Para el ex delantero nayarita Missael Espinoza Padilla la experiencia de haber sido seleccionado nacional, es algo que no olvidará de todo lo vivido dentro de su carrera futbolística.
Y es que dijo, ser parte del certamen en donde participan solamente los mejores futbolistas del planeta, así como la euforia que vive la fanaticada por su equipo, es algo que simplemente puede definir como mágico.
Sin embargo, antes de recibir el llamado final, la tensión en su caso se hizo presente, y es que una lesión podía ser el obstáculo que truncara su sueño de representar en la cancha al equipo de todos.
“Padecí una fractura seis meses antes del Mundial, en diciembre de 1993 y mi llamado dependia de que me recuperara al 100 por ciento antes de que se enviara la lista definitiva a la FIFA.
“Fueron momentos difíciles, de mucho trabajo en la cancha y sobre todo sicológico para perder el miedo a las entradas fuertes. Finalmente el mes de mayo se dio la lista definitiva y al escuchar mi nombre, lloré de felicidad por haber logrado mi objetivo que era estar en la Copa Del Mundo”, recordó el también ex rayado del Monterrey.
Además de él, en aquel entonces la escuadra mexicana la componía Benjamin Galindo, Luis Garcia, Jorge Campos, Claudio Suárez, Carlos Hermosillo y Hugo Sánchez, quienes aseguró fueron una de las mejores selecciones de todos los tiempos que México ha tenido, al mando de Miguel Mejía Barón.
Una de las anécdotas que más tiene presente del Mundial USA 94, es que para el primer partido de México Luis Antonio “El Cadáver” Valdéz salió al pasto luciendo un corte de cabello horrible, mismo que admite, fue su autoría.
“La noche previa al partido estábamos en el cuarto del hotel, sacó la maquina (“El Cadáver”) y me dijo que quería lucir un look especial, que lo viera todo el mundo, me dijo cómo lo quería y se me pasó la mano en una maniobra que quise hacer y terminé por hacerle un corte horrible. Al día siguiente, al bajar a desayunar, hasta Mejía Barón, nuestro técnico, soltó la carcajada al verlo. Ese corte fue muy criticado por todo México”, señaló.
Para Espinoza Padilla el futbol aún conserva la misma pasión y entrega de aquellos tiempos; aunque reconoce que en los 90 el portar la verde representaba una tarea más difícil que en la actualidad.
“Habían tres o cuatro buenos jugadores con calidad en cada puesto y esto hacía más complicado un llamado a la Selección. Tenías que jugar al máximo para llamar la atención del técnico en turno, hoy lamentablemente, la camiseta de tri está muy barata, con algunos buenos partidos eres llamado y la competencia es muy poca”, mencionó.
Respecto a los medios de comunicación, dijo que actualmente son más numerosos, lo que aumenta el número de ojos críticos para los seleccionados. Por otra parte, reconoció que la mercadotecnia actual es mucho más que lo que había, aunque lo verdaderamente importante es no descuidar el trabajo en la cancha.
Las satisfacciones que deja ser uno de los 11 dentro de la cancha en un partido de México, son incomparables, pero los sinsabores también tienen su lugar fuera de los 90 minutos.
“Lo más difícil en un Mundial es luchar contra la presión que genera representar a tu país, debes empezar por pensar que no tienes en las espaldas a 100 millones de personas gritándote y exigiéndote, por que si no estás liquidado. Hacer lo que sabes y nada más, es un torneo tan corto, que no hay margen de error, tienes que ser preciso y frío a pesar de la efervecencia que se vive en las tribunas del estadio.
“Aunque el terminar el torneo con la tranquilidad de haber dado lo mejor, de saber que no te guardaste nada para después, si quedaste en primero o en décimo, en ocasiones es lo de menos, el haber cumplido un objetivo y entregar buenas cuentas al país, eso es lo más satisfactorio. Regresar a casa con la cabeza en alto y abrazar a los tuyos con orgullo, es hermoso”, sentenció.