Hace apenas seis años la Casa Blanca cayó en un prolongado insomnio viendo cómo el patio trasero de su casa, al sur de su frontera, sufría una agitación social luego del apretado triunfo presidencial de Felipe Calderón.
El Paseo de la Reforma fue convertido por la izquierda en su campo de batalla, con AMLO encabezando un movimiento para reclamarle al Tribunal Electoral que los comicios del 2006 habían sido fraudulentos.
Sólo un punto fue la diferencia de la votación hace seis años entre el michoacano panista y el polémico tabasqueño.
Los iluminados en el gabinete del patético George Bush Jr. vieron estos reclamos del Pejelagarto como una amenaza directa a la seguridad nacional, en un país todavía convulsionado por el fatídico 9/11.
Pero ahora, el subsecretario adjunto de comercio de Estados Unidos, Michael Camuñez, llegó a esta violenta ciudad a exclamar que la relación de su gobierno con México se mantendrá sólida.
Y esto seguirá, enfatizó, independientemente de quién gane las elecciones presidenciales en ambos países.
Las palabras de Michael fueron en respuesta al preguntarle los picateclas que “si la posibilidad de tener en México un presidente de la izquierda podría afectar las relaciones con Washington”.
El alto funcionario de la administración Obama se reunió hace algunos días con los altos mandos de la corporación regia FRISA, quienes lo llevaron a un recorrido por la planta, bajo un quemante sol de 40 grados.
“Quién sabe que va a pasar con las elecciones, yo diría que el futuro, el destino de los dos países es y va a seguir siendo totalmente dependiente uno a otro, estamos integrados y somos parte de una plataforma integrada”.
Puntualizó que “nuestro futuro, no obstante de quién sea el presidente del país de México, del país de Estados Unidos, creo que vamos a seguir trabajando juntos porque nuestros futuros y destinos están dependientes uno a otro”.
Camuñez, quien es considerado como uno de los hombres más influentes en materia política entre los latinos en la Unión Americana, está consciente de que López Obrador puede llegar a Los Pinos.
El operador comercial de Barack Obama sabe que las izquierdas han logrado notables triunfos en América Latina, dando un fuerte viraje contra viejos esquemas que tenían hundidas a naciones como Brasil.
Precisamente y en plenas campañas, una delegación de Estados Unidos recorre la franja fronteriza, con el propósito de fortalecer el intercambio comercial, promover nuevas empresas y mejorar la seguridad.
“Esta región fronteriza es una región vital, importantísima para la economía de ambos países y en estos tiempos tenemos que coordinar aún más, tenemos que ver nuestra región como una plataforma norteamericana”.
También destaco que ante el clima de violencia e inseguridad, los gobiernos de las dos naciones fortalecerán la vigilancia en el corredor fronterizo para proteger a los bienes y las personas.“Estamos tratando de cambiar la narrativa en cuanto a la importancia de la zona fronteriza”.
Reclamó que “ la prensa se ha enfocado en los dos países demasiado en los temas de violencia, narcotráfico y en la inseguridad, y hemos ocultado, hemos perdido lo que realmente es importante”.
Durante el año previo, la balanza comercial entre México y Estados Unidos ascendió a unos 500 mil millones de dólares, con una tendencia positiva que, según Michael, se mantendrá hacia el largo plazo.
Tan sólo en el primer cuatrimestre de este año el comercio a través de Nuevo Laredo y Laredo, Texas, creció 16 por ciento, con un intercambio de mercancías por unos 60 mil millones de dólares.
Camuñez mencionó que los gobiernos de Estados Unidos analizan promover alianzas público-privadas para desarrollar infraestructura en la zona fronteriza, ante la carencia de recursos públicos, sobre todo en México.
Son planes a largo plazo, no importa quién reciba la banda presidencial el 1 de diciembre en México; el enamorado izquierdista o el mexiquense telenovelero.
La moneda sigue en el aire.