría Pública y Administración de la UANL experimentó en el 2004, fue el buscar un camino más complicado y enfrentar a una de las raquetbolistas que no había perdido en más de seis años para quedarse con la máxima presea en el mundial juvenil.
“En el torneo de 2004 me tocaba por el lado más fácil, sin embargo acordé con la Federación el dejarme perder un partido para que yo pudiera ir contra la más fuerte: Adrienne Fisher. Yo quería ser la primera en vencer a la estadounidense, quien no había perdido en 10 años y fue ahí donde yo le quité el título”, relató con una sonrisa marcada en su rostro.
Con la idea de mezclar los negocios con el deporte en el momento que sea necesario retirarse de las competencias, Samantha comentó que pretende posicionarse en negocios internacionales para asociarse con una marca deportiva, o simplemente iniciar un negocio dentro de lo que también ama, el raquetbol.
De esta manera la estudiante que cursa la carrera de Negocios Internacionales en la UANL, buscará unir dos de las partes emocionantes de su vida, la licenciatura y su profesión deportiva; descartando de alguna manera la oportunidad de ser entrenadora ya que comentó “sólo pocos tienen esa facilidad y habilidad de enseñar”.
Por ahora, la número tres en el ranking mundial dijo que buscará enfocarse en el próximo mundial que será en Bolivia, para poder refrendar los últimos títulos obtenidos; así como también intentar llegar al puesto número uno en el tour profesional.
“Creo que se notó demasiado en estos Juegos Panamericanos que las mujeres mexicanas tenemos todo para salir adelante y ser las mejores; y no sólo ahí, sino que también somos las que muchas veces hablando hasta afuera del deporte sacamos a los hijos adelante, somos las que más queremos estudiar o trabajar y siempre estamos en busca de algo nuevo”, concluyó con voz aguerrida la compañera de Paola Longoria (ganadora de tres preseas doradas en los pasados Panamericanos). v