En 28 de los últimos 30 años, Benito Villarreal retrató parte de la historia de los Tigres en la cancha e incluso en la tribuna; sin embargo, una embolia que sufrió hace cerca de dos años le afectó el movimiento de su brazo y pierna derecha Desde entonces se encuentra en casa buscando recuperarse.
Durante casi tres décadas el “fotógrafo de los Tigres”, como también era conocido, vivió de la venta de sus imágenes a jugadores, directivos y aficionados, pero nunca estuvo en la nómina de club, ni cuando era manejado por la UANL ni tampoco al llegar Sinergia Deportiva a tomar el control, por este motivo quedó desamparado tras el infarto cerebral que sufrió, pues no cuenta con seguro médico ni pensión.
Ante esto, Benito ahora pide ayuda a los jugadores e incluso de Ricardo “Tuca” Ferretti, ya que quiere seguir su rehabilitación, la cual tuvo que interrumpir por falta de recursos.
“Había un terapeuta que me cobraba 350 pesos, pero ya no pude (pagar). “Tuca” aliviáname para unas medicinas, si quieres, sino pues no”, dijo en entrevista con Hora Cero en su casa de la colonia Fabriles.
“A los jugadores, al francés (André-pierre Gignac), él sabe que yo le tomaba las fotos y nunca le estuve pidiendo un cinco. Nahuel Guzmán siempre me apoyó bastante; (Guido) Pizarro, (Javier) Aquino, Hugo Ayala, Damián Álvarez, todos los que están ahorita me daban a mano.
“Al Tuca le mando un saludo y si tiene un pesillo que me lo mande para las medicinas. Él sabe que siempre me porté bien, yo nunca anduve con que se vaya, yo estoy 100 por ciento con el equipo”.
Antes de sufrir la embolia Villarreal tuvo que dejar de asistir a los juegos felinos, ya lo sorprendieron revendiendo boletos afuera del estadio y fue castigado. Benito buscó regresar a realizar fotografías y habló con el entonces presidente Miguel Ángel Garza, quien le prometió ver su caso, tiempo después le vino la embolia y tuvo que olvidarse del tema.
“Miguel (Garza) me dijo que me iba a ayudar, pero luego me enfermé y ya no pude trabajar. El ingeniero (Alejandro Rodríguez) estaba fuera de todo esto, él siempre se ha portado muy bien e incluso no supo del problema que tuve ni tampoco sabe lo que me pasó”, mencionó.
Algunos amigos y familiares fueron a visitarlo y a apoyarlo, pero un día se presentó en su casa el hijo de Bernardo Zambrano, fue a saludarlo a nombre del ex directivo felino y hoy Cemex y le llevó apoyo económico, algo de lo que se siente agradecido.
“Gracias a ellos me levanté porque no podía caminar y con su ayuda vino un terapeuta y ya camino, solo me falta (mover) mi mano”, comentó.
Villarreal se caracteriza por ser un tipo humilde que siempre se ganó el cariño de todos en el seno felino, fue invitado a trabajar como fotógrafo al inicio de la década de los noventas.
“El señor (Roberto) Méndez fue el que me dio la oportunidad de trabajar, nunca percibí un sueldo. A mí me daban chance de ir, tomaba mis fotos y les vendía a los jugadores. Después llegó Cemex y Bernardo Zambrano me preguntó si quería participar con ellos, pero le dije que me dejaran así, que sacaba las gráficas y no ando molestando a nadie, de esa manera fue el acuerdo”, recordó
“Cuando entró Vucetich (temporada 95-96) me preguntó si quería viajar con el equipo, fue la primera vez que salí. Antes me iba en autobús, pero fue Vucetich quien me autorizó ir con ellos en el avión. Con todos los entrenadores me llevé bien”.
—¿No te sientes abandonado por la UANL o por Tigres tras tu enfermedad?
“No, porque estaba por honorarios, nunca me quise meter en eso. Yo estuve ahí por amor al arte y a las fotos”.
GIGNAC, EL QUE MÁS LO APOYÓ
Durante la charla, el fotógrafo mencionó quiénes fueron los jugadores que más le compraron fotos o le echaron la mano en las tres décadas que trabajó en la institución.
“El francés, a quien le mando un saludo”, dijo sin dudar.
“Su señora me decía que le hiciera unas fotos y luego no me decía nada, nadamás me daba dos o tres mil pesos. Todos se portaban bien, Damián (Álvarez), (Enrique) Palos, que siempre me ayudaba, pero yo no les agarraba dinero, yo quería entregarles gráficas, pero ahora pues sí, si me quieren ayudar.
“Me llevé bien con todos: (Javier) Saavedra, (Claudio) “El Diablo” Núñez, (Javier) “El Pastor” Lozano, David Oliva, (Aurelio) Molina. Lucas Lobos me compraba muchas fotos, a Damián lo quiero mucho, todos me conocen y nunca les anduve pidiendo un cinco, pero ahora me pasó esto y estoy esperando que, si Dios quiere, ya que me alivie y me den una chance de trabajar”.
“Con el Tuca siempre me llevé bien, él me daba boletos a mí o a mis hermanos, hubo veces que vendía uno que otro, para qué te voy a decir que no, pero era porque no traía dinero”.
VARGAS, EL MÁS ‘CODO’
Los jugadores siempre lo apoyaron y lo trataron bien, solo hubo uno que recuerda no pudo venderle nada: el chileno Eduardo Vargas.
“Me quedé con una colección de imágenes que me pasaron en donde está el chileno (Eduardo) Vargas. Un día que no traía ni un cinco le dije que tenía unas fotos y me dijo que no le interesaban, le pedí que las mirara, que había de la Copa América, pero nunca me peló ni siquiera me saludaba. Fue el único duro; aunque no le guardo rencor.
“Un día al Negro (Julio César) Santos le mandé unas fotos y me dijo que se las vendí muy caras, yo le contesté que vivía de eso y le ofrecí disculpas. Tiempo después se fue al Veracruz y fui con Tigres a ese juego, me habló en el vestidor y me ofreció una disculpa porque se había portado mal, ese fue un buen detalle”, finalizó.