Las estadísticas tienen un valor de símbolo en la vida de las instituciones deportivas, y son como los años que marcan un hito en la conquista de metas o en las aspiraciones de trascendencia competitiva. Por eso se le está dando gran importancia a los 2 mil partidos de los Rayados de Monterrey en su historia dentro del torneo mexicano de futbol soccer.
El sábado 23 de marzo, cuando reciba a los Pumas dela UNAM, el club albiazul escribirá una cifra mágica más en su trayectoria, al sumar cabalmente 2 mil juegos oficiales en la máxima categoría de tan popular deporte nacional, si se toma en cuenta que hay algunos muy significativos efectuados en las liguillas, a partir de los años en que los directivos optaron por este sistema de mayor recaudación en taquillas como premio al esfuerzo de alcanzar la calificación por mayor número de puntos entre los contendientes.
Los números son número y aunque pueden parecen fríos o marcar el simple devenir de determinadas circunstancias, como quiera hablan de la constancia de una institución que se ha propuesto seguir con banderas desplegadas, en las buenas y en las malas hasta alcanzar ya una buena suma de títulos desde su fundación el 28 de junio de 1945.
Hoy por hoy, al convertirse en el cuarto equipo mexicano con más torneos consecutivos en primera división, no puede pasarse por alto tampoco que se ostenta como el sexto equipo con más torneos totales, lo cual se dice fácil pero ha debido sortear una serie de pruebas de todo tipo para no perder pisada entre sus pares, si bien es cierto cuenta con un apoyo enorme de sus seguidores.
Los Rayados de Monterrey han obtenido cuatro títulos en la primera división mexicana y una Copa México, pero a nivel internacional también se ha significado gratificando a su fiel afición al ganar en dos ocasiones la Concacaf Liga de Campeones, y una Recopa dela Concacaf, hasta obtener en el 2012 el tercer lugar de la Copa Mundial de Clubes de la FIFA en Japón, igualando la mejor actuación de un equipo perteneciente a la Concacaf, después de otro club mexicano, Necaxa, y el Saprisa costarricense.
Por tanto no hay por qué hacer a un lado su récord de 2 mil partidos a los que llegará contra los Pumas de la UNAM, pues son parte de la lucha que arrancó el lejano junio de 1945 cuando un grupo de soñadores se enfrentó a la popularidad del beisbol en aquella época para abrirse paso en la conquista paulatina de aficionados que entonces se contaban con los dedos de las manos.
Don Ángel F. Escobedo se animó a fundar el club después de un torneo exitoso en Monterrey y contó con el respaldo de gente decidida como don José Fidalgo, entre algunos entusiastas partidarios del balón y las canchas, en esa época en que los bates, los guantes y las pelotas de beisbol eran el atractivo desde hacía años en la ciudad.
Don Eugenio Garza Sada acababa de fundar, en 1943, el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey en el centro de la urbe regiomontana, y para 1947 terminó de concretar su plan al edificar las instalaciones en el primer campus que ya incluía un estadio, donde jugarían los Rayados después de superar una tremenda tragedia en agosto de 1945 al sufrir la pérdida de sus jugadores en un incendio del autobús, lo que causó que el equipo descendiera a la segunda división en 1946.
El club Monterrey casi desapareció del escenario futbolístico, pues sólo se dieron chispazos de torneos amateures de cuando en cuando en la ciudad, pero jamás dejó de latir el corazón de otros grandes soñadores encabezados por el Dr. Carlos Canseco González, quien se constituyó en presidente de la institución para meterlo a competir en segunda división, con el concurso de don José Fidalgo, el único sobreviviente de aquellos intrépidos fundadores de la institución en 1945.
Y entonces vino el primer campeonato en la temporada 1955-56, bajo la dirección técnica de Manolo Pando, y el debut en primera división en 1956-57 con un inmediato descenso, lo que obligó a don Lorenzo Garza Sepúlveda a regresar al equipo a la máxima categoría en el torneo 1959-1960, donde se ha mantenido hasta la fecha, sorteando algunos peligros de caer al paso del tiempo.
Sin embargo ahora que se llegue a los 2 mil partidos en primera división no deberá escatimarse un cálido reconocimiento a uno de sus presidentes más exitosos, Alberto Santos de Hoyos, por su visión y empuje en la década de 1970, cuando tuvo los arrestos necesarios para cambiar la sede del Estadio Tecnológico al Estadio Universitario, además de fundar El Cerrito en 1975, con Lucía Méndez como madrina de una casa club equiparada con las mejores de instituciones europeas.
Entonces nació también la mascota El Pandy, que el periodista Salvador Meza aprovechó para popularizar con el nombre de Pandilla al equipo de Beto Santos, ya en la cumbre del éxito sobre todo cuando el Club Tigres logró su ascenso a la máxima categoría en 1974 para escenificar frenéticos Clásicos, más ardientes que los que se dieron contra los Jabatos de Nuevo León, de Sergio Salinas.
Los Rayados de Monterrey llegarán a 2 mil partidos en canchas nacionales, y sería injusto no tomar en cuenta la siembra de un Felipe Valdés Terrazas, como gerente del club, pues este directivo era el encargado de salir a vocear la venta de boletos en las calles porque muy pocos asistían al Tec, de tal forma que la ciudad ni siquiera fue tomada en cuenta en el Mundial México 70, con Brasil e Italia como estrellas rutilantes. Nada. La urbe regiomontana era poca cosa en el ámbito futbolístico.
Ahora Monterrey muestra otro rostro. Y la mejor afición de México tiene, igualmente, mucho que ver en esta cosecha de triunfos y en la consolidación del futbol en la región.