Sin menospreciar a las víctimas del Casino Royale, los gobiernos federal, de Nuevo León y de Monterrey miden con distinto rasero los actos de violencia que ocurren en la entidad y, en el caso de la Presidencia de México, es más notoria la forma en que afronta los resultados fatales de los diversos incidentes.
Por un lado, el presidente Felipe Calderón declaran luto nacional de tres días por el ataque donde murieron 52 nuevoleoneses, pero nunca emitió de su ronco pecho una declaración sobre los asesinatos de migrantes en San Fernando, Tamaulipas. El que se pronunció a nombre del Gobierno fue el secretario de Gobernación y el vocero Alejandro Poiré, pero nunca el presidente.
Será por la mala experiencia que le ocurrió en Japón cuando calificó de pandilleros a los jóvenes asesinados a mansalva en Villas de Salvarcar, en Chihuahua, y por las que se vio obligado a revirar.
Tampoco recordamos a Calderón o al gobernador Rodrigo Medina actuar de manera expedita tras los hechos que dejaron 21 muertos en el restaurante bar el Sabino Gordo de Monterrey.
¿Acaso las víctimas eran de segunda clase?
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Todas las broncas que el alcalde Fernando Larrazábal se ha echado encima al retirar a los puesteros de Colegio Civil y de Reforma no son gratis, pues el munícipe comienza a armar un rompecabezas muy ambicioso.
Se trata del Proyecto de Imagen Urbanística que presentará en cuestión de semanas y que contiene la liberación de las calles, la construcción de obra vial y el banderazo al gran edificio que estará en el lugar que ocupaba el Mercado Colón.
Es decir, Larrazábal quiere que el primer cuadro de la ciudad luzca espectacular para cuando deje la presidencia municipal y eso le dé puntos para cuando se lance por la gubernatura dentro de cuatro años.
Pero primero irá por la senaduría y amarrará bien a Miguel Ángel García Domínguez en la alcaldía regia, aunque Zeferino Salgado patalee y haga berrinche.
Y es que se ha sabido que “El Chefo” se ha puesto “chipil” en los últimos meses pidiendo mucho por su apoyo al plan de Larrazábal, que no quiere por ningún motivo que Miguel Ángel se quede otra vez en el aire, como hace dos años cuando se tuvo que “bajar” para darle el lugar al ahora alcalde regio.
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Acaba de iniciar la actividad en el Congreso del Estado y en menos de dos meses muchos de los diputados podrían pedir un permiso especial para enfocarse de lleno en sus campañas rumbo a las alcaldías del área metropolitana.
Hablamos, sobre todo, de los que sienten que pueden ser escogidos por sus partidos como candidatos y que tienen posibilidades reales de ganar.
En ese renglón empezamos por Héctor García, quien suspira por ser el abanderado del PRI por Guadalupe y que tiene la competencia más fuerte en su compañero de curul, César Garza. Ambos tendrán que dialogar mucho para no hacerse sombra y al final el Revolucionario Institucional deberá tomar una decisión que parece, en este momento, difícil.
Por el PAN, tanto Arturo Benavides como Alfonso Robledo tienen más ánimos que posibilidades, por lo que ellos quizás se mantengan en sus puestos hasta el final y no sacrifiquen sus sueldos -muy buenos, por cierto-.
Sonia González y Héctor Morales, también priistas, están metidos en su idea de pelear por Santa Catarina y al parecer es el ex líder estatal del PRI el que lleva ventaja por su oficio y relaciones hacia el interior del partidazo.
En contraparte, Víctor Pérez sigue firme en su idea de ser el “bueno” del PAN y mantener pintado de azul este municipio por tercer periodo consecutivo.
Aquí entra un tercer partido en discordia y es el PANAL, donde Santiago Alanís también siente que tiene posibilidades. El esposo de la ex alcaldesa Irma Adriana Garza puede ir solo o hacer alianzas.
Otros diputados del PRI que palpitan por un municipio son María de los Ángeles Herrera en García, Martha de los Santos en Sabinas y Domingo Ríos en Cerralvo.
Por el PAN, siguen levantando la mano Hernán Belden por San Pedro y Brenda Velázquez por Escobedo.
Otra laaaaaarga lista de diputados se apuntan pero para diputaciones federales, comenzando con Víctor Fuentes, Omar Pérez, Josefina Villarreal, Hernán Salinas, Jovita Morín y Alberto “Chabeto” García.
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Para largo va la pelea entre el empresario mueblero José Luis Garza y el priista Héctor García. El primero acusa al segundo diciendo que el sindicato de trabajadores del municipio de Guadalupe le adeuda 8 millones de pesos a Mueblería La Subasta.
Garza, quien intenta ser considerado como candidato del PAN a la alcaldía de Guadalupe, mandó a su esposa Leticia Marroquín a cobrar cuentas que al parecer datan de 2001.
Y el que se unió al teatro fue el diputado Arturo Benavides, quien también estuvo mandado información al respecto a través de internet. A raíz de esto muchos lo llaman ya “El Cobrador”.
Ambos, Garza y Benavides, tienen la misma aspiración política y tratan con esto de ponerle piedritas en el camino a Héctor García, diputado y dirigente de la CNOP, quien quiere ser el candidato del PRI a la alcaldía de Guadalupe.
Y a propósito de este municipio, el diputado César Garza se ha presentado en algunos eventos de la alcaldesa Ivonne Álvarez esperando la reacción de la gente y placeándose con intención a ser el elegido de los dioses para suceder a Ivonne.
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En el municipio de Guadalupe se insiste mucho en que por parte del PAN sólo hay hombres aspirantes a contender por la candidatura a la alcaldía, Pedro Garza, el eterno suspirante Julián Hernández y otros más, pero ninguna mujer.
Sin embargo, moviéndose discretamente por las diversas colonias y sectores se ha visto a la senadora y ex diputada local Judith Díaz, buscando posicionarse para una posible e inminente contienda interna.
Así es que, al haber más de tres aspirantes a la postulación, el Comité Directivo Estatal que aún dirige Sandra Pámanes, se verá en la necesidad de convocar a elección interna para el mes de marzo del próximo año.
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El convertir en delegación el comité municipal del PAN en Santa Catarina, facilita las cosas a los encargados de escoger al próximo candidato a la presidencia de ese municipio.
Y el que facilitó las cosas fue Alejandro Cuéllar, quien al falsificar una firma durante una reunión se puso la soga al cuello y fue obligado a renunciar.
Ahora lo que viene es su expulsión del partido y quizás también pierda su trabajo como director de Patrimonio en el Municipio de Monterrey.
Cuéllar había querido hacer las cosas a su modo en Santa Catarina y eso prendió los focos rojos entre los dirigentes albiazules, quienes al primer error le cortaron la cabeza. v