Por Al Toro México
Una de las fechas memorables del toreo mundial fue aquella del 22 de mayo de 1972, cuando el español Sebastián Palomo Linares y el mexicano Curro Rivera salieron a hombros por la Puerta Grande de a plaza de toros de Las Ventas de Madrid.
Desde entonces, ningún otro torero mexicano ha logrado la hazaña de cortar cuatro orejas en una sola tarde en Madrid, por lo que el 50 aniversario de esta efeméride que hoy se cumple, debe de llenar de regocijo y orgullo a la afición mexicana.
Francisco Martín Rivera Agüero, nacido en la Ciudad de México el 17 de diciembre de 1951, pero potosino por adopción, fue uno de los toreros más importantes de la última mitad del siglo XX y aunque su triunfo fue apoteósico, no ha recibido el reconocimiento que se merece e incluso su hermana, Rosario Rivera, considera que ha sido olvidado.
Hijo del maestro Fermín Rivera Malabehar y sobrino del bilbaíno Martín Agüero, Curro encontró desde niño su vocación y tras cumplir sus estudios secundarios en el Instituto Potosino, se dedicó por entero al toreo.
Tomó la alternativa el 14 de septiembre de 1967 en Torreón y la confirmó en la Plaza México, el 16 de febrero de 1968. En España confirmó su doctorado en la quinta corrida de la Feria de San Isidro, el 18 de mayo de 1971, de manos de Antonio Bienvenida y como testigo Manolo Vázquez, cortando la oreja al toro de la confirmación de la ganadería de Samuel Flores.
El torero potosino salió dos veces a hombros por la Puerta Grande de Las Ventas. La primera, el 3 de junio de 1971 en la Corrida de la Beneficencia, cuando actuó en mano a mano con su padrino, Bienvenida.
Curro cortó la oreja al segundo de la tarde de nombre “Grajador”, perdió las orejas del cuarto “Callejero” de nombre, por fallar con la espada y cortó la oreja del último de la tarde, “Niño”, por gran faena. Los toros fueron de Felipe Bartolomé.
Y la segunda Puerta Grande, aquella inolvidable tarde del 22 de mayo de 1972, cuando desorejó al tercero “Cigarrero” y al sexto, de nombre “Pitito”, de Atanasio Fernández… ¡hace 50 años! En total, Curro Rivera toreó 10 tardes en Las Ventas y cortó nueve orejas.
Para recordarlo, su hermana Rosario Rivera Agüero, dos años mayor que Curro, nos cuenta cómo se vivieron esas dos salidas a hombros, que en realidad para la fotografía fue solamente una ya que, en la tarde de La Beneficencia, los maestros Bienvenida y Rivera tuvieron que subir al palco donde los esperaba el General Francisco Franco, quien ese día acudió a la corrida y no hubo la esperada fotografía a hombros cruzando el umbral de la gloria del toreo.
“Le dio mucho coraje a Curro…”, recuerda Rosario, al recordar esa anécdota que se vivió en la intimidad de la familia Rivera Agüero.
Sobre la tarde de las cuatro orejas señala que fue un momento inolvidable, ya que la gente llegó al piso donde vivía con su hermana Verónica y donde esa noche se reunieron para celebrar el triunfo, estando presentes también sus padres.
“Él era un muchacho muy alegre, muy dedicado a lo suyo, fue un día glorioso para él, espectacular y para mi papá, el maestro Fermín, también.
“Después de la corrida todos estuvimos muy contentos, un poco molestos claro porque mi hermano se merecía el rabo, pero el juez no se lo quiso dar. La gente lo estuvo pidiendo fuerte, pero se lo negaron. Después de la corrida todos nos juntamos, había un grupo muy grande de mexicanos que lo fueron a ver, todo era fiesta y alegría y mi hermano feliz de la vida”.
A 50 años de aquel acontecimiento, Rosario considera que la afición de México y España, los profesionales y la prensa misma han sido muy injustos en no recordar este aniversario como su hermano lo merecía.
“Me siento triste porque la afición debe recordar a mi hermano, lo que era como figura y los triunfos que tuvo en España y en México, siento que lo tienen olvidado. Él nunca lo anduvo pregonando, era una persona súper sencilla y creo que, en el tiempo que estuvo en vida con nosotros, no le dieron mucho auge a esto.
Siempre lo hemos comentado, ¿por qué a mi hermano nunca le hicieron un homenaje? La verdad no ha habido otro torero que haya cortado cuatro orejas en Madrid en una sola tarde como mi hermano”.
Sencilla y humilde como fueron sus padres y sus hermanos, Charo anhela el día que un torero mexicano logre abrir la puerta grande y sienta, por el bien suyo y de todo México, lo que es cubrirse de gloria como su hermano Curro.
“Hay mucha gente joven que puede abrirla también, inclusive a la mejor mi hijo Fermín puede hacerlo todavía como lo hizo su tío Curro”, afirmó la hermana mayor del afamado diestro.
La tarde del 23 de enero de 2001, Curro Rivera falleció de un infarto en una tienta de toros en la antigua ganadería de su padre, La Alianza, en el estado de Jalisco, a los 49 años, en brazos de su hermana que ese día, junto con su madre, doña Ángeles Agüero, habían acudido a la tienta, cerrándose así el ciclo de quien en vida fue un gran torero.