Sin duda, la década de los 60 fue una época que marcó a la humanidad: fueron los años de la conquista espacial, la Guerra Fría, el nacimiento del Muro de Berlín, el movimiento hippie y las revueltas estudiantiles.
Cada rincón del orbe fue tatuado por un acontecimiento en particular y la ciudad de Monterrey no podía quedarse atrás. Durante la fiebre de los 60 la capital regia vivió un evento que significaría uno de los sellos distintivos de la metrópoli: la llegada a primera división del club de futbol Monterrey.
Es por eso que dentro de la exhibición denominada “Los 60, la década que movió al mundo”, expuesta por el Museo de Historia Mexicana, el presidente Ejecutivo del club Rayados, Jorge Urdiales Flores, acompañado por el ex técnico del equipo Francisco Avilán y el periodista Ángel Robles, entablaron una amena charla con la que compartieron los mejores y también más difíciles momentos de “La Pandilla” en sus inicios.
Catalogado actualmente como el mejor equipo de balompié en México, de acuerdo al ranking mundial de la Federación Internacional de Historia y Estadística de Futbol (IFFHS), el comienzo del club no fue sencillo, pues padecieron carencias económicas y de personal; sin embargo, la entrega de los jugadores logró vencer cada mito y barrera que los bloqueaba, logrando siempre remontar.
“Me tocó ver que vendiera un par de vacas para que el equipo pudiera bajar porque no tenían dinero para ir a Querétaro, San Luis, no sé a dónde. Son cosas hermosísimas, que a nosotros nos toca ahora un camino mucho más pavimentado, pero es muy padre recordar cómo en los 60 se hacían los desfiles desde La Alameda para llegar aquí al Palacio Federal. Jugábamos en el río, jugábamos atrás del Hospital Civil, en canchas de tierra, no tenían pasto, pero nos divertíamos mucho”, indicó el presidente del club.
Pero además de la falta de estructura deportiva y complicaciones económicas, la charla de remembranza se remontó a aquellos años en los que el equipo no llenaba estadios, cuando el boleto de entrada costaba 5 pesos, los balones eran pesados, las canchas estaban dañadas y el clásico regio era protagonizado por Monterrey y el extinto equipo “Jabatos”, relatos que arrebataron sonrisas y uno que otro suspiro.
Aunque no todo es felicidad, memorias tristes también fueron traídas a la mente de los asistentes, como la goleada histórica de 14 anotaciones que recibió Monterrey, cortesía del equipo de Veracruz o la trágica explosión que le arrebató la vida a varios jugadores mientras se encontraban en la carretera.
Por otra parte, los datos curiosos también estuvieron presentes, uno de ellos fue el recordar que el equipo de Rayados irónicamente fue quien inauguró el Estadios Universitario, el templo sagrado de los que ahora son sus mayores rivales: Los Tigres de la UANL.
El tiempo transcurrió, las carcajadas e historias no cesaban mientras la nostalgia se hacía presente en la atmósfera que atrapaba a tres generaciones: abuelos, padres e hijos.
“Soy Rayado porque soy de Monterrey”, comentó un hijo del “Catán” Liñán, con lo que se ganó los aplausos y ovaciones de los asistentes que abarrotaron el auditorio del museo.
Así como el de su padre, otros nombres de jugadores como Magdaleno Cano, Ángel Lama, Eruviel Valdés y Ernesto Flores fueron tan sólo algunos de los que con cariño ingresaron al recinto, no todos de manera presencial, algunos a través de las anécdotas de los panelistas y aficionados, durante una sesión que superó la hora y media.
Y fue así como la afición rayada revivió el pasado de uno de los equipos más emblemáticos de México. El club que con altas y bajas hoy representa para su afición más que una escuadra, toda una “adicción”. v