Dentro de los mayores logros del deporte mexicano se encuentra la hazaña de quienes fueron bautizados los ‘Pequeños Gigantes’ al levantar el trofeo de la Serie Mundial de Ligas Pequeñas en Williamsport en Pensilvania.
La selección de la Liga Industrial de Monterrey, dirigida por el manager César Faz, se convirtió en la primera novena no estadounidense en alzarse con el título más prestigiado de la pelota infantil el 23 de agosto de 1957.
Pero el hito se magnificó gracias al trabajo monticular de Ángel Macías, que con 11 años de edad, lanzó un juego perfecto, blanqueando por completo al representativo de las barras y las estrellas.
En total fueron 14 niños regiomontanos que se seleccionaron entre los únicos cuatro equipos que conformaban las Ligas Pequeñas de Monterrey que ya estaban legalmente formadas y afiliadas a Williamsport.
Pero detrás de todo logro, hay una historia y la de los peloteritos mexicanos es rica en superación, pues tuvieron que viajar a McAllen, Texas para enfrentar la primera fase clasificatoria, pero los pensamientos eran tan pesimistas que en base a donativos, recaudaron tres mil pesos para poder realizar ese viaje.
José ‘Pepe’ Maiz García, probablemente el ‘pequeño gigante’ más reconocido, contó las condiciones en las que se encontraban al realizar el viaje, ya que salvo uno o dos niños, todos provenían de contextos humildes.
“En la primera noche me toca de compañero de cuarto Norberto Villarreal. Era un hotelito muy apenitas, pero limpio, cada quien tenía una cama y en la mañana cuando me despierto, lo veo tirado en el suelo y le pregunté qué le había pasado y me contestó “no Pepe, yo nunca había dormido en una cama”, fue una lección para mí a los 12 años”, expresó Maiz en una conferencia durante Expo PyME en Monterrey.
El primer juego de aquella novena fue contra la Liga Azteca, de la capital mexicana y se enfrentaban en McAllen, simplemente para poder nombrar a un equipo como el mejor a nivel tricolor, pero al avanzar por pizarra de 9-2, se toparon a los locales, mismos a los que vencieron 7-1.
Con recursos económicos para tres días, Monterrey avanzaba para alargar su estadía en el país vecino y eran empresarios de la Sultana del Norte quienes se convertían en los pilares económicos de aquellos peloteritos que iban llamando la atención de todo el país.
Antes de Williamsport, tuvieron que ganar 11 juegos que, a excepción de la Azteca, fueron contra equipos estadounidenses con lo que se convirtieron en Campeones de Área en McAllen, después Campeón Distrital y por último, Campeón Seccional antes de la gran serie en Pensilvania para, de esta forma, acumular 13 juegos en 26 días.
En la gran final, en Memorial Park de Williamsport, Ángel Macías lanzaba un juego perfecto por primera vez en la historia de una final de la especialidad y lo hacía ante el representativo de La Mesa, California para dejarlos tendidos sobre el diamante por pizarra de 4-0.
El bateo norteño estuvo a cargo de José Maiz que con Mario Ontiveros en segunda y Baltazar Charles en primera, conectó doblete que impulsó a Ontiveros a la registradora, después Enrique Suárez con otro doblete remolcó a Charles y Maiz.
Monterrey terminó llenando las bases con un pasaporte a Rafael Estrello y un toque preciso de Norberto Villarreal para que llegara Gerardo González con un machucón por tercera que no logró sacar el tercer out, pero generaba la cuarta carrera con Suárez barriéndose en home.
Posterior al Campeonato Mundial, los infantes regresaban al país como auténticos héroes, visitando la Basílica de Guadalupe y siendo recibidos en Los Pinos por el entonces presidente Adolfo Ruiz Cortines, no sin antes haber sido invitados a la Casa Blanca a conocer al trigésimo cuarto presidente de Estados Unidos, Dwight D. Eisenhower y visitar Ebbets Field, casa de los Dodgers.
Los homenajes no cesaron en la metrópoli de Nuevo León, pues a su arribo a la ciudad, fueron llevados en automóvil a un recorrido por la ciudad, donde miles de personas los desfilaban hasta Palacio de Gobierno, donde siguieron siendo galardonados.
Lo que no muchos recuerdan es que en la siguiente edición de Williamsport de 1958, Monterrey también se consagró Campeón Mundial, fueron bicampeones, pero con otros nombres en el roaster, aunque con César Faz como manager.
El único infante que puedo presumir haber formado parte de esas dos grandes selecciones del 57 y 58, fue el primera base, Ricardo Treviño, que compartió el diamante con Héctor ‘La Malita’ Torres, principal figura de la segunda novena campeona.
Aquél juego de Ángel Macías es recordado por el propio José Maiz quien asegura que en caso de haberse logrado la perfección, nadie se acordaría de él, agregando que no se le ha hecho justicia al divino brazo de Macías.
“Estoy agradecido con las Ligas Pequeñas y con Ángel Macías, porque sin su juego perfecto, nadie se acordaría de nosotros, es la verdad, por eso estoy agradecido con él.
“Aparte a él no se le ha hecho justicia, he buscado hacer una escultura suya en Parque Fundidora cuando vienen miles de niños todos los domingos, yo lo quería poner afuera del Salón de la Fama, pero el fideicomiso de Parque Fundidora no me deja y estoy sentido.
“Una vez me querían llevar a Aguascalientes a hacer un complejo deportivo que le querían poner mi nombre y les dije que de ninguna manera, porque debería llevar el de Ángel Macías porque él es de allá” contó.
Incluso, aquella historia que cautivó a todo un país y conquistó al vecino, fue llevada a la pantalla grande por el director canadiense Hugo Butler en una cinta llamada ‘Los Pequeños Gigantes’, publicada en 1960. Pero en 2009, se estrenó otra de nombre ‘Juego Perfecto’, pero nada como la original.
En este 2023, la representación de México estuvo a cargo de la Liga Municipal de Tijuana que se quedó en la antesala de la final internacional al perder contra Curazao que jugaba bajo el representativo del Caribe y que al final, perdió la gran final ante California para dar final a la edición número 76 de esta asombrosa serie.
Para llegar al ansiado torneo, Tijuana tuvo que afrontar la Serie Nacional celebrada en Monterrey, donde en la final ganaron 4-0 a Villa del Refugio Matamoros con un Grand Slam de Marko Cortés que los catapultó a la Serie Mundial.
En su primer juego, cayeron ante el combinado japonés 6-1, pero tuvieron una segunda oportunidad ante Canadá, a quienes arrollaron 10-1 para mantenerse con vida en el certamen. A la postre vencieron al representativo de Latinoamérica por 3-1.
El camino volvería a topar a nipones y mexicanos, donde en esta ocasión los tricolores avanzaron venciendo 2-0 a los asiáticos, pero en la antesala de la final internacional, Curazao sacó el triunfo 4-2.
La Liga Pequeña Vaqueros de Linda Vista venció al equipo de Mission Viejo California por pizarra de 5-4 el 23 de agosto de 1997, la última vez que una novena mexicana levantó el trofeo de campeón en la serie mundial.