Muchos son los problemas que enfrenta Nuevo León, no de ahora, desde hace décadas sin que a la fecha hayamos podido establecer políticas públicas transexenales que nos permitan ir más allá de un sexenio para enfrentar y resolver necesidades y demandas ciudadanas.
Los grupos de poder se la pasan en la grilla más que en atender las necesidades de un Nuevo León con una población más demandante.
El gobernador, Jaime Rodríguez Calderón, llegó con un alto bono de confianza, producto del abultado triunfo obtenido en junio del 2015, pero también llegó cargado de compromisos. Esos amarres se reflejan en las posiciones entregadas a ciertos personajes que estaban ajenos a la función pública.
Están pagando el noviciado porque no fueron entrenados para desempeñar un cargo público y enfrentan a unos medios ávidos de presupuesto. Ya los habían acostumbrado a las millonadas y ahora exigen su parte, aunque ellos, los propietarios, no comparten sus ganancias con los sacrificados reporteros, a los que el gobierno debe entender.
El gobierno de “El Bronco” ya desarrolló su plan sexenal 2016-2021, ya reorganizó el organigrama gubernamental a las que añadió 3 supersecretarías, pero está faltando la parte sensible del sistema.
Hay que convocar a todos los sectores sociales y productivos de Nuevo León. Todos debemos participar en un gran pacto que nos lleve al desarrollo y al bienestar social.
En este pacto deben estar incluidas las principales fuerzas políticas, no sólo las que están representadas en el Congreso del Estado, cuya caja de resonancia ha demostrado que puede ser factor de equilibrio, pero también ha descubierto que puede ser un potente freno a los planes del gobierno independiente.
Un pacto debe tener la capacidad de reunir a todos los empresarios, a los que prestan servicios y a los que maquilan y producen los bienes de consumo necesarios para la exportación.
Las alianzas deben tener la visión de trazar rutas al 2050. Los planes de desarrollo sustentados en la descentralización de la vida pública hacia polos de desarrollo en los diversos municipios y de la desconcentración de responsabilidades.
Monterrey debe dejar de ser el centro de todo. Los municipios metropolitanos se han infectado del virus de la centralización y han ramificado todos los males de una metrópolis conurbada, empezando por las vialidades.
Urgen soluciones de fondo. Lo que estén planeando los alcaldes y el gobernador no alcanzará para resolver problemas que heredaron.
La solución debe ser de tajo y de largo alcance. Permitir más desarrollos habitacionales, acompañados de áreas comerciales y de servicios contribuye al deterioro de la mancha urbana. Baja la calidad de vida para los que habitamos el área metropolitana.
Ahora más que nunca debemos preocuparnos, no por qué ciudad le estamos dejando a nuestros hijos, sino por los hijos que le estamos dejando a la ciudad.
La inseguridad es parte de esos hijos que estamos legando como sociedad. Ya no pueden seguir creciendo en las mismas condiciones que les envilece y los deshumaniza.
Los gobiernos deben tener la capacidad de garantizar la seguridad física y patrimonial de sus habitantes, tal y como lo consagra la Constitución. Esa garantía la hemos ido perdiendo con el paso de los años porque los hijos que hemos recibido de anteriores generaciones no piensan en respetar el derecho de los demás y menos de los que están generando riqueza invirtiendo y generando empleos.
Los que aún creemos que un Nuevo León con desarrollo y bienestar es posible, debemos ser convocados a contribuir con nuestra capacidad y conocimiento para recuperar el Nuevo León que soñaron nuestros padres fundadores. Somos muchos los que sí creemos.
Hoy Jaime Rodríguez Calderón tiene el liderazgo suficiente para lanzar la convocatoria a toda la sociedad para sumar los esfuerzos que se requieren para sentar las bases del desarrollo al 2050, con el propósito de alcanzar el bienestar de la población asentada en la entidad.
De las grillas se seguirán encargando los políticos de siempre, aunque lo mejor es que participen en este plan de alianzas en las que resulten beneficiados todos los ciudadanos.