
Gran semana para los mexicanos en el beisbol de las grandes ligas. El regiomontano Ramiro Peña conectó su primer cuadrangular en su carrera, además con el uniforme de los Yanquis y en su nueva casa.
Luego de este cuadrangular revisamos cuántos nacidos en Monterrey habían conseguido al menos un jonrón en el gran circo y así encontramos que Felipe Montemayor conectó dos con los Piratas de Pittsburgh en 1955, Alex Treviño 23 en sus 13 años de carrera, su hermano Carlos no alcanzó ninguno jugando para los Angelinos en el 68, mientras que Héctor “La Malita” Torres mandó 18 pelotas para la calle, y párele de contar, no hay más.
Viajamos a Denver, Colorado, para atestiguar la excelente campaña que está teniendo el lanzador regiomontano Jorge de la Rosa con los Rockies.
Al momento de escribir esta columna el zurdo cincelaba números de 16 y 9 con una salida pendiente para cerrar la temporada frente a los Dodgers de Los Ángeles.
Jorge está feliz en Colorado y dice que no quiere pensar en su futuro en este instante, eso se lo deja a su representante, lo que quiere es entrar a los playoffs y sueña con la serie mundial.
El próximo año podría ir al arbitraje con Colorado y confiesa que le encantaría quedarse en el Coors Field.
Menciona que de las organizaciones que ha estado como Milwaukee, Kansas City y Colorado, incluso una tacita de café con Arizona, en ninguna se ha sentido tan bien como en el estado de la Milla Alta.
Jorge da mucho crédito a que la organización de los Rockies le ha colocado un psicólogo de cabecera que le ayuda para estar más tranquilo cuando llegan los momentos de apremio.
También agradece a su compatriota, Vinicio Castilla, que nunca lo ha dejado en los momentos difíciles, ya que recuerda inició 0-6, y el Vinny siempre le estuvo dando ánimo. Tanta es su admiración que tiene la foto del oaxaqueño en su locker con uno de sus swings asesinos de aquella campaña del 98 cuando conecto 46 para la calle y 144 remolcadas.
Jorge vive a media cuadra del estadio y aunque tiene su automóvil, prácticamente no lo usa porque su rutina es ir temprano al campo de juego, salir cerca de la media noche y cuando están de gira, pues lo deja estacionado en la cochera.
El regiomontano no cambia por nada su casa en la Sultana del Norte, aunque ya construye una en Hermosillo, de donde es su esposa Martha, por lo que se da sus escapadas a descansar cada que termina la temporada.
Los Rockies no le darán autorización para jugar en el invierno con Hermosillo, ya que el año pasado tuvo 133 innings y le negaron el permiso, mucho más ahora que está cerca de las 200 entradas lanzadas. Además aparece en la lista entre los peloteros con la llamada “fatiga extrema”.
Ahí en Colorado aprovechamos también para platicar con Vinicio Castilla, ahora coach del equipo.
Vinicio está muy contento en su nueva etapa como asistente del gerente general, viaja de vez en cuando a ligas menores y se mantiene uniformado con el equipo grande.
Dice que ya no le dan ganas de tomar un turno a este nivel, pero que todavía seguirá jugando en el invierno con los Naranjeros de Hermosillo.
No sabe si éste será su último invierno, pero menciona que si logran ser campeones, entonces habría muchas posibilidades de decir adiós.
Sobre el tema de seguir siendo manager, asegura que los Rockies le han ofrecido en ligas menores, pero no quiere alejarse de la casa tanto tiempo en el verano debido a que sus hijos están creciendo (tiene tres y el más grande 13 años) y los lleva y los recoge de la escuela.