Aunque habían pasado ya seis días desde que los Rayados consiguieron el bicampeonato de la Concachampions, cerca de 25 mil aficionados acudieron al estadio Tecnológico el 1 de mayo para celebrar a sus ídolos.
El Club de Futbol Monterrey decidió llevar a cabo un festejo y en martes el estadio se veía como si fuera un encuentro en sábado o domingo, las porras de general, preferente y numerado no dejaban de vitorear al equipo que los llevará nuevamente a disfrutar del Mundial de Clubes en Japón.
A familias enteras no les importó dejar la oportunidad de descansar en día feriado. Desde tiempo antes de iniciar la práctica que terminaría en festejo, los seguidores se presentaron a temprana hora al pie del cañón para pintar el Tecnológico de azul y blanco.
Mientras llegaba el momento para que el conjunto albiazul saliera al campo, los inchas de La Adicción extendía mantas con leyendas que representaban lugares de las colonias Santa Cruz, Puerta del Sol, El Realito, entre otras.
Los aficionados poblaban el estadio y mientras eso sucedía, el grupo Espantosas X amenizaba con “Soy Rayado a morir”, además de seguir el cántico que muchos consideran como el de la ‘mala suerte’, sin embargo los albiazules coreaban sin importar lo que fuera a suceder, “vamos Monterrey, queremos la Copa, la hinchada está loca y yo quiero verte Campeón”.
Aunque en su mayoría la ciudad lucía con poca afluencia de tráfico en la mayoría de las avenidas, en los alrededores del estadio Tecnológico no era así. Transportes y rutas urbanas poblaban las calles aledañas, por su parte los vendedores de playeras y accesorios de La Pandilla esperaban en las afueras de las gradas a todo aficionado rayado.
Era momento de disfrutar, el equipo saltó a la cancha para comenzar su práctica en punto de las 10 de la mañana, el día pintaba con un clima agradable, las nubes aparecieron sin rastro de lluvia para tapar el sol ardiente de la ciudad de Monterrey, el viento fresco configuró en clave la agradable mañana del festejo.
Un video con los recuerdos de lo que se vivió en la Concachampios fue la bienvenida, la cinta apareció en una pantalla que se encontraba junto a los vestidores y frente a todos los seguidores albiazules; fue el tiempo de abrirle paso a los ganadores.
Entre risas los elementos dirigidos por Víctor Manuel Vucetich señalaban los recuerdos plasmados en la pantalla, todos volteaban y nuevamente festejaban entre ellos. Al terminar la proyección,llegó la práctica.
La directiva rayada también acompaño a los albiazules, José González Ornales, Jorge Urdiales y Luis Miguel Salvador se encontraban a unos pasos de los jugadores. Al calentar Vucetich conversaba con ellos.
En medio del trabajo físico que duró cerca de hora y media, se escuchaban nuevamente el aliento de la afición regia; también mujeres se desgastaban la garganta en alentar a sus jugadores favoritos. Iram Mier y De Nigris, los más vitoreados por todas.
Los jugadores estaban concentrados en su práctica, pero de un momento a otro Aldo decidió saludar a los aficionados albiazules que se encontraban en numerado, Basanta igualmente levantó su mano en forma breve e Iram regalaba unos sencillos pasos de baile mientras seguía el entrenamiento.
A su vez, el conjunto practicaba tiros al arco, hasta que se acercó el tiempo de culminar con el entrenamiento, los jugadores se reunieron a un costado de los vestidores para cumplir con el paso siguiente. La razón por la que muchos asistieron: la vuelta olímpica con la copa de la Concacaf.
Un carrito de golf era el encargado de llevar la Copa, a varios jugadores se les entregó balones para que fueran regalados mientras el equipo rayado daba la vuelta a la cancha.
Jonathan Orozco iba sin zapatos y a la vez sosteniendo el galardón de la Concachampios, los demás jugueteaban con la afición. Mier, De Nigris y Basanta a quienes más les gritaban las regias rayadas, sus mensajes en pancartas les robaban sonrisas.
Durante la caminata con el trofeo, las porras y las muestras de cariño no paraban, para Aldo había una sorpresa: una camiseta con la imagen de su hermano.
“Poro po po, poro po po, el que no salte no va a Japón”, una y otra vez coreaban los aficionados albiazules.
De esa manera, el conjunto rayado siguió en camino al centro de la cancha donde culminó el festejó, cuadros pequeños de papel azul y blanco fueron lanzados al aire, ahí el capitán Luis Pérez levantó el galardón y los seguidores rayados no paraban de manifestar el amor a la camiseta.
Al terminar, los jugadores salieron del campo rumbo a los vestidores; pese a que la afición insistía en que regresaran, el festejo debía terminar.
Jonathan Orozco,
Portero
“Agradecerles que casi llenan el estadio, que siempre están con nosotros, que siempre están apoyando, todo esto lo hacemos y lo hace la directiva en forma de agradecimiento para que puedan estar más cerca de los jugadores. Estamos agradecidos con ellos y tratamos de hacer lo mejor posible dentro de la cancha para también agradecerles por ese lado”.
“El apoyo de nuestra afición siempre es un plus, gracias a Dios porque nos ha dejado lograr estos títulos en este tiempo y hemos podido agradecerles lo que ellos nos apoyan fuera de la cancha, ellos hacen su papel en el estadio, aunque sea en otro lado siempre están apoyandonos y trataremos de seguirles dando este tipo de alegrías”.