
Hasta hace un par de años, el nombre de Haramara Gaitán estaba relacionado con su proeza en el deporte de alto rendimiento.
La joven tapatía era una promesa tricolor en la disciplina del bádminton e incluso llegó a representar a México en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
Sin embargo, la carrera en ascenso de la deportista tuvo una interrupción estrepitosa cuando denunció acoso sexual por parte de funcionarios del Instituto Estatal de Cultura Física y Deporte (Inde) de Nuevo León.
¿Le suena la historia?
Y es que, mucho antes del escándalo de hostigamiento sexual de Damazo “N” contra gimnastas, hubo otro caso similar, uno que se mantuvo en el anonimato por años, pero que decidió sacar a la luz en las últimas semanas por miedo a represalias.
CRONOLOGÍA DE LOS HECHOS
Haramara Gaitán llegó a Nuevo León hace seis años para cursar estudios superiores en la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) y, de paso, perfeccionar su talento con la raqueta.
Jugadora de bádminton desde los 12 años, en su historial de triunfos destacan: 5 medallas en Juegos Centroamericanos y del Caribe (1 bronce y 4 oros) y 3 medallas en el Mundial de Bádminton de Perú en 2022.
Su carrera como atleta de alto rendimiento no tenía por qué parar, hasta que, desde el interior de su preparación, le pusieron freno.
En 2020, la joven tapatía vivió el primer episodio de hostigamiento cuando su entonces entrenador, Marco Garrido Esquivel, hijo del director de la Asociación Regiomontana de Bádminton (ARB), comenzó a hacerle insinuaciones sexuales.
“Uno de los entrenadores empezó a hacer insinuaciones y otro tipo de acciones que yo no consentía, y al momento en que me negaba a hacer ese tipo de cosas, literalmente me pedían que colaborara, que permitiera o que me portara como ellos querían.
Al negarme, al ponerme firme en mi postura, comenzaron los roces, que derivaron en correrme por una cuestión muy tonta: querían obligarme a jugar con otro de sus hijos en las pruebas dobles de los Juegos Panamericanos, pero yo no quería jugar con él, porque él ya tenía como dos años sin participar en competencias. Tengo pruebas de eso”, mencionó la tapatía.
La deportista aseguró que, desde ese momento, comenzó el trato despectivo hacia su persona, que incluyó insultos como “promiscua”.
Los ataques eran constantes, no solo por parte de su entrenador directo, sino también del padre de éste, Marco Antonio Garrido Salazar.
Y es que, cabe remarcar que, como sucede en otras disciplinas, algunas familias en Nuevo León han “monopolizado” los deportes… y su financiamiento.
“Los insultos venían de parte del papá y de otros entrenadores. Yo me cansé de eso porque ellos insistían en que eran una familia unida del bádminton, y realmente así funcionan. Así es su modus operandi, porque es difícil ir contra todos”, señaló la deportista.
Del maltrato psicológico se pasó al físico. Al poco tiempo, Garrido Esquivel intentó propasarse con la badmintonista, y el acto quedó evidenciado en un mensaje efímero que el entrenador le envió por la aplicación Telegram.
“Lo que hice fue juntar pruebas contra el hijo para poder denunciarlo. En una ocasión, me empezó a hablar de manera ‘invisible’ en Telegram, y yo lo grabé con el celular de mi hermano para evidenciar todo lo que me decía y lo que hacía”, dijo Haramara.
Con algunas pruebas en su poder, en junio de 2022, la joven denunció ante la dependencia deportiva los abusos de la familia, y en ese momento llegaron las represalias.
Desde reducirle las horas de entrenamiento hasta dejarla sin compañeros para practicar, los directivos del bádminton buscaron acorralarla por todos lados, con la firme intención de truncar su futuro en el deporte.
Al ser ignorada por el INDE, en ese entonces liderado por Frank González, Haramara se armó de valor y, en agosto, llevó el caso al siguiente escalón: la Fiscalía General de Justicia del Estado (FGJE), donde tampoco recibió la respuesta esperada.
“La denuncia no procedió, pero me dijeron que siguiera agregando más cosas a la carpeta como pudiera, porque yo no tenía asesoría jurídica. Al final, se hizo una audiencia de vinculación a proceso, y no lo vincularon”, mencionó la joven.
Resignada a que no tendría justicia, la tapatía intentó regresar a su rutina, a pesar de que ya habían transcurrido meses desde su “descanso obligatorio”, en el que también perdió los apoyos económicos de la institución, en pleno ciclo olímpico.
El calvario de la joven se prolongó por casi dos años, pero no sería el único golpe que recibiría.
LA DENUNCIA
El 25 de marzo de 2024, uno de sus aparentes agresores decidió contradecirla y denunciarla por difamación y falsedad de declaraciones. La demanda fue interpuesta por Marco Antonio Garrido Salazar, director de la ARB.
El 19 de julio del mismo año, un juez de control vinculó a proceso a la tapatía, basándose en un hecho ficticio, ya que la joven comprobó que, en las fechas en que se le acusó de ir al INDE a difamar al entrenador, ella no se encontraba en Monterrey.
“Ya me había resignado, y en eso me llega una notificación a mi casa diciendo que estaba en investigación. Me asusté y vi que era por difamación y falsedad de declaraciones en mi primer denuncia, porque supuestamente no lo pude probar.
Me imputan un hecho falso. Dicen que yo fui en febrero presencialmente al INDE a difamarlo”, sentenció la jugadora.
Con la vinculación a proceso, Haramara se vio obligada a firmar ante la Fiscalía cada 14 días, lo que le impedía continuar con su preparación en otro estado de la república y, por ende, frustraba su intención de volver a representar a México en los Olímpicos de París 2024.
Tanto Marco Antonio Garrido Esquivel (hijo) como Marco Garrido Salazar (padre) fueron separados de la dependencia estatal apenas en abril pasado, casi 4 años después de que la joven denunció el acoso.
Actualmente, la joven está imputada por los delitos antes mencionados y podría incluso llegar a la cárcel.
Es decir, de encontrarla culpable, Haramara terminaría tras las rejas… ¡por denunciar un delito! Una gran ironía.
Eso fue lo que llevó a la deportista a sacar a la luz el caso, pues, en sus palabras, el proceso judicial tiene un tufo a corrupción.
UN RAYO DE LUZ
Tras casi cuatro años de desgaste emocional y con una carrera deportiva pausada involuntariamente, una luz de esperanza se vislumbra en el horizonte de la badmintonista.
El 6 de mayo, la Fiscalía General de Justicia de Nuevo León (FGJE) solicitó audiencia para desestimar las acusaciones de difamación y falsedad de declaraciones contra la jugadora.
El 15 de mayo, la joven tendrá la audiencia en donde se espera que se sobresea la denuncia en su contra, luego de no encontrar elementos suficientes para fundamentar la acusación.
Con lo anterior, la atleta libraría pisar la cárcel y, además, podría continuar con su carrera deportiva profesional.