Como dice la raza… la neta, la neta ¿cuántos de los habitantes de esta ciudad conocemos a Jaime Bazaldúa?… un simpático personaje que se la pasa gritando a diestra y siniestra que es el “Encargado del Despacho de la Presidencia Municipal de Monterrey”.
Mhhh… ¿encargado? y si es así ¿por cuánto tiempo? porque estamos a menos de dos semanas que entregue el despacho a Doña Margarita Arellanes y como que esta fiesta ya se terminó.
Aunque todos sabemos que el puesto se lo dejó “encargado” el actual diputado federal, Fernando Larrazábal, quien como el conejito de Duracell… dura y dura… y sigue y sigue, manejando los destinos de la capital de Nuevo León. Como que ya es momento para que Mister Bazaldúa asuma su realidad y en lo que SÍ es…
Es un mero encargado del despacho y no va a ser nada ni nadie más… al menos por el momento.
Viene todo esto a colación ya que parece que ya olvidó su papel de personaje secundario y de reparto en la tremenda gran obra de teatro que lleva varios años presentándose en el edificio de Ocampo y Zaragoza, y ahora, quizá aprovechando la temporada de Halloween, quiere convertirse en lo que NO es.
¡El alcalde de Monterrey!
Porque ahora nos sale con la novedad de que no conforme con no haber podido al menos garantizar la seguridad de los regiomontanos, al no cubrir ni la cuota mínima de elementos de la policía a su cargo, quiere ahora el “Encargado del Despacho de la Presidencia Municipal de Monterrey” llevarse su propia guardia privada con elementos públicos.
Por supuesto que pagados por el erario municipal, ¡qué poca máuser!
“Estando a cargo de una ciudad como Monterrey toma uno decisiones que ponen en riesgo la seguridad de uno y de su familia”, no es que la pida (la seguridad), la misma Ley de Seguridad así lo contempla, independientemente de la figura de encargado del despacho”, fueron las palabras con las que Bazaldúa justifica su petición.
Un encargado del despacho de un ayuntamiento constitucional y legalmente establecido pide que se viole la Ley al aceptar que pedirá al Cabildo que siga pasándose las leyes y reglamentos por encima del meritito cerro de La Silla.
Debemos recordarle a Míster Bazaldúa que NO es Alcalde de Monterrey, por lo que NO tiene los derechos constitucionales de quienes SI son; además, y sin que suene a burla, ¿cuáles fueron las decisiones que tomó en materia de seguridad que pueden poner en riesgo su vida?
¡Qué bárbaros! ¿Qué hacemos? ¿Reír, rezar o de plano ponernos a llorar?
Y lo peor es que nadie duda que este Cabildo, mismo que todos esperamos cierre una página vergonzosa en la historia de Monterrey, al caracterizarse por ser el primero en violar todas las leyes y reglamentos, termine por cumplirle su caprichito a Míster Bazaldúa.
¡Porque así lo ordena el “patrón”!
Pa´l baile vamos.
Muchas gracias.