Aunque ambos equipos son parte de la identidad de la ciudad, no todos los regiomontanos son afines a las escuadras dirigidas por Ricardo “El Tuca” Ferreti y Diego Alonso.
Es cierto, en la Sultana del Norte el fútbol es como una religión, pero algunos aficionados -miles de ellos- comulgan con colores distintos a los de los equipos locales.
Sonny Navarro es un claro ejemplo de ello: vecino de la colonia Villa Mitras, el joven de 34 años de edad es tan regio como el cabrito o el Cerro de la Silla, pero su piel no es felina ni rayada, es azul.
Desde hace casi 25 años el regiomontano es aficionado del club Cruz Azul, siendo el único miembro de su familia que se inclinó por el equipo de la capital mexicana.
Heredero de una tradición Rayada, la infancia de Sonny, como es mejor conocido, transcurrió en la cancha del Estadio Tecnológico, a donde asistía cada quince días junto a su papá para apoyar al equipo que entonces creía era el de sus amores.
“Desde que tengo uso de razón, desde chico veía el fútbol y lo practicaba y cuando podía mi papá me llevaba al Estadio del Tec.
“Yo creo que a lo mejor en los primeros años fue Rayado, pero aproximadamente como en 94 fue cuando me cambié. No sé por qué me nació ese gusto por irle al Cruz Azul”, afirmó el regiomontano.
Era apenas un niño cuando en 1994 su papá le comentó que iría a la Ciudad de México con unos amigos para presenciar el encuentro entre Rayados de Monterrey y Cruz Azul. La información no fue para invitarlo sino para que lo viera por la televisión. Su papá nunca imaginó que la petición sería un “autogol”, pues ese partido sería decisivo para que Sonny mudara de camiseta.
“Veo el partido y ese partido el Cruz Azul le ganó a Rayados con seis goles y me gustó mucho el juego y el equipo que traía y desde ahí me empecé a ganchar”, aseveró el regiomontano.
Seducido por la técnica de los ex jugadores Julio Zamora, Carlos Hermosillo, Luis Carlos Oliveira Preto “Pintado” y Guadalupe Castañeda, Sonny trasladó la pasión que caracteriza a la afición regia al equipo capitalino, convirtiéndose en el “prietito del arroz” de una familia seguidora de Rayados.
Pero el cambio de piel no fue sencillo en una ciudad en dónde las escuadras locales acaparan la mayoría de la afición y mucho menos en una familia que por tradición es parte de “La Adicción”.
Confesarle a su padre que ya no era hincha Rayado fue tan difícil como si tuviera que declarar “que salió del clóset”. En tono de broma, Sonny recuerda el nerviosismo que a los 10 años de edad le causó hablar con su papá sobre su tendencia cruzazulina.
“Tengo un chiste de ese momento que lo asemejo como si yo estuviera saliendo del closet diciendo que soy del Cruz Azul. Le dije: siento que tengo más afín a Cruz Azul y sólo me respondió que estaba bien. Lo bueno fue que mi papá lo aceptó porque si no hubiéramos tenido problemas.
“Tengo realmente la mayor parte de mi vida siendo del Cruz Azul. Bueno, me dividía entre Rayados y Cruz Azul, pero en el fondo yo sabía que era de La Máquina”, mencionó el vecino del poniente de Monterrey.
Con humor, el regiomontano rememora que su padre, aún confundido, respetó que se pasara a la hinchada del Cruz Azul, ya que por lo menos no se fue con los rivales felinos.
Con apenas 10 años, Sonny comenzó a mudar de piel con ayuda de su papá, quien fue el que le compró su primera playera de “La Máquina”, una prenda que aún resguarda con recelo en su guardarropa.
“Aunque yo sabía que en el fondo mi papá estaba decepcionado porque no era Rayado sí me compraba cosas del Cruz Azul”, dijo el regio.
Con la “bendición” de su familia, el joven comenzó a vivir la pasión por sus nuevos colores, incluso con sus amigos aunque la mayoría fueran seguidores de Tigres y Rayados.
Como regio, Sonny tiene ese “gen futbolero” que lo llena de intensidad cuando se trata del balompié. Es de esos aficionados locales que “respiran y comen” del deporte, pero por el Cruz Azul.
“Antes me molestaba mucho cuando llegaba el lunes al trabajo y me preguntaban si había visto el juego del Cruz Azul porque es obvio que yo veo todos los juegos del Cruz Azul. Así como ellos ven todos los juegos de Rayados o Tigres y no se pierden el resumen ni nada, pues es exactamente lo que yo hago solo que con el Cruz Azul.
“Cuando salgo a un bar a un partido pido que pongan el juego aunque no tenga sonido solo ver el partido. Y pues los sigo en sus cuentas en Twitter, en Instagram, en Facebook”, mencionó el vecino de Villa Mitras.
Su cuarto, es un pequeño tributo a “La Máquina” con un apartado especial en el closet para las playeras de su equipo, un despertado con el escudo cruzazulino, un póster, llaveros y demás.
Sonny vive la pasión por su equipo al cien por ciento, pero reconoce que es complejo ser seguidor de un equipo foráneo en Monterrey, pues las escuadras neoloneses caparan casi la totalidad de la difusión en la entidad.
Desde tener que ver por Internet un partido que no transmitirán por televisión hasta gritar un gol en solitario en el BBVA o “El Volcán” la dificultad de ser cruzazulino en tierras regias se evidencia.
“Si un partido del Cruz Azul se va a transmitir por televisión de paga a la misma hora que uno de Rayados y tú no tienes el sistema de cable lo tienes que ver por Internet porque ningún bar lo va a poner. Esas son algunas de las dificultades de ser cruzazulino.
“Cuando salgo de Monterrey y que la gente sabe que vengo de acá siempre me preguntan que si soy Tigre o Rayado y les respondo que de ninguno, que le voy al Cruz Azul y por lo general siempre me pasa en la Ciudad de México.
“También cuando vas al Estadio y gritas gol del Cruz Azul el siguiente cruzazulino que grita está como a 30 lugares alejado de ti, ni siquiera puedes festejar bien el gol con otro aficionado. Sí está un poco complicado en ese sentido”, comentó el joven.
Y es que, el sueño de Sonny es gritar un gol de “La Máquina” con más de tres personas que le hagan eco, ya que desde muchos años atrás el regiomontano ha tenido que festejar los goles de su equipo en solitario ante la falta de afición similar en la ciudad.
Por tal razón, desde hace aproximadamente un año se le ocurrió crear un página en Facebook para contactar a otros cruzazulinos y crear una pequeña comunidad.
Consciente de que no es el único “diferente” en la ciudad, Sonny fundó un grupo en la red social denominado “Cruz Azul (hinchas regios)” con el fin de difundir información, fotografías y videos del equipo mexicano, así como crear interacción con otros aficionados regios.
“Comencé a conocer a otros cruzazulinos en los estadios, pero más a fondo en la facultad. Después en mi trabajo, yendo a ver partidos en bares y así fue cómo se me ocurrió que debería de haber una mini comunidad de aficionados cruzazulinos en Monterrey.
“Va a sonar bien triste, pero yo también quiero gritar gol con más de tres personas. Estar en un bar y que también griten gol conmigo otras 10 personas. La única manera en que he gritado gol con mucha gente es cuando cae un gol de la selección. Por eso quise crear esta mini comunidad para juntarnos en un bar a ver los partidos o hacer una carne asada en casa de alguien”, aseveró el entrevistado.
Egresado de la Facultad de Ciencias de la Comunicación (FCC) de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), el joven aseguró que ya han tenido reuniones algunos miembros del grupo.
La intención, mencionó, es que algún día pueda reunirse un grupo grande de cruzazulines regios para hacerle sentir a los hinchas de Tigres o Rayados lo que se percibe cuando se entra a un bar con una playera distinta a la mayoría.
“Yo lo que he llegado a pensar es que seamos cierto número de personas para ponernos de acuerdo un partido de fútbol contra un equipo de aquí para llenar el lugar y que cuando llegue un Tigre o un Rayado a ver ese partido sienta lo mismo que nosotros sentimos”, puntualizó Sonny.
LAS ÁGUILAS ANIDAN
EN EL NORTE
Uno de los equipos que pueden presumir de tener afición en todo el país es el América y en Nuevo León no es la excepción.
Dentro de la mancha urbana existen “nidos americanistas” que incuban nuevos seguidores de los azulcrema en una ciudad dominada por Tigres y Rayados.
En el municipio de Guadalupe existe uno de ellos: es la casa de Miguel Ángel Nava Cisneros de 56 años de edad.
El regiomontano de nacimiento pero americanista de corazón también rompió con la tradición familiar de apoyar a los Rayados. Y es que, aunque su padre era un fiel seguidor de Monterrey, a los siete años el vecino de la colonia Fraccionamiento Almaguer decidió cambiar de equipo y apoyar a las Águilas, impulsado, en parte, por la publicidad televisiva que tenía.
“Yo desde niño lo veía en la tele, le daban mucha publicidad por ser de Televisa y era muy anunciado. Me gustó mucho desde niño cómo jugaba el equipo”, dijo en entrevista telefónica.
Amante del fútbol desde niño, su papá lo llevaba a los juegos llaneros y cuando se podía acudía a los Estadios a ver a Tigres y Rayados, pero ni su visita a las templos futbolísticos regiomontanos pudieron mantenerlo dentro de la afición local, como sí lo hicieron con sus hermanas, quienes son tan Rayadas como su padre.
Afortunadamente, el cambio de piel no provocó conflicto en su familia ni de niño ni de adulto. Miguel Ángel recuerda que su padre le compraba las playeras del América y que convivía sin problema con sus hermanos al ver los partidos por la televisión.
Y es que, si hay una tradición que no se ha roto desde hace décadas es la de mirar los juegos de las jornadas y liguillas en familia ya que la pasión por sus equipos no supera la convivencia entre seres queridos.
“Hasta la fecha los vemos juntos, ahora ya somos adultos y no hay ningún problema, nos apasionamos mucho la verdad, pero lo vemos en familia y entendemos que sólo es fútbol. Hoy veo los partidos hasta con mis cuñados y sus esposas que son puros Rayados y Tigres”, aseveró Miguel Ángel.
De profesión maestro, a casi 50 años de su cambio de piel futbolera, el amor por el América ha anidado en la casa de esta familia regiomontana, pues ya varios miembros se han vuelto azulcremas al sumarse sus hijos y algunos sobrinos.
En un entidad en donde los colores amarillo y azul dominan la pasión por el balompié, los fanáticos americanistas como Miguel Ángel han aprendido a convivir de manera respetuosa, pero con algunas limitantes, por ejemplo la asistencia a los Estadios.
Como todo aficionado disfruta de ir a los estadios, tanto a “El Volcán” o al BBVA, cuando las Águilas visitan Monterrey, pero pocas veces encuentran un lugar para presenciar el juego.
“Sí nos gusta ir al estadio cuando se puede, pero ya ve que se batalla por los abonos. A veces que encontramos no estamos juntos, uno está por aquí otro por allá porque no nos tocan lugares seguidos”, aseveró Nava Cisneros.
Si de algo está consciente el profesor de la Secundaria 5 de Santa Catarina y de la Primaria Revolución en San Pedro es que el frenesí se queda al momento de los encuentros.
Tanto por respeto como por supervivencia el vecino de Guadalupe ha inculcado a sus hijos y sobrinos el respeto por la afición local.
“A nivel familia es fácil porque siempre le hemos inculcado a nuestros hijos que es sólo fútbol y que cada quien le puede ir al equipo que quiera y no debe de ser motivo de pelea”, mencionó
Como americanista en tierras felinas y rayadas ‘la carrilla’ no puede faltar en su rutina diaria. Y es que, es difícil no percatarse de su afición azulcrema cuando hasta sus corbatas llevan el símbolo del equipo capitalino.
En algunas prendas que viste e incluso el sello con el que califica a sus alumnos, este regiomontano exhibe su amor por la plantilla de Coapa.
“Yo soy profesor y todo mundo me conoce porque le voy al América. Nos gusta bromear sobre eso. Mucha gente me ha preguntado que si no soy de aquí y yo le respondo que sí.
“Algunos se divierten conmigo cuando pierde el América o yo me divierto con ellos cuando pierden sus equipos. Sirve para hacer buen ambiente con los alumnos”, mencionó Nava Cisneros.
Una de las preguntas más comunes que le hacen a este profesor es que si es regiomontano ¿por qué le va al América? a lo que con humor siempre responde: es que me gusta lo bueno.
Si se le pregunta su sentir por los equipos locales, Miguel Ángel responde con una sola palabra… respeto. Y es que por mucho amor a las Águilas, el profesor no olvida su origen regiomontano. Este sentimiento también se los ha transmitido a sus hijos y sobrinos que se han sumado a la fiebre azulcrema.
“Yo les he inculcado a mis hijos que es un deporte, que es para divertirnos. De hecho, cuando vamos a ver los partidos con mis cuñados nosotros bromeamos, pero si hay alguien que no conocemos no gritamos tanto los goles, buscamos no ofender a los demás”, comentó el entrevistado.
La disputa sobre cuál es el verdadero clásico en México no tiene más que una respuesta para el profesor: América y Chivas, pues considera que se vive en un ambiente más sano.
El regiomontano asegura que los dos equipos locales son muy buenos, al igual que sus aficiones, pero lamenta que la rivalidad deportiva se haya polarizado en la ciudad.
“El clásico regio es muy bonito y es importante a nivel nacional. Tristemente a veces lo han echado a perder los medios de comunicación porque promueven la burla”, aseveró Nava Cisneros.
Aún y con todo su arraigo, el regiomontano considera que el tercer equipo con más seguidores en Nuevo León es el América y para muestra reta a los espectadores a ver un encuentro entre las Águilas y algún equipo local en tierras regias para que vean “el músculo azulcrema”.
Sin tener alguna cifra exacta, Miguel Ángel cree que en la entidad existen al menos 10 mil aficionados a las Águilas que al igual que los Tigres y Rayados se apasionan por su equipo.
Y como regiomontano da un consejo a los Tigres y Rayados para que sean considerados partes de los “equipos grandes de México”, ya que asegura tienen todo para estar dentro del selecto grupo.
“Creo que les hace falta ganar torneos internacionales. Salirse un poquito de lo local. Tigres ha estado cerca pero no se les ha hecho y Monterrey ha descuidado mucho eso, se ha enfocado más en lo local porque son muy bueno equipos los dos, de los mejores de México, pero les falta lo internacional”, puntualizó el regio.
EL REBAÑO SAGRADO
Para los aficionados del fútbol es bien sabido que, guste o no, las Chivas del Guadalajara es uno de los equipos con mayor arraigo en el país tanto por su historia como por su política de sólo aceptar a jugadores nacionales.
De acuerdo a la encuesta anual de Consulta Mitofsky sobre “La Afición al Fútbol Soccer en México” en 2018 el rebaño sagrado repitió como el equipo mexicano con mayor afición, al alcanzar el 21.7 por ciento de la simpatía de los encuestados.
En Monterrey, a pesar de la rivalidad entre ciudades y la hegemonía de los equipos locales, también existe un numeroso grupo de aficionados a las Chivas.
Ivonne Mendoza de 40 años de edad es uno de ellos. Originaria del sur de la capital neolonesa, la regiomontana heredó el gusto por el equipo gracias a su padre.
No son tapatios como muchos les cuestionan, son regiomontanos cien por ciento y fueron seducidos por la historia de la escuadra dirigida hoy en día por José Santurnino Cardozo.
“Mi papá es regio, pero es Chiva de corazón. Mi papá siempre le gustó el equipo porque dice que es un equipo de puros mexicanos. Que los mexicanos que salen de Chivas muchos están en la selección. Siempre dice que si Chivas va bien la selección mexicana va bien.
“La gente se queda extrañada cuando les digo que le voy a Chivas“, dijo la regia.
Son aficionados más no fanáticos, disfrutan del deporte y apoyan al equipo aunque en los últimos años haya traído más lágrimas que alegrías.
“A lo mejor en los últimos años Chivas no ha ganado tantos campeonatos, pero tal vez en sus años de juventud, en los ochentas ganaba más. Mi papá no es de que llore por un juego o que deje de hacer cosas por ver un partido. Es un aficionado sano”, expresó Ivonne Mendoza.
Franca y directa como buena norteña, la vecina del sur de Monterrey asegura que irle al rebaño no la hace menos regia que los aficionados de Tigres o Rayados, pues entiende que es sólo un deporte.
De hecho, el fanatismo con el que algunos seguidores defienden a los equipos locales es lo que no le termina de gustar de las plantillas regias.
“Siente que muchos no son aficionados sino fanáticos, eso no me gusta. No me gusta que se vuelvan locos por los equipos. Nunca me cayó Roberto Hernández Jr.
“No le voy a ninguno de los dos equipos, pero siento que él ponía mucho en contra a la afición de Tigres contra la de Rayados. Cuando se han llegaban a pelear en el Estadio lo relacionaba mucho con el comentarista”, mencionó la entrevistada.
La joven asegura que incluso ha tenido amigos en Facebook que la han eliminado de la red social por no compartir su afición por los equipos locales.
Sin embargo, por ironías de la vida, hace ocho años, Ivonne tuvo su mayor acercamiento con uno de los equipos locales al casarse con John Douglas, un inglés que al llegar a Monterrey para contraer matrimonio cambió a su equipo Coverty por los Tigres de la UANL.
Fanático del fútbol, el europeo decidió apoyar a los felinos por ser el equipo del alma máter de su ahora esposa.
Y aunque ella y su familia son Chivas de corazón, no pudo contagiar la simpatía por el rebaño sagrado a sus dos hijas, quienes ya forman parte de las filas de los seguidores de Tigres.
Actualmente en su casa, la afición está dividía entre Chivas y felinos, pero la convivencia siempre se ha llevado sin problemas.
La joven reconoce que las bromas nunca falta, pero todo sin faltar el respeto.
Si bien es cierto que los equipos locales dominan la escena deportiva y comercial en la ciudad también es una realidad que existen voluminosos grupos de hinchadas que con la misma pasión regia defienden sus colores.