Noviembre se acerca y estamos a poco tiempo para la elección más interesante e influyente para los mexicanos y su futuro, misma pone cada día más nerviosos a capitanes de empresas, políticos, académicos, periodistas y demás actores sociales.
Para nadie es un secreto que Donald Trump, el magnate neoyorquino, ha venido de atrás, demostrando que sabe navegar contra viento y marea sobreponiéndose a muchos que ni siquiera lo consideraban serio aspirante a la candidatura y ahora está a nada de convertirse en Presidente de los Estados Unidos.
Hillary Clinton, candidata demócrata, parece haber tocado su techo útil en todas las encuestas, mientras que el republicano avanza con su discurso antimigratorio.
Esto, no obstante que la historia ha demostrado que la migración es un fenómeno natural que atañe a todas las especies que habitan la Tierra, al buscar de forma racional e intuitiva, no solamente sobrevivir, sino una mejor calidad de vida garantizando la sobrevivencia y reproducción.
En Nuevo León y el norte de México vivimos en estos días una migración de diversas especies de mariposas, principalmente Monarcas, que vienen de diversas regiones de Estados Unidos y Canadá en busca de las cálidas temperaturas y los bosques generosos del centro de México, con el objetivo de garantizar su especie.
Igual sucede en lugares como Bahía de Banderas, a donde llegan actualmente miles de ballenas con el mismo propósito.
La especie humana no es la excepción; tenemos miles de casos de movilidad social a lo largo de la historia, mismos que han demostrado que la grandeza y desarrollo de diversas naciones como Estados Unidos, Canadá, Argentina e incluso México, lograron avanzar gracias a la riqueza cultural, educativa y económica, motivadas por la migración.
Por ello, cobra relevancia la tesis conceptual planteada por el presidente Enrique Peña Nieto en su intervención ante la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas, al sostener que todos somos migrantes, y por ende debemos privilegiar el respeto y las garantías individuales, y dejar de considerarlos como delincuentes.
Lamentablemente el fenómeno de migración que vivimos actualmente en México, es un tema de seguridad para miles de centroamericanos que huyen de su tierra ante el peligro de morir y se arriesgan en la búsqueda de mejores niveles de vida para garantizar el sustento de sus familias.
Paradójicamente, discursos retrógrados como el del candidato Republicano al gobierno de los Estados Unidos, representan un contrasentido a la esencia misma de su nación, misma que ha logrado ser un referente mundial en desarrollo global gracias al respeto a los migrantes, mismos que formaron esa gran riqueza cultural que es hoy la nación vecina.
El “Hombre del Peluquín” hace lo que mejor saben hacer los políticos: confunde una conciencia limpia con una memoria corta, al olvidar de una conveniente manera que él mismo proviene de una familia de migrantes que llegaron a los Estados Unidos procedentes de Europa con el objetivo de buscar fortuna en lo que cientos de años antes se le conocía como “el Nuevo Mundo”.
Aunque muchos podemos considerar que sus discursos belicistas y antilatinos no dejan de ser una estrategia de campaña, resulta preocupante la manera en la que aún sin tener una influencia política y económica oficial, ya puso a tambalear las finanzas mexicanas motivando los grandes sustos de tener al peso mexicano a 20 pesos en la paridad con la moneda estadounidense.
Al refrendar el compromiso de México para lograr un Pacto Global de los Refugiados y concretar para el 2018 el Pacto Global para la Migración Ordenada, el presidente Peña sostuvo la postura de nuestra nación al respecto:
“La comunidad internacional puede mejorar la situación de los migrantes. Tenemos un compromiso pendiente con ellos, que todos debemos asumir, porque la migración no representa solamente el pasado y el presente de la humanidad, sino también el futuro”.
La historia de México siempre se ha caracterizado por sus políticas fraternas y puertas abiertas a todos aquellos seres humanos que se ven obligados a abandonar la tierra que los vio nacer por razones de sobrevivencia, seguridad u otro tipo de causas.
Es obligación de todos los mexicanos no solamente apoyar, sino exigir a los gobernantes que mantengan este espíritu, para que México siga siendo respetado en la comunidad internacional.
Y tal como dijera Benito Juárez: “el Respeto al Derecho Ajeno es la Paz”.