Me queda claro que existen movimientos sociales que son igualitos a una enorme borrachera: en la víspera hay una gran expectación y preparativos, llegado el día todo estamos muy contentos celebrando para, las horas posteriores, sufrir con la resaca del festejo.
Ya se, habrá quienes consideran que la comparación es irrespetuosa pero así la veo.
Lo anterior viene a colación porque hoy, que han pasado las bellísimas marchas del 8 de marzo y el paro nacional convocado para protestar por los feminicidios y la violencia contra la mujer, vamos a comenzar a vivir la resaca de este movimiento.
Una vez que ha pasado el ‘hype’ de la causa feminista, vamos a ver cómo reacciona la sociedad frente a problemas que aquí siguen, como lo son la discriminación contra las mujeres y la violencia de género.
Hoy 10 de marzo, ha llegado la fecha más importante de todo este asunto, pues es el momento para que la sociedad siga apoyando, que siga portando el color morado con orgullo y convicción más que por moda.
Porque sería lamentable que mañana o pasado el tema del feminismo dejara de ser “cool” en las redes sociales, pues fue desplazado por el #retodelacremadecacahuate, un #LordMemelas o cualquier otra jalada que pueda surgir.
Hoy más que nunca todas esas empresas, instituciones educativas y dependencias de gobierno deben demostrarnos que su apoyo a esta causa va más allá de quedar bien en las redes sociales.
Ahora sí, todas las empresas que cerraron sus puertas el 9M o que permitieron que sus empleadas faltaran, deben de revisar las condiciones laborales de sus trabajadoras, si tienen permisos de maternidad o sus salarios con los mismos que los empleados hombres.
Ahora sí, todas las universidades que se pintaron de morado en sus perfiles de feis tienen que mostrar que van a implementar verdaderos protocolos de combate al acoso sexual, donde la agredida no sea tildada de mentirosa o tenga que enfrentar la duda y el rechazo oficial por haberse atrevido a denunciar.
Este es el momento para que las universidades se levanten como las casas del conocimiento que se supone son e incluyan en sus programas de estudio materias relacionadas con la equidad de género.
Ahora sí, los gobiernos deben mostrar a los mexicanos que realmente les interesa combatir la violencia contra la mujer y el feminicidio, poniendo a trabajar a sus fiscalías para dar con los responsables de estos crímenes para que, así, el día de mañana la impunidad deje de ser un aliciente a la violencia.
Lo que se consiguió el 8 y 9 de marzo es maravilloso, sin embargo es apenas el inicio de una lucha mucho más larga e importante.
Aquí es donde se va a diferenciar a quienes verdaderamente quieren un cambio de los farsantes.
LA VERDADERA EPIDEMIA…
No me queda la menor duda de que a los mexicanos nos encanta burlarnos de todo. Mientras más grande la tragedia, mucho mejor.
Hay quien identifica este fenómeno como “el tren del mame”, que es tomar un tema y hacer todo tipo de publicaciones graciosas a su alrededor hasta que aparece otro escándalo.
Subirnos a este tren no tendría el mayor problema si no fuera porque muchas personas no saben diferenciar la realidad y de los chistes, los rumores de los hechos, las noticias reales de las que sólo buscan clicks en las redes sociales.
Por eso, cuando tenemos un problema de salud pública como el coronavirus, se vuelve prioritario estar muy bien informados, porque después, gracias a los chistes y las noticias falsas que solo buscan generar tráfico en los portales, enfrentamos una crisis de desinformación.
Sin embargo como buen mexicano a mí también me gusta reírme de todo, por eso les invito a que buscar una nota que apareció en el portal canadiense The Beaverton (https://thebeaverton.com) que no sólo se ríe de todo lo que está sucediendo alrededor de esta enfermedad, sino que pinta de cuerpo completo a muchísimas personas.
Al final, como ha sucedido con la gripe aviar y la porcina y la influenza, la verdadera epidemia es la desinformación.