
La Sala “Dr. Aureliano Tapia Méndez” que cuenta con un acervo cultural de 29 mil 451 piezas que incluye: libros, pinturas y una vasta colección de nacimientos, se ubica en el segundo piso la Biblioteca Magna “Raúl Rangel Frías” y fue inaugurada el pasado 18 de julio dentro del marco de la Escuela de Verano UANL 2022.
En este espacio se instalaron 14 mil 918 libros, 11 mil 217 publicaciones periódicas, 612 folletos, 135 discos LP, 69 obras de arte (entre las que figuran 14 esculturas, 5 litografías, 15 pinturas en óleo, 1 dibujo, 5 pinturas mixtas, 15 acuarelas, 5 relieves, 6 grabados, 3 pinturas en acrílico) y 560 nacimientos de diferentes países y estados de la República Mexicana, además de 94 piezas de numismática y 43 distinciones, que pertenecieron al Monseñor Aureliano Tapia Méndez, quien falleció en enero de 2011.
“Hablo ahora de una apertura formal porque debo señalar que los recursos de esta sala que ustedes conocerán en breve han sido ya difundidos, consultados, apreciados y reconocidos desde hace años por un buen número de personas dentro y fuera de la Universidad Autónoma de Nuevo León.
“Este proyecto inició ya hace algunos años; ocho, para ser precisos, bajo la rectoría del doctor Jesús Ancer Rodríguez, su principal impulsor. Con él, se estableció el primer contacto para recibir este acervo y una vez que se autorizó su recepción, la biblioteca de Aureliano Tapia Méndez se trasladó a este edificio”, mencionó Porfirio Tamez Solís, director general de Bibliotecas de la UANL, quien no estuvo presente en el evento por motivos de salud.
La ceremonia estuvo encabezada por José Javier Villarreal y Jesús Ancer: encargado del despacho de la Secretaría de Extensión y Cultura y Director del Centro de Investigación y Desarrollo en Ciencias de la Salud, respectivamente, así como de la historiadora Alma Elisa Reyes de Rizzo.
En la sala también se encuentra el Fondo de la Sociedad Nuevoleonesa de Historia, Geografía y Estadística (SNHGE) que integra más de 8 mil volúmenes.
Sobre el interés particular que Tapia Méndez tenía por la figura de Sor Juana Inés de la Cruz, Alma Elisa Reyes se refirió a la carta que hizo la décima musa a su confesor, Antonio Núñez de Miranda.
“Sor Juana aparece en forma tajante en la vida de Monseñor Tapia cuando en el Seminario de Monterrey se encuentra una carta de ella, entre unos papeles que llegaron en el siglo XVIII y algún bibliófilo asiduo a la búsqueda de papeles antiguos, la encuentra y se la presenta al padre Tapia, y a partir de ahí, el documento escaló hasta el cielo de la intelectualidad sorjuanina y todos los estudiosos dieron su comentario”, señaló.
Destacó que esta misiva tenía un valor especial para Tapia, y el estudio de la misma lo llevó a participar a congresos de hispanistas dentro y fuera de México, y al ser descubridor de un escrito de Sor Juana lo convirtió en una figura importante.
Por su parte, Jesús Ancer, exrector de la UANL, recordó que conoció al padre Aureliano cuando fue monaguillo de la Parroquia Nuestra Señora de la Luz en el centro de Monterrey y desde entonces mantuvo una buena relación de amistad.
“Cada uno tuvo su propio proceso de crecimiento y por situaciones del destino llegué a ser rector de nuestra máxima Casa de Estudios y me tocó durante todo ese tiempo, estar al pendiente de muchas de sus actividades, y en ese momento cuando la etapa de la vida va a llegando a ciertas edades, enfermó de cáncer y me tocó convivir en la última etapa de su vida.
“Entonces empezamos a platicar con Porfirio Tamez sobre lo que él quería, que era donar a la UANL, su acervo y empezar a integrar lo que ahorita vamos a ver, en esta sala histórica”, destacó Ancer Rodríguez.
Finalmente, José Javier Villarreal compartió una anécdota personal con Tapia Méndez, en la que mostró algunos de sus poemas al padre Tapia.
“Él los leyó y me dijo una cuestión que para mí fue muy importante, que en su momento no sopesé; me dijo: ‘si haces un poema al cerro de la silla, yo te lo publico’. Y a mí me quedaba muy grande el cerro de la silla, yo estaba llegando a Monterrey y el cerro de la silla es algo monumental, así que deseché la idea. Sin embargo, pasaron 40 años y escribí un poema en donde se nombra el cerro de la silla .
“Y también pasé por la discusión que suscitó el padre Aureliano a partir de la publicación de la carta: Paz-Alatorre, Alatorre-Paz, sentían que eran como los jerarcas, los patriarcas de Sor Juana , pero acá en el norte de México, Sor Juana volvía a ser temperatura, pulso de la intelectualidad nacional y a mí me emociona mucho que nuestra universidad, a la que le tengo un gran amor, tenga estos nacimientos que me hacen pensar en un poeta magnífico como Carlos Pellicer que ponía sus nacimientos cada año y también en otro poeta como Gabriel Zaid, y me emociona que el canto, la literatura y la fe, se hermanen”, puntualizó.
SOBRE AURELIANO TAPIA MÉNDEZ
Nacido en Jacona, Michoacán, el 3 de mayo de 1931, Monseñor Tapia dedicó su vida a preservar la memoria histórica y el buen ejercicio de la religión católica. Emigró con sus padres a la ciudad de Monterrey siendo un niño, razón por la cual la mayoría de su actividad intelectual se concentró en dicha ciudad.
Ingresó al Seminario de Monterrey, se ordenó como sacerdote en la Catedral Metropolitana de Monterrey el 26 de marzo de 1955, ese mismo año fue fundador y director de Ediciones Al Voleo. Desde entonces continuó su trabajo como escritor en Literatura e Historia, combinando sus labores de investigación con sus tareas como sacerdote.
Fue nombrado cronista de la Arquidiócesis de Monterrey en 1977 y el Papa Juan Pablo II lo designó su Prelado de Honor con el título de Monseñor en 1983. Y en 1995 obtuvo el doctorado Honoris Causa en Historia por el Centro de Estudios Universitarios y se recibió como licenciado en Ciencias de la Comunicación en el año 2000 por la misma institución. Falleció en enero de 2011.