Después de las elecciones del 4 de junio donde el mayor perdedor fue el Partido Acción Nacional que fue reducido casi a cenizas en el Estado de México, aunque haya ganado la gubernatura de Nayarit en coalición con el PRD, en Nuevo León seguramente los aspirantes a cargos de elección popular en 2018 estarán reconsiderando sus planes.
Porque si bien MORENA estaba perdido en Edomex, aunque como se dice: “perdiendo salió ganando” por la posición que consiguió, nada está escrito y la disputa por el pastelote en votos que significa esa entidad para las presidenciales de 2018 terminará en los tribunales electorales.
Mientras son peras o manzanas, quien seguramente estará pensando en buscar llegar al Senado de la República es el alcalde de San Nicolás, Victor Fuentes Solís, hasta hace semanas muy convencido de ir por su reelección, dejando a uno de sus cercanos colaboradores competir por la presidencia municipal el año próximo.
Esa posibilidad se sustenta en que, al día de hoy, el edil nicolaíta es el mas fuerte aspirante a la gubernatura del PAN en 2021 que, apenas se realicen los comicios federales en 2018, empezará a subir de temperatura.
Y como en el PAN las puñaladas traperas son su sello de distinción, Fuentes Solís sería un objetivo fácil de los “kamikazes” albiazules acostumbrados al fuego amigo para bajarlo de la nube donde anda, vulnerable para tropezarlo.
Así que amarrando una curul en el Senado con la bendición del actual legislador Raúl Gracia -¿ese quién es?- uno de los dueños de la franquicia del PAN de Nuevo León, estaría blindado y esperando cuando se acerquen los tiempos sucesorios del gobernador Jaime Rodríguez Calderón “El Bronco”.
Primero o segundo en la fórmula al Senado el año entrante, el alcalde nicolaíta daría un brinco enorme para estar jugando en las grandes ligas sin estar expuesto a que alguno de sus colaboradores “riegue el tepache”, lo chamusque y lo saque de la jugada como fuerte aspirante en 2021.
Basta recordar a Fernando Larrazabal Bretón y a Adalberto Madero Quiroga, sobre todo al primero, quien tenía casi asegurada la candidatura y con muchas posibilidades de haber sido el candidato a gobernador en 2015, sucedió lo que el 99.9 por ciento de los neoloneses supieron: su hermano pidiendo moches a los casineros.
Y todo se derrumbó en Larrazabal Bretón quien muy apenas ganó su distrito federal en 2012 y su lugar en las boletas, tres años mas tarde, fue para poner el nombre y apellidos de Felipe de Jesús Cantú Rodríguez, hecho pinole por “El Bronco”.
Por su cercanía con el actual presidente nacional del PAN, Ricardo Anaya, casi amarraría la primera posición en la fórmula senatorial, teniendo como contrapeso dentro de su partido de Víctor Pérez Díaz, exalcalde de Santa Catarina y exdiputado local y dueño, perdón, pastor de un buen porcentaje de la membresía albiazul.
Pérez Díaz, por cierto, tapizó la zona metropolitana con panorámicos promoviendo una entrevista en un medio impreso que los panistas usan con regularidad previo las designaciones, aprovechando las lagunas de las leyes electorales.
Pero como el muchacho es “listillo desde chiquillo”, anda haciendo su lucha consciente de que podría haber un plan B y C, es decir, ir por una diputación federal fácil por el distrito que comparten Santa Catarina y San Pedro o, por qué no, buscar la suculenta alcaldía de Monterrey, tumba política de los últimos ediles.
A cómo están las cosas hacia 2018 Pérez Díaz la tendría más facilita llegar al Congreso de la Unión. Pero como dice él mismo mientras soplen esos vientos en Nuevo León: “tenía que entretenerme”, y anduvo muy metido en la batalla del PAN por la gubernatura de Coahuila apoyando a Guillermo “Memo” Anaya en varias encomiendas del CEN.
JUEGO DE MANOS, JUEGO DE VILLANOS
Divididos en dos grupos cada uno, panistas y priistas de Nuevo León se apersonaron en los estados de Coahuila y Estado de México bajo el argumento de vigilar el desarrollo de las elecciones estatales y municipales del 4 de junio.
Pero la neta del planeta es que exportaron mañas, trucos, formatos y esquemas, además de recursos humanos y económicos para beneficiar respectivamente a sus organizaciones, una práctica antiquísima bajo el estilo de “ayúdame que yo te ayudaré”.
En Coahuila, por ejemplo, los grupos panistas que se enfrentaron en el 2015 en la elección estatal de Nuevo León encabezados por la senadora priista Ivonne Álvarez y el dirigente estatal César Cavazos, junto al diputado federal Álvaro Ibarra, coordinador a más de 500 enviados tricolores, quienes se abocaron a coordinar el traslado de votantes a las casillas, así como supervisar el conteo de votos a favor de su candidato Miguel Ángel Riquelme.
Por el lado panista estuvo muy activo y cercano al aspirante a gobernador Guillermo Anaya, el ex diputado federal y local Martín López, de todas las confianzas de Ricardo Anaya y quien, se sabe, es fuerte aspirante a la candidatura del PAN a la alcaldía de Monterrey en el 2018.
López colaboró tanto en la capacitación de los representantes del PAN en las casillas, como fue uno de los artífices de la movilización de panistas y ciudadanos independientes en las machas de repudio al presunto fraude electoral.
En el Estado de México operó también un grupo de priistas encabezado por Héctor Gutiérrez de la Garza, y se dedicó a orquestar acciones como la movilización de votantes, entre otras triquiñuelas.
Por eso es que ambas elecciones de Coahuila y Edomex, sea cual fuere el resultado en las próximas semanas en los tribunales electorales, sirvieron de ensayo y capacitación para los operadores electorales del PAN y PRI, vulgo conocidos como mapaches.
UN NUEVO VETO
Sabedores de antemano que no sería del agrado del gobernador Jaime Rodríguez Calderón, los diputados locales de todas las fracciones sacaron adelante la ley que da origen al Sistema Estatal Anticorrupción, por lo que esta medida sufrirá el veto del Ejecutivo.
Por enésima ocasión las diferencias entre ambos poderes obligará a replantear una necesaria y urgentísima legislación, toda vez de que a nivel nacional ya se aprobó y en la mayoría de los Estados está próxima a entrar en vigor, por lo que Nuevo León no debería quedarse al margen.
El diferendo sólo alarga el proceso judicial que se le sigue al ex gobernador Rodrigo Medina de la Cruz y banda que lo que acompaña, puesto que de entrar en operaciones el Sistema Estatal Anticorrupción dejaría de operar Ernesto Canales como fiscal, y con ello la promesa de campaña.
Con el veto, ya listo desde antes de que siquiera se discutiera y votara en comisiones y en el pleno la nueva legislación, Canales obtiene aire suplementario para poder mantener viva las investigaciones y acusaciones en contra de Medina, pero a la vez, lo obligan a rendir resultados… a la brevedad.