Alguna vez el entrenador Miguel Herrera dijo: “La afición regia, refiriéndome a Tigres y Monterrey, no es la mejor afición de México, es la única. La gente de Monterrey es la mejor, le duela a quien le duela. La afición de los regios es la mejor de México porque está siempre ahí”.
Estas palabras las dijo “El Piojo” cuando era entrenador del América y a más de diez años de sus declaraciones, los aficionados regiomontanos siguen sobresaliendo cuando sus equipos juegan de local.
Un ejemplo es la semifinal de vuelta entre Rayados y Atlético de San Luis, donde los seguidores de La Pandilla hicieron vibrar los cimientos de El Gigante de Acero desde el minuto cero.
Cualquier persona que haya visto la transmisión por televisión sabrá reconocer que esa actitud de una fanaticada no es común en el campeonato mexicano.
Los Tigres también son reconocidos por tener una de las aficiones más fieles de nuestro futbol. “Los que nunca abandonan, los que son incondicionales”, presumen ser.
Sin embargo, un equipo sorprendió en el Apertura 2024, un grupo que además de destacar por su forma de jugar, también brilló por el espíritu de su afición, lo que ayudó que cuando jugaban de local se convirtieran en un rival difícil de vencer.
El Atlético de San Luis, bajo la dirección de Domenec Torrent, sacaron un susto a más de un equipo de la liga.
Particularmente para los regios, el conjunto potosino fue una piedra (bastante grande) en el zapato, comenzando con Tigres, a quienes enfrentaron en cuartos de final.
El Estadio Alfonso Lastras fue un recinto que arrastraba una racha invicta en el certamen y que se hizo presente con buena asistencia para recibir a los universitarios.
Momentos antes del inicio del partido los aficionados expresaron su desagrado a los felinos en el calentamiento, abucheaban a cualquiera que tuviera los colores institucionales de Tigres, se metieron con Nahuel Guzmán y les disgustó ver a Nicolás Ibáñez, un delantero con pasado potosino.
Cuando los equipos regresaron a los vestidores para comenzar con el protocolo de la Liga MX, los aficionados decoraron de luces rojiblancas las gradas del inmueble, mientras que los encargados de fuegos artificiales aportaron al ambiente con pirotecnia.
“La Guerrilla”, como se autonombra el grupo de animación de Atlético San Luis, también jugó su partido, entonando porras como “Al frente auriazules al frente” o “San Luis, mi buen amigo”.
El inmueble lucía decorado con colores del antiguo equipo de San Luis, una identidad que jamás abandonó a la ciudad pese a que esa versión de los potosinos abandonó la primera división hace ya varios años.
Así como en el torneo regular, el combinado rojiblanco hizo respetar su localía, y de qué manera, pues golearon por 3-0 a los dirigidos por Veljko Paunovic, en un partido donde los visitantes tuvieron varias ocasiones de gol, pero al final los que mejor contundencia demostraron fueron los de San Luis.
Apenas sonó el silbato del árbitro central señalando el final del compromiso y los aficionados saltaron de la emoción, en el acto llovieron litros de cerveza y abrazos de compadrazgo, una forma adecuada para cerrar una excelente noche de futbol para Atlético San Luis.
EL TURNO DE RAYADOS
Cuando Rayados dejó a Pumas en el camino y accedió a las semifinales, la expectativa estaba puesta sobre San Luis, pues no solo venía demostrando un buen juego, sino que además acababa de privar a los aficionados de un Clásico Regio en fase final.
De esta forma, el recibimiento a los Rayados fue más intenso que con los felinos, pues los seguidores potosinos estaban a una solo serie de disputar nuevamente una final después de casi 20 años.
De la mismo forma que contra Tigres, el Estadio Alfonso Lastras dijo presente desde horas antes que iniciara el compromiso, pues a una sola voz los presentes cantaron el himno del club con una imagen del personaje Dragonite en la pantalla del estadio, en un momento que usuarios en redes describieron como “el día que el San Luis tocó la yema de los dedos el pináculo de la gloria”.
Para este encuentro los hinchas tenían a Germán Berterame entre ceja y ceja, parecido a lo que sufrió Ibáñez, pero intensificado porque, a diferencia de su compatriota, el delantero de La Pandilla sí consiguió marcar en lo que alguna vez fue su casa.
Aquella noche el estadio estaba a reventar, era tanta la gente presente que algunas personas prefirieran observar el juego de pie.
Los aficionados explotaron en los goles de Leo Bonatini y Ricardo Chávez, pues además de sostener el ya abultado invicto de local, el San Luis volvía a derrotar a un equipo que en el papel era favorito para la victoria.
Durante el Apertura 2024 el Estadio Alfonso Lastras se convirtió en una fortaleza incomoda para los rivales, y los aspectos que fortalecieron al inmueble del Atlético San Luis fueron, entre otras cosas, su gente, que se comportó a la altura de los desafíos que su equipo enfrentó durante un certamen más que especial.