Orgulloso de sus padres, su liga pequeña y de Reynosa en particular es como se siente Jaime García, un tamaulipeco que en base a disciplina y mucho trabajo se ha convertido en triunfador en el beisbol de las Ligas Mayores.
Entrevistado en Houston, durante la visita de los Cardenales de San Luis a los Astros, encontramos a un pelotero maduro, a pesar de su juventud, y agradecido con Dios por el don que le dio.
“El sueño de toda mi vida, desde que estaba en las Ligas Pequeñas, fue jugar en las grandes ligas y más que todo llegar y establecerme”, dijo Jaime. “Me ha ido muy bien, todo el trabajo, el sacrificio y el empeño que le he puesto a mi trabajo está dando frutos y, primeramente Dios, hay que seguir trabajando y conseguir buenas cosas”.
García debutó en las Ligas Mayores en 2008, pero una lesión lo mantuvo fuera de circulación por un año, hasta que en 2010 tuvo su año de consagración y en este 2011 las cosas le han salido muy bien.
Al estadio de los Astros vinieron muchos paisanos y a través de la televisión, internet y las noticias, los mexicanos amantes del beisbol siguen las actuaciones del zurdo surgido de la Liga Treviño Kelly de Reynosa.
“Uno sabe que está representando a su país, pero en el momento de estar en la loma yo trato de concentrarme al 100 por ciento… se siente bonito cuando uno hace un buen papel y saber que toda la gente te está apoyando”, dijo modestamente.
“Como mexicano o latino es más difícil llegar aquí, la gente te dice muchas cosas negativas, pero yo tenía en mi mente que lo iba a lograr y cuando pasé por la lesión del codo me dijeron que no iba a quedar bien, pero yo sabía que lo iba a lograr y esa mentalidad es la que me ha sacado adelante”, reiteró.
Como caso curioso, en 2010 dos peloteros nacidos en Reynosa se enfrentaron por primera vez en las Ligas Mayores, Jorge Cantú con los Marlins de Florida y Jaime García con los Cardenales. Ese hecho fue un acontecimiento fabuloso para la ciudad y quedó para la historia.
Pero ¿qué significa Reynosa para Jaime García?
“Es todo. Toda mi familia es de allí, allí nací, fue donde jugué en Ligas Pequeñas, donde todavía vive mi familia. Para mí es mi casa”, afirma el pelotero.
¿Y la Liga Treviño Kelly?
“Fue la liga que me vio nacer. Les estoy muy agradecido. Cada vez que voy a Reynosa visito a los niños y a lo coaches”.
MOMENTOS TRISTES
Luego de su debut en 2008, llegó la mala noticia de la lesión y una operación que requiere cuando menos un año para recuperarse.
“Nunca pasó por mi mente (que su carrera se acabara). Nunca dudé de mí y siempre sabía que iba a quedar bien y esa mentalidad es la que me mantuvo trabajando duro, sacrificando muchas cosas. Lo tomé día a día, fui haciendo lo que los doctores decían y trabajar al 100 por ciento, la disciplina es muy importante. Que no quede por ganas”, dice Jaime con énfasis.
Y esa disciplina no se compra en la tienda de la esquina, se aprende desde la casa.
“Creo que desde la familia es donde empieza todo, es la base de toda persona. Mi papá me inculcó desde niño que en el beisbol o en cualquier cosa hay dar el 100 por ciento, poner responsabilidad, disciplina. Si uno en realidad quiere hacer algo bueno, no hay nada de hacerlo al 75 por ciento, que un día te cuidas y otro no, aquí hay que dar el 100 por ciento día por día y eso es lo que he visto que él ha hecho en su trabajo. Mi mamá igual, es algo que uno trae desde niño, esa mentalidad”.
El ser zurdo le viene a Jaime de herencia materna.
“En la familia de mi papá y en la de mi mamá no hay nadie zurdo, más que mi mamá y yo. Mencionan que tenemos mucho parecido ella y yo. A mi papá le encanta el beisbol, pero antes de conocer a mi papá a mi mamá le gustaba el beisbol entonces los dos tuvieron que ver. Ella me decía que le echara ganas a la escuela, pero vieron que me gustaba mucho el beisbol y siguió el apoyo más y más”, cuenta Jaime.
Y dedicado a ellos fue su primera actuación en la gran carpa.
“Fue cuando me subieron (en 2008 antes de la operación del brazo) un juego que abrí contra San Diego en San Luis, fue el primer juego que estuvieron ellos, pero creo los recuerdos no son muy buenos porque era cuando ya traía problemas con el codo y no estaba al 100 por ciento”, recuerda.
“Pero el año pasado estuvieron cuando abrí el primer juego ante Milwaukee y gané el partido contra Yovani Gallardo. Fue una satisfacción muy grande para ellos porque sé lo que significa verme allí y para mí también fue muy bonito”.
EL MOMENTO
DE LA VERDAD
En 2010, luego de la operación, Jaime tenía qué demostrar que estaba listo y pelear por un lugar en el equipo.
“Yo llegué a los entrenamientos con la mentalidad de hacer el equipo, pero si no se lograba, era mantenerme sano, no enfocarme en que tenía que estar en grandes ligas o que tenía que ser uno de los cinco pitchers de la rotación. Era llegar con la mejor disponibilidad y trabajar todos los días.
“Así fue como empecé y al final de la temporada uno voltea a ver los números y vemos que fue una gran temporada, pero creo que uno tiene que darle la vuelta a la página y venir a esta temporada igual, con la misma mentalidad”, manifiesta tranquilo.
Aunque por sus números de 2010 merecía un llamado al Juego de Estrellas, García sabe que esos premios no son vitales.
“Le estoy muy agradecido a Dios por darme la oportunidad de estar aquí en el mejor beisbol del mundo, de estar peleando por un puesto. El Juego de Estrellas es algo extra. Si se da, qué bueno, si no basta con estar sano y mantenerme aquí”.
Uno de sus mejores recuerdos del 2010 fue la vez que enfrentó a los Mets de Nueva York y a un pitcher que era su ídolo.
“Fue un juego contra Johan Santana. El era un ídolo para mí cuando yo estaba en High School y enfrentame contra él le dio al juego un poquito más de emoción. Creo que fue un partido muy importante para encontrarse uno como pitcher y sobre todo estar a la altura, te hace sentir que uno puede pitchear en grandes ligas”.
A veces la prensa ha mencionado que Jaime se pierde cuando le hacen errores, pero el zurdo explica la situación.
“Algo que me ha caracterizado es que cuando me hacen un error probablemente me enoje conmigo mismo, pero entiendo que yo también hago errores, regalo bases por bolas. Son cosas que mis compañeros no quieren hacer”.
APRENDER SIEMPRE
A pesar de su buen año en 2010, Jaime García llegó al campo de entrenamiento en 2011 y las cosas no salieron como todos esperaban, poniendo una interrogación en su futuro.
“Me sentía muy bien, pero me perdí un poquito en la parte mental. Te sientes bien e intentas hacer un poco más de lo que está en el repertorio. Me sirvió mucho este spring trainning para poner los pies en la tierra y saber dónde está uno parado, que uno tiene que fajarse”, dice.
Y ese batallar es el que deja buenas lecciones.
“Uno nunca deja de aprender y si te pasa algo malo, recuperarse y seguir trabajando”.
En este 2011, cuando todo estaba saliendo muy bien, vino el peor juego de su carrera, cuando en apenas tres entradas un tercio los Rockies de Colorado lo castigaron con 12 carreras.
“Es beisbol, uno no es una máquina que sale a ganar todos los juegos. Uno tiene altas y bajas, todos los pitchers han pasado por esos momentos. Son momentos de los que uno tiene que aprender a levantarse y aprender de sus errores”, dice sin ambajes.
La experiencia de cada temporada va haciendo que los pitchers mejoren y a veces hasta parezca que hacen las cosas diferentes.
“El lanzamiento que tiraba mucho el año pasado era el slider. Ahora estoy tirando el slider, la curva, el cambio se mejoró un poco y la recta de cuatro costuras. Prácticamente es lo mismo, pero con más experiencia, uno aprende a conocer su cuerpo y a tirar lanzamientos por strikes”, explica.
Sobre los Cardenales de San Luis dice que son un equipo con muy buena combinación de jugadores jóvenes y veteranos.
“Creo que hay una muy buena química donde todos aprendemos de todos. Es la base que los veteranos son grandes personas que quieren ayudar a los jóvenes por eso la química se mantiene”.
Y afirma que se siente muy a gusto con Tony LaRussa, el mánager del club.
“Le estoy muy agradecido a él y al equipo por la oportunidad que me han dado. El ha sido un mánager ganador por mucho tiempo y lo respeto al máximo. Yo estoy aquí en la mejor disponibilidad”.
En resumen, podemos decir que Jaime García es un ejemplo de cómo con talento, disciplina y mucho trabajo una persona puede salir adelante en su profesión.
Aunado a ello, el respeto a la familia y a la tierra que lo vio nacer demuestra que viene de buena cuna y que si la salud lo acompaña en su carrera, podría convertirse en uno de los mejores representantes mexicanos en las Ligas Mayores. v