Los dueños del balón, no están tan seguros de que con Osorio van a estar en Rusia, eso los ha puesto muy nerviosos y no quieren ver otra vez que el Tri se juegue su boleto en un repechaje por los rumbos de Oceanía
¿Y ahora qué sigue?…
Luego del tropiezo que tuviera el seleccionado mexicano de futbol en la Copa América, muchas voces se han levantado para pedir el relevo en la dirección técnica del Tricolor.
Mientras que el director de selecciones nacionales, Santiago Baños, mostró su respaldo al técnico Juan Carlos Osorio, el secretario de la Federación Mexicana de Futbol, Guillermo Cantú manifestó que no está garantizada la estadía del colombiano al frente del representativo nacional.
El fracaso del cuadro azteca fue el más contundente e histórico en competencias oficiales de que se tenga memoria.
El cuadro mexicano había venido mostrando algunos altibajos e inconsistencias en su desempeño en los partidos previos, sin embargo, la victoria siempre lo acompañó y maquilló las posibles falencias que pudiesen haber brotado.
La afición mexicana, como los medios, se mostraban en cierta forma escépticos, pero no había manera de cuestionar a Osorio, si la victorias estaban ahí.
De hecho, en su último partido de preparación frente al combinado chileno, los mexicanos fueron ampliamente superados en el desarrollo del juego, pero un gol fortuito casi al final de Javier “Chícharo” Hernández, a pase de Layún, le dieron la victoria al Tri, días antes de su debut en la Copa.
Luego vendría el encuentro frente a Uruguay donde México no se vio nada bien, incluso un equipo con 10 hombres los puso en serios predicamentos y el partido parecía que quedaba empatado, hasta que vino un gol de Rafa Márquez, muy cuestionado por una supuesta mano del capitán azteca y un gol más cerca del silbatazo final, de parte de Héctor Miguel Herrera para sellar la victoria.
El presidente de la Federación Uruguaya de Futbol aseguraría luego de ese resultado, que la Copa estaba diseñada para que la ganara México.
Frente a Jamaica, un equipo en teoría inferior, México tampoco se vio bien y apenas pudieron sacar el triunfo.
En el tercer duelo, ante los venezolanos, México mejoró un poco, pese a ello, el Tri perdía el partido y se le escapaba la posibilidad de ser primero de grupo.
Todo indicaba que la derrota por 1-0, gracias a un gol recibido por ahí del minuto 12, hasta que vino Jesús Manuel Corona para marcar uno de los mejores goles de la justa, empatara el partido, eludir a Argentina en la siguiente fase y encontrarse con los chilenos.
Por la forma de enfrentar ese partido frente a la roja chilena, se percibía que los mexicanos menospreciaron al rival, pese a ser el vigente campeón de esa competencia.
Probablemente no midieron la peligrosidad o no tomaron nota, comenzando con el cuerpo técnico, de lo observado en el juego de preparación dos semanas atrás.
Osorio presentó un equipo, el enésimo utilizado, ya que no repetía alineación al siguiente juego, que desde el inicio se vio absolutamente rebasado en todos los sectores del terreno.
En la defensa siempre estuvieron achicando mal los espacios, tirando la línea hacia el medio campo y dejando 30 metros a sus espaldas entre ellos y Ochoa.
Y la velocidad con que acometieron los chilenos por conducto de Puch, Aranguiz, Vidal, Vargas y Alexis Sánchez los metieron en problemas en cada desprendimiento a velocidad por los costados o por el centro.
El medio campo no existía.
Chile brincó la línea cuantas veces quiso con pelotazos profundos, servicios a los costados y balones filtrados o paredes cortas exhibiendo un absoluto dominio del manejo del esférico a máxima velocidad.
La escuadra andina era una maquinita que siempre, en todos los sectores del terreno, atacando, recuperando en medio campo o en las esporádicas ocasiones que los mexicanos intentaron responder, defendiendo siempre haciendo un tres contra uno que liquidó cualquier esbozo de tener siquiera la pelota, ya no digamos de intentar hacer algo con ella.
Con Ochoa en la puerta; Layún por un costado y Aguilar por el otro, además de Araujo y Moreno en la central; tres volantes que eran Guardado, Dueñas y Herrera; dos atacantes abiertos, Corona y Lozano y Javer Herández en el ataque, México se vio muy vulnerable.
Sobre todo en el medio terreno donde Dueñas, Guardado y Herrera eran totalmente dejados fuera de acción con dos o tres toques rápidos, un cambio de juego y en un pestañeo, los chilenos ya estaban en el borde del área, con una defensa asustada, desubicada y sin liderazgo para ordenar qué y cómo hacerlo.
Si a eso se agregaba que los atacantes Lozano y Corona no tienen idea de cómo defender, ni con la pelota, ni sin ella.
“Chícharo” y sus escoltas Corona y Lozano fueron espectadores del juego.
En esencia, los chilenos jugaron contra siete mexicanos, tres en medio y cuatro atrás que jamás atinaron a interceptar un esbozo de ataque andino y cuando lo hicieron, las conexiones de los circuitos mexicanos estaban totalmente rotos. Inoperantes, inofensivos, impotentes.
Al final, el marcador apuntaba que Chile marcó siete goles, pero pudo haber sido una docena, tranquilamente.
Si el 2-0 con el que se fueron al medio tiempo no fuese suficiente, el segundo fue peor.
No haber ajustado fue el peor error de Osorio. Daba la sensación que a quien hubiese metido, hubiera sido lo mismo, porque el planteamiento no era el preciso para romper la forma de juego de un cuadro que jugaba de memoria, a tal velocidad.
Haber utilizado a Dueñas o Molina habría sido lo mismo.
No tenían ni a Damm, ni a Aquino, lesionados, ni a Márquez que se perdió dos entrenamientos entre semana por viajar a Guadalajara para el nacimiento de su bebé..
Mandar a “Gullit” Peña o Reyes o Jiménez no sirvió de gran cosa. Fue peor. Cayeron cinco goles más.
Osorio tendría que haber sacado conclusiones no del primer tiempo, sino desde el partido amistoso con los mismos chilenos 15 días antes.
Daba la sensación que Osorio habría planteado un partido incompleto, es decir, solo pensando en qué vamos a hacer cuando tengamos la pelota y olvidando la parte más importante… cómo vamos a hacer para hacernos de ella.
Es como si el partido amistoso anterior no hubiese existido o él y su cuerpo técnico no hubiesen visto jamás jugar a los chilenos.
VUELAN LO ZOPILOTES
Juan Carlos Osorio podría ser despedido o no.
El aceptar la responsabilidad y la culpa de ese rotundo fracaso no ayuda mucho, no sirve de gran cosa.
De inmediato surgieron las voces críticas de los especialistas y los “expertos” que cuestionaron severamente a Osorio luego de ese juego, pero que lo elogiaron meses atrás y no previeron la que se venía encima con tantos cambios en las alineaciones sin conseguir un equipo base con un sistema, con una forma de juego bien dominada para ejecutar, jugara quien jugara.
Miguel Herrera, “El Piojo” quien fue despedido del puesto por trenzarse a golpes con un comentarista de futbol, al día siguiente ya estaba de ofrecido: “Si me llaman, mañana estoy ahí”.
Es de esperarse, es “El Piojo”. No tiene un poquito de tacto, de sensibilidad, de ética profesional.
Su ambición personal le ganó y más tardó en caer el séptimo gol, que él en ofrecerse como rescatista.
La selección nacional no la dirigen los directivos, aunque parezca un contrasentido.
Vaya, ni siquiera los dueños de los equipos.
La selección nacional es manejada por otros intereses donde prevalecen los de las televisoras.
Y si sospechan que con Osorio no caminará el Tri, van a ajustar otra vez. Van a sacar el hacha y elegir otro entrenador que le cambie la cara y lo saque de ese pozo donde los refundieron los chilenos con siete batacazos.
Si los dueños de las televisoras sienten que el Tri pondrá en riesgo de nuevo, como en el Premundial pasado, su asistencia a la Copa del Mundo, tenga por seguro que recompondrán.
Llamarán a otro, si es que para estos momentos no lo hicieron ya, porque la gallina de los huevos de oro que es el seleccionado mexicano está en peligro de no serlo, para ese momento cuando se jueguen el boleto rumbo a la próxima Copa del Mundo.
No quieren otra sorpresa, no quieren que se pongan en juego los millones de pesos y dólares que genera el Tri.
Y por ahora, ya no están tan seguros de que con Osorio puedan llegar a Rusia 2018.