Un robot que dibuja el movimiento del agua gracias a un mecanismo que conecta este aparato a los baños del Museo de Arte Contemporáneo, forma parte de la muestra “El Revés de la sombra no es el reflejo en el agua”, del colectivo Panósmico integrado por Mariana Mañón y Manolo Larrosa.
La instalación artística “Escritura del agua”, se exhibe para todo el público desde el pasado 19 de mayo en Espacio Uno, ubicado en el Lobby de MARCO, en donde además se encuentra un grupo de cerámicas y piezas de plata de “Encuentros plásticos”, como se le denominó a la otra parte del proyecto que se presentó en el 2022 en el Vernacular Institute, en la Ciudad de México bajo la curaduría de Jo Ying Peng.
Todo esto es derivado de una investigación en la que el colectivo Panósmico ha trabajado sobre las aguas negras que van de la Ciudad de México a Valle del Mezquital, en el estado de Hidalgo.
“La invitación que estamos haciendo con esta exposición, es a plantearnos la problemática del agua, pero no nada más el agua en su carácter tan necesario para nuestra vida cotidiana, sino de cómo nosotros hacemos un vínculo con ella y a partir de eso, nuestros cuerpos vinculados con el agua construyen y forman otros espacios, en otras latitudes.
“Entonces un poco el proyecto se plantea esta relación que establecemos en dos paisajes muy importantes en el ecosistema del país que son la Ciudad de México y el Valle del Mezquital en Hidalgo”, señaló Mariana Mañón.
Mencionó que estos dos puntos geográficos se conectan a través del drenaje de la ciudad desde hace 120 años y las aguas negras que desembocan en el Valle del Mezquital convirtieron lo que era una especie de desierto en uno de los lugares con mayor producción agrícola en el país.
“Llega al Mezquital con toda esa información y va de alguna manera determinando ese espacio nuevamente, sus dinámicas sociales cambian, sus dinámicas culturales y económicas cambian, y a través del producto que llega ahí, se genera un espacio completamente distinto, entonces, esos intercambios son los que nos interesaba mucho estudiar.
“El proyecto establece un vínculo directo y muy visual con esta dinámica que generamos con el arte y lo que van a ver en este espacio es un robot que está midiendo el agua que se está usando dentro del museo”, abundó Mañón.
ESCRITURA DEL AGUA
La instalación Escritura del agua trabaja con tecnología Arduino y tres sensores que captan la velocidad del agua que es arrojada por el drenaje, en este caso están conectados a los baños del museo MARCO.
“Este es el robot del que les estaba hablando y en este momento ya está activo y la impronta que está registrada en el papel, es parte de la actividad líquida que está sucediendo dentro del museo, y para nosotros el agua es el gran tejedor de espacios.
“Y es un medio por el cual nos vinculamos absolutamente todos en muchas latitudes; y una de las cosas que nos interesa dentro de nuestra investigación es pensar en nosotros mismos como terraformantes, es decir, que nuestros cuerpos son capaces de formar territorios, de formar espacios”.
Por su parte, Manolo Larrosa añadió que es importante visibilizar la dimensión de estos procesos de transformación del paisaje, ya que llega a tener una implicación en ciertos espacios.
“La intención de hacer visibles estas dinámicas es tener en cuenta que estamos conectados en una gran red, ya sea a partir de la infraestructura, o ya sea a partir de las propias dinámicas del planeta en que estamos, y nos interesa mucho hablar de la interconectividad en la que está creándose el paisaje”, manifestó.
ENCUENTROS PLÁSTICOS
Los objetos de cerámica y piezas de plata recubiertas de micro-plástico que integran la otra parte del proyecto se titulan “Encuentros plásticos”, y son una especie de registro acerca de la transformación del suelo y del paisaje al recibir los materiales que arroja la ciudad a través de las aguas negras.
Además del robot que traza el movimiento del agua, en Espacio Uno se encuentra un montón de tierra con algunas piezas derivadas del plástico, peces y cerámicas que forman parte de “El revés de la sombra no es el reflejo del agua”.
“Con toda la actividad de las aguas negras que llegan al Valle del Mezquital, el suelo se ha transformado de una manera muy radical, pues en donde era un desierto, y miles de millones de años atrás era un océano, eso hace que ese suelo en particular sea perfecto para incubar toda esa arcilla y el agua de aguas negras genera una tierra como abonosa.
“Entonces nos dimos cuenta de este tipo de tierra que hay y nos interesaba mucho investigar, qué era lo que estaba haciendo que el Valle del Mezquital pudiera soportar esa cantidad tan tóxica de elementos de llegan de Ciudad de México”, abundó Mariana Mañón.
Explicó que luego de entrevistar a geólogos, entendieron que gracias al carácter arcilloso de la tierra del Valle del Mezquital era capaz de recibir las aguas de la Ciudad de México.
“La arcilla lo que hace es funcionar como una especie de esponja o de filtro natural que le permite tener una actividad agrícola como la que tiene sin necesariamente transmitir la toxicidad a los alimentos que se están produciendo ahí. Entonces, las arcillas que ven en esta sala, están hechas de esa arcilla que nosotros recuperamos del espacio, al igual que todo el plástico que se ve de los objetos que están recubiertos.
“Y ese mismo plástico lo hemos recuperado del mismo suelo haciendo un ejercicio pensando en que si un arqueólogo del futuro llegara a ese lugar a entender las dinámicas sociales y culturales y estudiara los objetos que están en ese espacio ¿qué pensaría?, ¿cómo reconfigurarla toda esa cantidad de vasos y de objetos que están digeridos por el sistema del drenaje?”, planteó la integrante del colectivo Panósmico.
Taiyana Pimentel, directora de MARCO, añadió que tanto “Escritura del agua” y “Encuentros plásticos” que se presentan en el Espacio Uno, son un claro ejemplo de lo que un trabajo de investigación puede derivar en una propuesta artística.
“Este colectivo tiene una forma de operar que me interesaba incorporar a nuestro programa curatorial, y es la relación entre el arte y la investigación, es decir, todos sus proyectos artísticos son resultados de procesos investigativos que incluyen colaboraciones con biólogos, ingenieros, ambientalistas, matemáticos, científicos y sociólogos”, destacó.
Mencionó que Monterrey tiene varias de las universidades más importantes de México, y por ello espera que este proyecto pueda interesar a estudiantes de todas las facultades.