
Dos aviones sobrevuelan el lecho del río Santa Catarina a una velocidad aproximada de 60 kilómetros por hora. Es un día agradable: el sol se oculta tras las nubes y regala un poco de sombra y brisa fresca.
Todo indica que las condiciones del clima son propicias para un vuelo perfecto; sin embargo, tras una maniobra desafortunada las dos naves se encuentran, provocando una colisión que derriba a una de ellas y la estrella contra el suelo. Afortunadamente, el daño es mínimo, pues sólo se trata de avionetas de control remoto.
Aquellos tiempos en los que los juguetes eran exclusivos para niños quedaron atrás, ya que actualmente existen artículos tan divertidos que han llegado a convertirse en los favoritos de chicos y grandes. Algunos de ellos incluso, forman parte ya del estilo de vida de algunos.
Principalmente los hombres, ¿quién no ha soñado alguna vez con tener el auto ideal, ya sea de lujo, todo terreno, o deportivo? Y por qué no, nadie puede negar que entre los deseos más descabellado también está el de poseer un helicóptero o avión propio.
Es evidente, que por razones económicas, resulta complicado adquirir alguno de estos objetos tan extravagantes, por tal motivo, una opción perfecta para satisfacer dichos anhelos es el modelismo: ejemplares a escala de aeronaves, coches o barcos manejados a través de controles remotos.
Impacto en la ciudad…
El nacimiento de esta actividad se remonta a Grecia en donde en 1871 Alfonso Penaud, considerado el padre del aeromodelismo, elevó un simple aerplano apoyado por una liga retorcida.
Hoy, Monterrey no se escapa a la fiebre de este hobbie y actualmente un grupo de practicantes de esta moda intenta crear un club de auto y aeromodelismo. Luis Cantú es uno de los mayores impulsores de esta propuesta, pues como todo fanático busca que dicha actividad crezca en el estado.
“Estmos invitando a toda la gente que tenga carro, aviones y helicópteros a que se junten con nostros. La idea es juntarnos e integrarnos en el hobbie. Es muy bueno porque además se hacen mucho amigos”, mencionó el modelista.
Sin importar el impredecible clima de la ciudad, Luis y sus amigos se reúnen cada sábado en el río Santa Catarina, donde manipular los artefactos electrónicos se convierte en todo un reto, pero también en la opcion perfecta para disfrutar momentos con la familia.
“Para los niños es muy sano, porque en vez de que estén en la casa jugando videojuegos, están aquí en contacto con la naturaleza, divirtiéndose al aire libre”, agregó Luis Cantú.
Opinión que es compartida por Salvador González, un amante del aeromodelismo quien maneja un avión modelo Sky Rider.
“Mi familia está feliz. Es un hobbie en donde se pueden integrar los hijos, las esposas. Regularmente tratamos de juntarlos una vez cada quince días o cada mes, incluirlos. La familia está encantada, son totalmente participativos. Les gusta que yo tenga este hobbie, les emociona”, comentó González.
Controlar uno de estos equipos no es tarea sencilla, aunque así lo parezca, en realidad se requiere de mucha concentración, largas horas de práctica y paciencia.
Costo del entretenimiento
Para este pasatiempo no sólo se requiere de disciplia, sino también de una inversión económica considerable, tal y como menciona Salvador González
“Es un hobbie caro por el mantenimiento, por el nivel de riesgo que manejas. En ocasiones puedes sufrir descomposturas, o que se te pague el motor, detalles que ya no están en tus manos. Al final es un motor a gasolina de nitro. Utilizas de electrónica, de pilas. En cuanto a costos sí es costoso”, reiteró González.
Y a pesar de que los modelos pueden llegar a cotizarse hasta en 30 mil pesos, si se trata de una competencia, Luis Catú también asegura, que la actividad ha reducido sus costos de práctica.
“Hay muchos precios, el hobbie en sí ya es más accesible que anteriormente. Ya hay mucha tecnología, ya se ha abaratado algo, entonces hay de todos precios, que van desde los tres mil hasta los 20 mil pesos, dependiendo del modelo”, indicó Cantú.
Y es que muchos de los modelos parecen casi reales, debido a que conforme avanza la tecnología, se equipa cada vez más a estos artículos.
Precauciones del pasatiempo
Es importante remarcar que a pesar de poseer la forma de un juguete muchos de los autos, aviones y helicópteros no deben ser manejados por niños, al menos que sea bajo la supervición de un adulto, pues en ocasiones los modelos pueden tornarse peligrosos si no se manejan con las precauciones necesarias.
Oscar Anaya, es un fanático de los helicópteros. Dentro de su experiencia puede presumir haber obtenido el cuatro lugar durante una competencia nacional, pero también haber aprendido a respetar a sus modelos, pues reconoce no son simples objetos.
“Hay muchos riesgos al manejar heliópteros y es peligroso. Hasta cierto punto siempre hay que tener sus cuidados. Como pueden ver (señala a su equipo) las aspas giran sobre su propio eje y pueden salir volando a los lados. Nos puede penetrar el pecho, la cabeza o un daño muy grande”, dijo Anaya, quien controla Raptor 50, en base a gasolina.
Algo similar sucede con el avión, ya que las propelas, que son las aspas delanteras que le dan la fuerza del movimiento, pueden ser muy peligrosas durante un descuido, al tal punto de ser capaces de cortar un dedo.
Por su parte, los autos al estar en tierra, son capaces de golpear a las personas, ocasionando fracturas, pues algunos pesan cinco kilos y alcanzan velocidades de hasta 120 kilómetro por hora.
Es por eso, que este joven recomienda siempre volar el aparato por encima de la cabeza para evitar que un aspa golpée alguna parte del cuerpo si sale disparada, además de tener la precaución de no pegar a un compañero y siempre estar atento a las maniobras de su equipo.
Forjando un sueño
DG Electronics es un establecimiento que se localiza en la zona poniente de Monterrey y que tiene la finalidad de impulsar la actividad del modelismo en los regiomontanos.
Lidereado por el Ingeniero Luis Cantú, Gerente Comercial, el local ofrece una amplia variedad de autos, aviones y helicópteros de todos tamaños y pesos, desde los equipos miniatura hasta los grandes ejemplares que son réplicas exactas de los modelos comerciales.
“Aquí ofrecemos toda clase de productos y accesorios para el buen funcionamiento del equipo. Vendemos todo tipo de aditamentos como baterías, motores y simuladores. Además le damos mantenimiento y compostura a los equipos”, añadió Cantú.
Ingresar a este establecimiento es como pisar una armadora de verdad. En sus instalaciones se pueden apreciar aparatos en reparación, remodelación y por supuesto los flamantes modelos recién llegados.
Sólo basta con acercarse al mostrador para ser atrapado por la maravilla de los autos miniatura, algunos de ellos incluso, se atreven a encender sus luces para reafirmar su espectacularidad. Más adelante, dos gigantgescos aviones cuelgan imponentes del techo del inmueble, obligando al cliente a levantar la mirada. Al fianl de la tienda un helipuerto azul aguarda la llegada de las naves comerciales y militares que parecen sobrevolar el área.
En sus marca, listos, fuera
Pero este hobbie no podría estar completo sin las tradicionales competencias, mismas que se llevan a cabo en diferentes partes de México en las tres modalidades: auto, avión y helicóptero.
Así como los modelos reales, cada equipo electrónico tiene características propias. Por tal motivo, las competencias también son muy particulares, ya que varían dependiendo de las cualidades del aparato.
Alejandro Cantú García es un aficionado del automodelismo y conoce perfectamente estas contiendas, por lo que comentó las peculiaridades de cada una de ellas.
“Podemos observar que hay muchas categorías en los tres ámbitos. Hay muchas modalidades, según sus tamaños, según sus diseños. Las carreras de autos se hacen principalmente con una selección de aproximadamente seis competidores (…) existen las categorías de novato, intermedio y experto”, dijo Cantú García.
También agregó que en cuestión de los aviones, las carreras son principalmente dos, conocidas como circuito y patrón, mientras que las de helicópteros se basan principalmente en la precisión de maniobras.
Ya sea en competencia o en un día de práctica común, la adrenalina que se hace presente mientras maniobra uno de estos objetos a escala es tan grande que sólo es equiparable a la de manejar un modelo real.
“Yo lo comparo mucho con la misma sensación con la que uno se apasiona con el vehículo personal. Aquí la ventaja es que podemos hacer cosas extremas de más y realmente no pasa de que el carrito se pueda dañar pero es fácil de reparar y es parte del hobbie, el repararlo, el mantenimiento, es algo que disfruta uno también”, aseguró Alejandro Cantú, opinión similar a la de su amigo Salvador González.
“Me da mucha satisfacción volar una avión por el tipo de acrobacias que hace, la distancia a la que lo manejas, la velocidad y los movimientos precisos que tienes que realizar para poder maniobrar un equipo”, dijo el aeromodelista.
Así como a un niño le emociona jugar con sus vehículos, aviones y helicópteros nuevos, para un fanático del auto y aeromodelismo esta misma actividad se traduce en horas llenas de adrenalina y diversión.