por Moisés Gómez
En la historia de Tamaulipas, el beisbol siempre ha sido el deporte que más satisfacciones les ha dado. Jugadores como Ismael “Rocket” Valdez, Jorge Cantú y ahora Jaime García, han llegado a las Ligas Mayores, poniendo el nombre del estado en alto.
Pero las cosas cambian y la práctica del deporte se diversifica. En 2005, Edgar Hernández debutó con los Tigres de la UANL en la primera división del futbol mexicano, poniendo a Reynosa en el mapa del balompié.
Y hoy es tiempo de Xavi Báez, un mediocampista surgido de la ciudad fronteriza al que las Chivas Rayadas del Guadalajara les han dado la oportunidad de debutar.
“Desde chiquito fue algo que mi papá me inculcó”, dice Báez en Monterrey, a donde su equipo fue de visita al campo de los Rayados.
“Le gustaba mucho el futbol a mi papá y junto con mi hermano nos fue enseñando. Al paso de los años me fue gustando más”, dice.
Báez creció en la colonia Módulo 2000, también conocida como el Barrio M2, donde su infancia estuvo rodeada de amigos y las famosas cascaritas en la cuadra.
“Jugabamos frente a mi casa y siempre terminabamos regañados y endeudamos a mi papá porque no había día que rompiéramos un vidrio de algún vecino y todos corríamos a mi casa a escondernos”, comenta con un dejo de pena.
Como es común en los barrios, el futbol es una religión y no hay día que no se practique. La convivencia y su participación en equipos de futbol inspiraron a Xavi a apasionarse por el balompié.
“Mi padrino formó un equipo con todos mis amigos. Crecimos juntos jugando futbol en el barrio. Nuestros papás nos apoyaban en los juegos tanto en Reynosa y unos otros en Estados Unidos. Todo eso me hizo querer más al futbol”, dice.
El Reynosa del “niño Xavi” era muy diferente al de hoy, ya que la inseguridad ha mermado el número de niños jugando en las calles.
“Eso fue hace una década atrás y todo estaba muy tranquilo. Podíamos jugar sin temor tanto ahí en la cuadra como en el parque hasta altas horas de la noche. Mis papás siempre nos dejaban salir”, comenta.
“Hoy la inseguridad en Reynosa está muy fea. Espero y puedan mejorar las cosas por el bien de mi ciudad y de los niños, para que puedan seguir disfrutando de las calles y seguir jugando”, agrega.
SU SUEÑO
HECHO REALIDAD
“De niño soñaba con levantarme y encontrarme con campos de futbol. Ese era uno de mis sueños. Desde pequeño me fue gustando mucho y mi papá me animó a no dejar de soñar. Después llegaron torneos, visorías y surgió la oportunidad de ir a Guadalajara donde comencé en las fuerzas básicas, subiendo peldaños hasta llegar a la primera división con el Club Chivas”, recuerda.
Para Xavi, su padre ha sido pieza fundamental en el desarrollo de su talento. Para él su progenitor es lo máximo.
“La base del futbol me la dio mi padre. Al llegar a fuerzas básicas me comenzaron a enseñar la técnica que me hicieron crecer como futbolista y como persona”, dice.
“Todo lo que soy lo fui adquiriendo desde mi padre y mi paso por tercera división, segunda, reservas, primera A hasta llegar a la primera división del futbol mexicano”, agrega.
Para Xavi, su sueño se cumplió en un abrir y cerrar de ojos.
“Parece que fue ayer cuando soñaba con este momento. Los años pasaron volando y hoy puedo disfrutar el ser futbolista profesional”.
A la par de sus padres, Eder su hermano lo insta a seguir adelante.
“Está muy contento por lo que estoy haciendo. Él siempre me apoya y me brinda palabras de aliento que me animan a seguir adelante en el deporte que tanto me apasiona, el futbol”, expresa. El mediocampista dice haber logrado uno de sus sueños, pero aún quiere perseguir otros.
“En el ramo personal aspiro a terminar mi carrera de Contaduría, continuar con mi novia Alba y claro, la ilusión latente de un día pertenecer a la Selección Mexicana.
LAS CHIVAS
Xavi creció jugando en el campo de futbol del parque Oscar Luebert en su natal Reynosa. Desde ese momento supo que su destino estaría marcado por el deporte más popular de México.
Su oído comenzó a acostumbrarse al ruido en las graderías, con las ovaciones de sus padres cantando un gol. Sus pies se acoplaron al terreno de juego que muchas veces fue de tierra y otras de pasto raído por el descuido y la sequía.
El nombre de Xavi comenzó a escucharse en el sonido local del estadio Jalisco, casa de uno de los clubes más importartes en México, las Chivas Rayadas del Guadalajara, anunciando su entrada al campo de juego.
Ese momento mágico, que queda prendido en cada jugador que se estrena como profesional.
“Es muy bonito la verdad. De lo mejor que me ha pasado. Eso sí, estaba muy nervioso porque era mi primera vez y quería hacer bien las cosas para ayudar con el triunfo del equipo”, recuerda con orgullo.
Aunado a ello, los vítores del público al cantar un gol de su autoría aún resuenan en sus oídos.
“Cada gol ha siginificado algo muy bonito para mí. He marcado pocos goles, pero cada uno de ellos me ha dejado un buen sabor de boca y un bonito recuerdo. He disfrutado mucho desde mi primer gol hasta el último”, dice mientras en su rostro se dibuja una sonrisa y su piel se eriza con el recuerdo.
Para Báez, la sensación del estadio, del gol y el público son su motor de arranque.
“La afición es la que me motiva y da un empuje dentro de la cancha. Por ellos trato de dar lo mejor en el campo de juego y regalarles el buen sabor de una victoria”, reflexiona.
Para él, las Chivas son lo máximo.
“Es un equipo de puros mexicanos y el mejor de la liga. Y lo más importante para mí es que ellos me abrieron las puertas del futbol profesional y por eso me identifico con el club. Estoy agradecido y orgulloso de pertenecer al rebaño sagrado”, comenta.
Xavi dice que “el ambiente que se vive con mis compañeros es muy relajado. Creo que me llevo bien con ellos porque la mayoría los conozco desde fuerzas básicas. Los veteranos han sabido arroparnos y darnos la oportunidad de aprender de ellos y opinar para ir creciendo a la par”.
SACRIFICIOS
Al inicio, los deportistas profesionales viven privaciones para poder lograr sus metas. Por ejemplo, estar alejado de la familia.
“Uno de mis sacrificios más dolorosos fue dejar a mi familia por ir a Guadalajara a perseguir mi sueño”, recuerda como si en sus palabras quisiera rescatar el tiempo lejos de ellos.
Para el mediocampista, su vida dio un giro de 180 grados.
“Tu vida social cambia drásticamente. Ahora me concentro en entrenar, dormir temprano, eliminar los vicios, balancear mi alimentación y privarme de pronto de mis amigos y familiares”, dice.
Comenta que ser jugador profesional no es fácil, ya que las exigencias surgen todos los días.
“He sufrido lesiones que dejan huella en el cuerpo. Ser profesional es una gran responsabilidad para conmigo, los directivos y el público”, comenta.
Antes de que el reloj consuma el tiempo de la entrevista, Xavi se incorpora de su asiento y en su rostro se dibuja una expresión como preparándose para decir algo importante y entonces rompe el silencio.
“Quiero decirles a las futuras estrellas del balompié que sigan trabajando, que le echen todas las ganas, que obedezcan a sus padres y sobre todo que persigan sus sueños. Vale la pena luchar por ellos sin importar lo que cueste, hasta lograrlos”, concluye.