Desde marzo del año pasado, cuando la luna de miel de “El Bronco” estaba en pleno apogeo, el ahora exprocurador de Nuevo León , Roberto Flores, tuvo que haber salido del gabinete por haberle mentido a la ciudadanía de su ficha policiaca en Las Vegas por incumplir pagar deudas en apuestas.
La descobijada que le dio la revista Proceso a uno de los funcionarios de mayor confianza y cercanía con Jaime Rodríguez Calderón, debió terminar con su renuncia o destitución para no ensuciar al primer gobierno independiente en la historia del país.
Pero Flores, como un venado herido tambaleante, se resistió a doblar las patas ante el impacto certero del tirdor, es decir, de la difusión de las contundentes fichas de la Policía de Las Vegas que sacudieron la opinión pública.
Flores, quizá muy tarde, renunció o lo renunciaron el pasado 21 de febrero, pero el daño a la imagen del gobierno de “El Bronco” ya había tenido sus graves consecuencias.
La pregunta que flota en el ambiente político es: ¿y el siguiente funcionario en salir de la nómina quién será?
En otro tema, Jaime Rodríguez Calderón deberá dar un golpe de timón para que las candidaturas independientes, desde diputados locales, federales, senadores y alcaldes, vuelvan a despertar el interés en las urnas como sucedió en las elecciones de junio de 2015.
Porque de lo contrario será muy difícil concretar el plan de tener mayoría independiente en el Congreso del Estado en la segunda mitad de su mandato como gobernador de Nuevo León, si no es que antes renuncia buscando la presidencia de la República.
“El Bronco” ha querido meter a la cárcel a su antecesor Rodrigo Medina de la Cruz, pero todo ha quedado en una ficha penal por 18 horas que el exmandatario pisó el Topo Chico. Y en caso de que no se logre esa bandera de campaña, la gráfica pudiera ser usada en los actos proselitistas con el forzado slogan: “Cumplí lo prometido”.
Aunque no sea del agrado dentro del Palacio de Gobierno, que Medina de la Cruz ande libre como “Pedro por su casa” ha bajado los bonos de su inquilino. Pero nada está escrito, pues en 2015 nadie apostaba por la oferta independiente que borró en las urnas a los partidos tradicionales.
Rodríguez Calderón casi los extinguió como el meteorito a los dinosaurios, que ni juntando los votos de todos sus adversarios superaban al exalcalde de García.
Pero en 2018 habrá otro protagonista: Andrés Manuel López Obrador, el seguro candidato presidencial de Morena que pudiera convertirse en segunda o tercera fuerza política en Nuevo León y, por lo mismo, ayudar al resto de los aspirantes a diferentes posiciones.
Con un PRI que va naufragando; con el PAN sumido en las luchas internas entre los anayistas y calderonistas, Morena pudiera convertirse en una oferta apetitosa, como pudieran ser los independientes en los comicios de 2018, aclarando, siempre y cuando el gobernador enderece la ruta. Y si ni sucede, pueden mover el switch en opción “ON” de focos rojos.
Un candidato independiente natural al Senado pudiera ser Fernando Elizondo Barragán, sin embargo ya fue con el PAN y seguramente no le interesa. Otro es Manuel González, del equipo de “El Bronco”, quien dejaría la Secretaría General de Gobierno por esa posición soñada para la mayoría de los políticos.
Pero hay un pero: los dos son aspirantes naturales en unas probables elecciones extraordinarias enarbolando las causas independientes.
Entonces ¿quiénes quedarían como oferta para los electores en esas posiciones? El alcalde de García, César Valdés Martínez, buscando proyección para la sucesión de 2021 tenacea perfectamente en las querencias del gobernador.
No buscar la reelección de la alcaldía de García por un escaño en el Senado suena apetecible. Y sólo habría que elegir a una mujer para formar la mancuerna. Pudiera ser la diputada expanista y ahora independiente, Karina Barrón, o Yamilett Orduña, directora del Instituto Estatal de la Mujer y excandidata a la alcaldía de Monterrey.
LOS POSIBLES CANDIDATOS
Aunque todavía faltan mucho tiempo para definir las listas de candidatos a los puestos de elección que se disputarán en junio del 2018, dos priistas casi casi aseguraron asiento en el Congreso de la Unión.
Ildefonso Guajardo Villarreal, quien ya fue dos veces diputado federal y es actual secretario de Economía, no sólo cuenta con el respaldo y amistad del presidente Enrique Peña Nieto, sino de los empresarios de Nuevo León, quienes siguen viendo en el ex colaborador de Natividad González Parás a un aliado y buen interlocutor con la Presidencia de la República.
Quien perdiendo gana es la senadora Cristina Díaz Salazar, quien hace unos días dejó la dirigencia nacional de la CNOP, un organismo priista al que ni ellos mismos le muestran seriedad.
La ex aspirante a la candidatura al gobierno de Nuevo León (¿alguien recuerda la pasarela “de los 10”, de donde salió ungida Ivonne Álvarez en el 2015?), volvería a ser candidata a diputada federal plurinominal sin siquiera hacer campaña y, según la interpretación de las nuevas leyes electorales, tampoco debiendo dejar su curul como senadora.
DESAIRES
Vino, comió, habló y se fue. Y nadie se acuerda de lo que dijo. No, no fue el caso de Fidel Castro tras su paso por Monterrey en aquella Cumbre de la ONU del 2002, sino de Rafael Moreno Valle, quien se ostenta como aspirante a la precandidatura del PAN a la presidencia de México.
El ex gobernador de Puebla realizó una “visita de doctor” en la Sultana del Norte buscando apoyos para cimentar su candidatura para la elección interna del próximo noviembre y tuvo poca respuesta de los panistas de todas las corrientes, incluyendo neocúpula, el grupo San Nicolás, los tradicionalistas y hasta los independientes.
Razones hay muchas. Dentro del PAN aún hay fieles seguidores del calderonismo y por ello se la piensan jugar con Margarita Zavala. El resto es institucional, es decir, respaldarán a Ricardo Anaya Cortes ante una eventual candidatura del actual presidente nacional del albiazul. Así que pues a Moreno Valle le hicieron “de chivo los tamales” en la tierra de la machaca y el cabrito.
TERRORISMO EN PUERTA
Más que el ISIS o las amenazas de Trump, la verdadera amenaza para miles de personas vendrá de parte del gobierno de Peña Nieto.
El Servicio de Administración Tributaria y el Instituto Mexicano del Seguro Social establecieron un convenio para endurecer la fiscalización y la contratación formal de trabajadores, reducir la informalidad, asegurar el pago de cuotas y aumentar la recaudación.
El convenio consiste en intercambio de información, aprovechamiento de los sistemas tecnológicos, diseño de estrategias para el combate a la evasión y defraudación fiscal, así como el ejercicio conjunto, simultáneo o sucesivo, de actos de comprobación de las obligaciones en materia fiscal o de seguridad.
Los organismos expusieron que “a partir de las reformas laboral y fiscal, la aplicación de programas de formalización en el empleo, la mejora en la eficiencia recaudatoria y el fortalecimiento de las labores de fiscalización, se ha logrado la generación de 2 millones 404 mil 980 puestos de trabajo formales”.