Uno tercero de la tabla y el otro líder general. Uno en España y el otro en Alemania. La diferencia en la vida es una letra, en el campo, un estilo, una expectativa y la proyección que se tiene de ambos para el futuro inmediato.
Xavi llegó al Barcelona con la encomienda de emular a Pep Guardiola. Venido de Medio Oriente, se creía estar listo para el segundo reto más grande en el mundo pambolero, el Fútbol Club Barcelona, más que un club.
Xabi, sin la expectativa o publicidad del primero, llegó al Bayer Leverkusen para competir contra el otro Bayern, el de Munich, equipo multicampeón que regularmente arrasa desde hace 10 años.
Después de un título, el estrés, la mala publicidad, las opiniones contrarias y el hecho de no ser Pep le han traído la guillotina autoimpuesta, la que se genera de un cansancio de lidiar con un entorno criminal donde ganando eres culpable y perdiendo también. Sin Messi, Eto, Ronaldihno, Márquez, Puyol y compañía, se quería lograr título tras título compitiendo contra la grandeza del Real Madrid de Florentino.
Con un club apalancado hasta de las luces del estadio, prometiendo derechos por doquier para generar dinero, pagando deudas pero buscando ingresos prometiendo un tiki taka, títulos y jugadores insignia de la cantera, apoyando todo un proyecto en chicos de 16 años, peso que ni el mismo Messi tuvo que soportar siendo arropado por cracks en sus inicios, Xavi, de carácter firme, convicciones bien cimentadas, pero sin el entorno necesario, decidió dar un paso al costado para no desgastarse en un banquillo que está listo para despedir al que se le cruce en su camino, porque sin la espectacular cantera, pero si con una gran cartera, Florentino ha traído jóvenes consolidados que le han dado títulos, aunado al paciente y “bonachón” Ancelotti, que es maestro del buen ambiente y de la gestión humana.
En Alemania por su lado, se respira una tranquilidad de competir con bases futbolísticas sólidas, con jugadores adaptados a una idea trabajada desde hace años por Xabi, quien tuvo mentores de todos los colores y sabores, que parece estar encontrando una manera espectacular de combinar estilos y formas, paseando el balón como su tocayo con “V” quisiera; por lo que ha traído resultados insospechados que es probable le den una alegría a una afición acostumbrada a ver celebrar al rival de siempre desde hace varios años, atrayendo una atención que harán su estancia muy corta en el país bávaro.
Xabi tendrá trabajo el próximo año, todo indica en Liverpool, donde fue figura como jugador y ganó una Champions, mientras Xavi tendrá un merecido descanso acostado en una hamaca meditando en si estaba listo o no para un reto como el catalán, ideando como revertir la opinión cada vez más popular que más allá de la labia típica de un genio con el balón, no supo o pudo navegar a contracorriente en una liga venida a menos cuyo brillo depende exclusivamente de la Casa Blanca de Madrid.
Mismo nombre, dos letras, dos estilos, dos vidas que parecían ir hacia el mismo camino, pero se separan abruptamente por el momento. El fútbol es así, no te garantiza nada, hay que ir año con año y juego por juego.
Genios como Guardiola, Cruyff y otros, que imponen estilos, dan resultados, ganan partidos y atraen el gusto tribunero, no se dan por casualidad, tienen años atrás de planeación, trabajo y mucho seso en cada decisión, influencias diversas, pensamientos distintos, todo lo que ayuda a forjar un estilo, madurez y manera de responder ante la adversidad.
Al final Xabi puede perder el campeonato, Xavi puede ganar algún torneo, pero la expectativa sobre uno y otro siempre fue distinta, el entorno se comió a uno y está encumbrando a otro, el balón rodó en la dirección que se le dio la gana y los dados se han cargado.
Xabi y Xavi, más allá de una letra, hay todo un estilo detrás que genera algo, ese algo que produce lo que la afición busca o desecha, lo que los periodistas alaban o destruyen, ambos genios del medio campo, de técnica exquisita y de palmarés ganador por donde se le quiera ver, pero ser entrenador es un reto que requiere algo distinto, para lo que uno estuvo más preparado que otro.
La experiencia forja, Xavi volverá renovado y Xabi ganará algo pronto y en los siguientes años, pero en 2024, vale la pena reflexionar porque uno se quedará sin un asiento en los banquillos mientras el otro es el más deseado de Europa.
Tiempo al tiempo…
¡Saludos desde el sillón!