La historia de la humanidad ha tenido episodios oscuros debido a las guerras que han surgido en diferentes épocas. En “La palabra que aparece. El testimonio como acto de supervivencia”, Enrique Díaz Álvarez presenta un documento en el que reúne las voces de escritores, académicos y periodistas para profundizar sobre esa violencia que nos acompaña desde tiempos remotos, pero que seguimos padeciendo.
“Escribí el libro para tratar de comprender la violencia que vivimos en México desde el 2006 para acá, con esas cifras monstruosas de 350 mil muertos, más de 100 mil desaparecidos, y el peligro que veo es caer en la normalización, porque parece que estamos anestesiados de todo eso.
“Entonces, lo que busco es tratar de encarar la violencia, en el sentido de hacerle frente al problema pero también de ponerle rostro y lugar a las víctimas ; y para eso necesito el testimonio, el testimonio de los vencidos que son el lado b de la historia”, señaló Díaz Álvarez, quien obtuvo el Premio Anagrama de Ensayo por “La palabra que aparece. El testimonio como acto de supervivencia”.
El autor analiza desde la guerra de Troya, la Conquista de México, La Guerra Civil Española, hasta llegar a la guerra contra el narcotráfico en México.
“En el libro rastreo, y aunque el primer impulso fue explicarme lo de México; pero para llegar ahí, empiezo desde Troya, y (cito) a muchos autores como Homero, que sintieron darle voz al vencido, por ejemplo Homero era griego, y decide en un gesto tremendo como es La Iliada, uno de los libros más importantes que hay, y le da la voz también a los troyanos.
“Homero cuenta la guerra desde las dos perspectivas, pues como griego, cuenta también la historia del lado de los troyanos al grado que nos conmueve más, porque para mí muchos personajes de los troyanos me conmueven y me identifico más, entonces desde ahí rastreo la necesidad de darle voz a la historia omitida”.
Díaz Álvarez expone en este tratado que la guerra ha sido una constante en la historia de la humanidad.
“Este libro no es una revisión histórica porque no soy historiador. Lo que hago es que me detengo en muchas narrativas, muchos ejercicios de periodistas y de escritores, académicos que han acompañado el testimonio de las víctimas, porque hay muchas mujeres y hombres solo cuentan con sus palabra.
“Siempre ha habido guerras, y muchas veces parece que la historia de paz son como los paréntesis y que la guerra es una cuestión muy humana, parece que nos ha acompañado toda la vida y también nos ha acompañado siempre la pulsión por narrarla”, argumentó.
En uno de los capítulos, se menciona la carta que Albert Einstein le escribió a Sigmund Freud en la que le pregunta si existe un camino para que la humanidad no sufra los estragos de la guerra.
“Por ejemplo, me detengo en una correspondencia que hay entre Einstein y Freud, y Einstein le pregunta a Freud ¿cómo evitar la guerra? quien le responde que básicamente tenemos impulsos destructivos.
“Y pocos años después, a Virginia Wolf le hicieron la misma pregunta, y su respuesta creo yo, fue mucho más interesante, más original y agresiva que la de Freud, ya que ella dijo que primero habría que reconocer que la guerra es masculina, ya que las mujeres no comparten las convicciones que llevan a los hombres a competir y a querer pasar por encima del otro”.
EL TESTIMONIO DE LA VÍCTIMA
Sobre su primera intención que es la reflexión sobre la normalización de la violencia, el profesor de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM afirma en el prólogo del libro que:
“En marcos de guerra, ciertas víctimas devienen testigos con el afán de combatir el discurso bélico que pasa por alto o reduce la pérdida humana a meras cifras: números redondos que se acumulan hasta provocar la anestesia colectiva.
“Evitar esa normalización de la violencia pasa por una ética de la escucha que permita experimentar vergüenza e indignación ante un relato oficial que cultiva y entiende la desmemoria y la insensibilidad”.
El autor destacó que su mayor interés cuando pensó en escribir este ensayo tratar de combatir el relato oficial.
“Por ejemplo, en México era muy claro, cuando declaró la guerra contra el narcotráfico, Felipe Calderón, era un relato oficial tremendamente binario de buenos contra malos, casi casi que la víctima se merecía su propia muerte y no había que investigar nada.
“Y fuimos acumulando estas cifras monstruosas y nos dimos cuenta que entre esas cifras había gente conocida y ese relato no aguantaba nada, empezando porque la violación a los derechos humanos vienen de las mismas fuerzas armadas, así que ¿cuáles buenos y cuáles malos? es mucho más compleja la historia de blanco y negro que los gobiernos suelen hacer”, enfatizó.
Enrique Díaz Álvarez obtuvo el Premio Anagrama de Ensayo por “La palabra que aparece. El testimonio como acto de supervivencia”, en 2021.