
Con un contrato de más de 150 millones de dólares en la bolsa, una temporada donde es líder de bateo y en la que recibió más de 6 millones de votos para el Juego de Estrellas, el mexicano Adrián González podría sentirse uno de los hombres más afortunados sobre la Tierra.
¿Qué más se puede pedir cuando a los 29 años tienes el mundo en tus manos?
Con esa pregunta llegamos al vestidor de los Medias Rojas de Boston la tarde del viernes 1 de julio en Houston, Texas.
Eran las tres y media de la tarde y el juego empezaba a las siete; mientras unos juagadores platicaban, otros comían y la mayoría se vestía para comenzar sus rutinas de ejercicios.
La visita de los Medias Rojas no es común en Houston, así que los periodistas estaban al acecho en busca de la mejor declaración.
En ese momento Adrián no estaba a la vista y quien lo buscaba afanosamente era el dominicano David Ortiz: “Gonzo, Gonzo”, le gritaba en vano mientras recorría los pasillos del clubhouse.
Al poco rato apareció el de Tijuana y se dirigió a su casillero. Contrario a lo que muchos peloteros de Ligas Mayores hacen, Adrián accedió de inmediato a la entrevista y siempre se mostró amable y atento. Más que pavonearse como el estrella del equipo se mostró modesto y agradecido, algo que habla muy bien de su educación.
El zurdo dice sorprendentemente que su meta no son los cuadrangulares o las carreras producidas, mucho menos los campeonatos de bateo.
“Para mí el beisbol es algo que hago y estoy muy agradecido de hacerlo, pero no es mi meta. Mi meta es que cuando muera pueda ir al cielo y estar con Dios. Por eso mi enfoque no son las estadísticas, nunca es ir al Juego de Estrellas o ser campeón bateador. Mi meta es ser una persona para Dios y poder ayudar a la gente para que pueda encomendar su vida a Dios”, dijo con un tono que suena honesto.
Lo que resulta inesperado es que el hombre que lidera la Liga Americana en cuando menos cuatro departamentos luego de tres meses de acción, y logró 6 millones de votos para el Juego de Estrellas, prefiera hablar de las cosas celestiales más que las materiales.
“Este mundo nunca te va a llenar. Si mi meta fuera ser súper estrella, cuando lo logre voy a preguntarme ¿y ahora qué?”, comentó.
Dijo ser un hombre agradecido y le da todo el crédito a su padre porque fue quien le enseñó a jugar beisbol, pero confiesa que su enfoque actualmente es el Creador.
“De niño yo siempre seguí a Fernando Valenzuela, a Vinny Castilla a Tony Gwynn a Rafael Palmeiro. Obviamente a mi padre que era a quien más admiraba, pero ahora mi enfoque es Dios, así que es bonito tener gente que admiras en el beisbol, pero el enfoque tiene que ser Dios”, asegura.
Incluso comenta que el número 28 que porta en la espalda significa “la fuerza y la voluntad de Dios”.
TEMPORADA DE ENSUEÑO
Adrián González fue cambiado del modesto Padres de San Diego al poderoso Medias Rojas de Boston durante el invierno de 2010. Ese movimiento era la prueba de fuego para su carrera, pues debería demostrar ser un pelotero que superaba la presión de jugar en un mercado grande.
Desde el primer día el tijuanense comenzó a producir carreras y, sin bien es cierto que los jonrones llegaron poco a poco, hasta el 12 de julio era líder de la Liga Americana en porcentaje de bateo, producidas, hits y dobletes.
“En lo personal nunca sentí nada extra (con el cambio de equipo). Yo prefiero tomar las cosas un día a la vez y no me preocupo de los que piense la gente, vengo a ser lo que puedo hacer. Llegué con la actitud de yo soy quien soy y no puedo hacer nada más para nadie, pero eso sí, puedo decirle a la gente que voy a hacer mi mejor esfuerzo”, comentó.
González jugó beisbol colegial en Estados Unidos y fue seleccionado por los Marlines de Florida para el profesionalismo. Ellos lo cambiaron a Texas y los Rangers lo pasaron a San Diego. Con los Padres “cuajó” como pelotero y ahora son los Medias Rojas quienes se benefician de su potencial.
“Estamos a principios de julio apenas, así que nada se ha logrado todavía. Las cosas son de temporada completa y cualquiera puede tener dos o tres meses buenos, así que hay que seguir adelante y no enfocarnos en el hoy hasta que termine la temporada”, exprésó.
MEXICANO HASTA
LAS CACHAS
La pregunta fue directa: ¿te sientes 100 por ciento mexicano?
Y la respuesta también: ¡Claro!
“Yo nací en San Diego, pero si un mexicano nace en China porque sus padres se fueron de vacaciones ¿es chino o es mexicano?”, dijo con una sonrisa.
Y es que muchas personas han tratado de minimizar el hecho de que Adrián haya vivido siempre entre Tijuana y San Diego.
“Nuestra niñez fue en Tijuana y aprendimos a jugar beisbol en la Liga Municipal de Tijuana todos los fines de semana”, aseguró.
Los hermanos González son tres y junto a su papá han establecido una academia de beisbol en San Diego que pretende formar peloteros para el mejor beisbol del mundo.
“No es exactamente mi academia, es de mi papá y mis dos hermanos (David y Edgar)”, aclaró Adrián. “Yo estoy involucrado porque es mi familia y les doy todo mi apoyo. Yo estoy muy ocupado por eso no soy parte de la academia, pero es de la familia.
“Los planes que tienen mi padre y mis dos hermanos son siempre mejorar el beisbol mexicano. Poder agarrar jóvenes, enseñarlos como se debe, como se entrena en Estados Unidos y ayudarlos a poder lograr el sueño que es jugar en Grandes Ligas, no en México, porque en México es una pelota muy buena, pero no es Grandes Ligas”.
El papá de Adrián, David González, fue algunas vez directivo de la Liga Mexicana de Beisbol a través de los Potros de Tijuana, pero esa sociedad terminó como una mala experiencia para él.
Al preguntarle a Adrián sobre si le gustaría que su padre fuera otra vez directivo, vino como respuesta un rotundo “no”.
“Las academias son el mejor camino porque ser directivo de un equipo es bonito, pero no es lo mismo que ayudar a un joven de 16 años a llegar a las Grandes Ligas a los 21 y ver la sonrisa y la felicidad de ese joven”, manifestó el primera base de los Medias Rojas.
Y así como quiere y respeta a su padre, Adrián tendrá el turno de convertirse en papá el próximo noviembre cuando su esposa, Betsy, dé a luz.
“Es un milagro de Dios y estamos increíblemente agradecidos”, dijo.
DESTACA EN EL DERBY
Previo al Juego de Estrellas que se jugó en Arizona, Adrián participó en el Home Run Derby, donde quedó solamente atrás de Robinson Canó, de los Yanquis.
Canó despachó 32 pelotas tras la barda y el mexicano se quedó con 31, pero con la satisfacción de haber emocionado a los miles de aficionados nacionales que se dieron cita en el estadio.
En el partido estelar, Adrián conectó jonrón para la única carrera de la Liga Americana que perdió 5-1 ante la Nacional.