Semanas decisivas tendrá Jaime Rodríguez Calderón para buscar la presidencia de México en 2018, o bien cumplir con las cuentas pendientes que tiene con los electores que lo eligieron hasta que termine su mandato en 2021.
Para sus detractores, las visitas que programa los fines de semana a otros estados del país aceptando cualquier tipo de invitación, sea acudir a un informe, a un simposium de marketing político o a una institución como conferencista, es prueba de que está en las últimas como gobernador de Nuevo León.
En el círculo más íntimo de colaboradores la apuesta sería muy simple: si en enero de 2015 “El Bronco” tenía entre 1 y 3 puntos de intención de voto, a mediados de 2017 está entre 3 y 5 a nivel nacional y con posibilidades de que la historia se repita.
Con una balanza más inclinada a competir en 2018, Rodríguez Calderón no desaprovecha estar en el ánimo y en la vitrina mediática nacional, aunque sea para declarar que él se encargará de hacer perder a Andrés Manuel López Obrador.
“Yo no votaría por él (AMLO). Y voy a hacer que mucha gente del norte no vote por él”, expresó durante una conferencia impartida en Tabasco el pasado 28 de mayo. Y agregó:
“AMLO es un hombre que quiere ser presidente, pero no a costa de mis impuestos, no a costa de mi trabajo; los partidos políticos se gastan el dinero del pueblo y MORENA no es la excepción”.
Con cerca de 1 millón de votos, Rodríguez Calderón triunfó en los comicios para gobernador de 2015, donde sus adversarios no sumaron, juntos, los sufragios que él obtuvo.
Nunca antes en la historia de México un independiente se había atrevido a tanto: humillar al PRI y al PAN juntos.
La batalla por Los Pinos podría estar muy cerrada entre un o una candidata del PAN y AMLO, una vez que cada día se desinfla la posibilidad de un candidato del frente opositor, luego que el PRI ganó, a la buena o a la mala, el Estado de México y Coahuila.
Y “El Bronco” saltando al campo de juego sus posibilidades serían de crecer pues, contrario a la opinión de sus enemigos políticos en Nuevo León, su personalidad embona perfectamente en las demandas electorales del mexicano del siglo XXI que rechaza a los partidos políticos tradicionales.
¿Qué hubiera pasado si en vez de Delfina Gómez, MORENA lanza como candidato a un personaje estilo “El Bronco”? ¿La victoria de Alfredo del Mazo y del PRI iba a ser el capítulo final del libro que leímos?, me he preguntado varias veces.
No dudo que López Obrador pudo haber derrotado fácilmente a Del Mazo en el Estado de México, pero ese no era el plan del líder moral del partido color terracota que, en estos momentos, está primero en las encuestas para suceder a Enrique Peña Nieto.
Volviendo a las posibilidades del gobernador independiente, obra a su favor que si bien en el estado hay un fuerte reclamo de por qué su antecesor Rodrigo Medina de la Cruz se pasea como “Pedro por su casa”, en otras entidades están más ocupados en sus propios problemas.
Una campaña presidencial donde se venda de nuevo a “El Bronco” como quien enfrentó a los narcotraficantes que quisieron matarlo, en un país arrodillado y víctima del crimen organizado de norte a sur y de este a oeste, juega a su favor para sumar votos. Y eso bien lo sabe su mercadólogo Guillermo Rentería.
Rentería es la mente pensante cuando se trata de contraatacar cuando se agrede verbalmente al gobernador. En una ocasión, ante las fuertes críticas de López Obrador contra “El Bronco”, produjo manipulando la letra de una canción del dueto Pedro Infante y Luis Aguilar.
La satírica producción circuló en redes sociales y fue impugnada por MORENA ante el Instituto Nacional Electoral (INE), resolviendo a favor de Rentería y su equipo, que ya trabaja rumbo a su mayor reto electoral: junio de 2018.
Un tema que difícilmente podría repetirse a nivel nacional y a favor de “El Bronco” es el “cero pesos a los medios de comunicación”, porque aunque la campaña sería tan corta, no me imagino a Televisa y TV Azteca dirigiendo sus misiles en su contra, destacando las promesas incumplidas en Nuevo León.
En 2015 en la sociedad había profunda repugnancia contra los canales privados por hechos ventilados en la prensa, entre ellos de contratos públicos donde el papá de Medina tuvo injerencia, como en el caso del municipio de Mina, y los terrenos de la armadora KIA en Pesquería, según El Norte.
Y qué decir de Multimedios y Milenio, cuando se supo que había recibido un millonario contrato para construir una planta tratadora de lodos de la empresa paraestatal Agua y Drenaje de Monterrey (AyD).
Pero en una campaña presidencial, Rodríguez Calderón necesita de su lado a Emilio Azcárraga (Televisa), a Ricardo Salinas Pliego (TV Azteca) y a Francisco González (Multimedios-Milenio).
Y agregue a Olegario Vázquez Raña, dueño de Imagen y de Excélsior, además de Juan Francisco Ealy Ortiz, de El Universal.
Porque el PRI y el PAN vaciarán costales de dinero para contratar pauta publicitaria y ganar. O peor, entrarán a la guerra sucia por medio de campañas con disfraz de trabajos editoriales como pasó con El Universal y TV Azteca, sobre todo, dirigiendo su metralla contra Delfina Gómez y MORENA en Edomex.
“El Bronco” tendrá en su contra, a nueve meses de la elección más dividida en la historia, que poderosos hombres de negocios y los grupos empresariales más fuertes prefieren invertirle a uno que tiene 30 por ciento y con posibilidades de crecer (AMLO), que a otro que arrancará con entre 3 y 5 puntos de preferencia (él).
Cuando éste 15 de septiembre encabece su segundo Grito de Independencia, Rodríguez Calderón tendrá muy claro qué buscará: quedarse quieto y congraciarse con sus gobernados y reducir la deuda de promesas que tiene con ellos, o buscar convertirse en el Macron francés con olor a cabrito.
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