A pesar de no ser torero, su vida de alguna forma u otra ha girado en torno al ruedo. Sin proponérselo, el destino lo arrastró hasta la tauromaquia que poco a poco se convirtió en su pasión.
Arquitecto de profesión y aficionado a los toros por convicción, Jesús Almaguer Lozano fue reuniendo en su haber algunos artículos con los que ha adornado su centro de trabajo. Litografías, figuras taurinas, fotografías, carteles y hasta cuatro trajes de luces, son clara muestra de que la pasión por la tauromaquia lo ha envuelto.
Sin siquiera buscarlo, su primer contacto con el arte taurino comenzó gracias a Eliézer Villarreal Villarreal, quien fuera su vecino en la colonia Mitras y tenía los deseos de saltar al ruedo como matador.
“Como a los 13 ó 14 años me gustaron los toros, pero más que nada fue a través de un amigo mío novillero que andaba con el brete de torear, antes de eso yo andaba en otro rollo, además de que ningún pariente mío tenía afición por los toros”, dijo.
Gracias a este contacto, Almaguer Lozano tuvo la oportunidad de conocer a varias figuras del toreo como Eloy Cavazos, y aunque al principio pudo disfrutar al máximo de este arte, al comenzar sus estudios profesionales tuvo que dejarlo de lado por algún tiempo.
“Andaba muy pegado, pero tenía que estudiar y trabajar, ya después de que terminé regresé a ver toros cuando Eloy era matador, fui a México en algunas épocas con más frecuencia y en otras con menos porque había que trabajar”, recordó.
Aunque admite que admira a cualquiera que se atreva a pararse frente a un astado, reconoce que hay grandes figuras como Eloy Cavazos, Manolo Martínez y Curro Rivera.
Almaguer Lozano nunca ha estado dentro del mundo taurino desde alguna de las trincheras que lo componen, simplemente su pasión empezó a ser evidente y sus allegados comenzaron a obsequiarle artículos relacionados y poco a poco adornó con ellos su lugar de trabajo.
“Yo no tengo una colección, no puedo presumir de eso, tengo cositas porque como la gente sabe que me gustan los toros, he ido recibiendo algunas cosas, de las más vistosas está la vitrina con los trajes de torear de Enrique Garza, también me han regalado carteles y demás”, mencionó.
Aunque las más valiosas económicamente son los cuatro trajes de luces que se exhiben en una vitrina, los más importantes para el corazón es una litografía que su hija le regaló.
“Tengo caricaturas que me regalan mis sobrinos que les tengo mucho aprecio, también aprecio mucho ese vestido que me regaló Eloy Cavazos a cambio de otro, el que yo le regalé no tiene ningún valor histórico, pero el que me dio sí tiene valor porque fue con el que toreó en Madrid, cortó las orejas y salió a hombros en 1991”, comentó.
En su rancho, dijo, tiene una cantidad más grande de artículos taurinos, aunque la peculiaridad de éstos es que los compró a la familia del doctor Gaona, quien por muchos años fungió como empresario de la Plaza México.
Hoy que Eloy Cavazos pone punto final a su carrera, Almaguer Lozano se siente satisfecho como aficionado, ya que ahora sí tendrá tiempo de disfrutar la vida por la cual trabajo.
“Qué bueno que él ya se va de los toros, ya hizo lo que tenía que haber hechoscomo torero y como matador de toros, ya lo ha hecho sobradamente, no ha habido hazaña taurina que no haya podido superar, yo creo que su familia y sus hijos y nietos merecen que tenga más tiempo”, finalizó el coleccionista.