Cuando hace unas pocas semanas todo estaba planchado en el Partido Acción Nacional de Nuevo León para que Margarita Arellanes, alcaldesa de Monterrey, fuera designada candidata a la gubernatura, el panorama giró bruscamente y ahora será en una contienda interna, mismo procedimiento que se aplicará para las diputaciones federales.
Esto es el resultado de un fracaso rotundo en las negociaciones entre los dos principales bandos albiazules en el Estado: el encabezado por el actual legislador federal y ex alcalde de San Nicolás de los Garza y Monterrey, Fernando Larrazábal Bretón, y el grupo de Arellanes.
Haciendo memoria, a principios de septiembre Mauricio Fernández Garza se descartó para disputarle- la candidatura a la edil de Monterrey, dejando el camino libre para que la señora fuera ungida por designación directa por el Comité Ejecutivo Nacional del PAN.
El dos veces alcalde de San Pedro dijo sentirse cansado para una campaña tan desgastante, como incierta para el triunfo albiazul, que prefería irse por la cómoda: ser candidato por tercera ocasión de ese municipio con una victoria asegurada casi al 99.9 por ciento.
Semanas más tarde otro que estaba subido en el mismo barco, el ex presidente municipal de Monterrey Felipe de Jesús Cantú, declinó a sus aspiraciones por la gubernatura, lo que fue bien visto por Arellanes, conformándose el también ex diputado federal en abanderar la causa panista por la capital de Nuevo León.
La convención interna del PAN se llevaría a cabo en diciembre próximo, seis meses antes de las elecciones para gobernador del 7 de junio de 2015, cuando también se elegirán alcaldes, diputados federales y locales en una misma cita a las urnas.
Aunque Ricardo Anaya Cortés, presidente nacional albiazul, estuvo en Nuevo León en días pasados para convencer a Fernández Garza que participe, el sampetrino declinó de nuevo la oferta argumentando estar cansado, pero que sí buscará la alcaldía de su municipio.
Quienes estarán listos para inscribirse, además de Arellanes, son Ugo Ruiz, el ex senador Fernando Margáin Belanga, y el ex diputado local y federal, Baltazar Martínez Montemayor, apoyado por el grupo San Nicolás de Larrazábal Bretón.
Desde el interior de ese partido se sabe que el bloque opositor a la alcaldesa de Monterrey, que en los últimos dos meses ha crecido su padrón, buscará tropezar a la señora impulsando al originario de Cerralvo.
A Ruiz le dan cero de posibilidades, porque ni los militantes de San Pedro con derecho a voto sufragarían por su alcalde; Margáin Berlanga entrará a la disputa solamente por estar vigente, mientras que Baltazar Martínez sería el llamado “caballo negro” de un segmento muy poderoso del panismo de Nuevo León.
Uno que se salió de la sala de terapia intensiva, porque muy pocos le daban posibilidades de ser tomado en cuenta, es el legislador federal Alfonso Robledo, aspirante a la candidatura del PAN a la alcaldía de Guadalupe.
Una vez que Arellanes perdió el “punch” que traía apoyando a la enseñadora Judith Díaz, el juego volvió a abrirse y Robledo está arriba en las encuestas, como lo adelantó Hora Cero en octubre y fue confirmado por El Norte en noviembre.
En Santa Catarina es donde parece que hay más confusión dentro del PAN; mientras que el favorito del alcalde Víctor Pérez Díaz es su contralor Héctor Castillo para sucederlo, el empresario Juan Carlos Casado se mueve a un buen nivel en las altas esperas del CEN para conseguir su objetivo.
Hay que recordar que, con el dinero que tiene, Casado puede comprar fácilmente su candidatura, misma que no obtuvo cuando en 2012 fue el contrincante de Pérez Díaz por la interna por la nominación en Santa Catarina.
Atrás de Casado está el polémico empresario, abogado y ex operador del PAN, Edelmiro Sánchez Hernández, vinculado al asesinato del diputado local albiazul, Hernán Beldén Elizondo. Es su principal promotor.
Edelmiro fue el organizador de la polémica fiesta con chicas muy bailadoras en Puerto Vallarta, a la cual acudieron legisladores federales panistas, entre ellos Jorge Villalobos y Luis Alberto Villarreal, destituidos como coordinador y vicecoordinador de la bancada. También Martín López, de Nuevo León.
Otro que está atrás de Casado es Ulises Ramírez, diputado federal y ex senador del Estado de México, conocido como “El Rey Midas” y acusado de enriquecimiento ilícito.
Quien está viendo los toros sobre la barrera es el ex alcalde Dionisio Herrera Duque, parte del grupo del club de Larrazábal Bretón, del senador Raúl Gracia, del legislador federal y seguro candidato a alcalde en San Nicolás, y de los hermanos Zeferino y Pedro Salgado.
De aquí a cuando se decida el método de selección de candidato en Santa Catarina, Pérez Díaz estará deshojando la margarita sobre quién garantizaría una victoria: su contralor Castillo Olivares o su compadre Herrera Duque, porque Casado es su enemigo y lo quiere ver, pero a mil kilómetros de distancia de él.
Y mientras los tres únicos gallos del PRI no desaprovechan la ocasión para pisar Nuevo León, desde el Palacio de Cantera están sonriendo de cómo la lucha por las candidaturas desgasta a los panistas, tal como pasó con Fernando Elizondo Barragán en 2009.
Uno de ellos, el secretario de Economía del gobierno federal Ildefonso Guajardo, estuvo en uno de los actos en la pasada visita del Príncipe Carlos a tierras neolonesas, no así las senadoras Cristina Díaz e Ivonne Álvarez, que no fueron requeridas en una fiesta real.
A estas alturas, se dice que el (o la) candidato(a) tricolor a la gubernatura ya sabe que su nombre aparecerá en las boletas electorales -designado por el presidente Enrique Peña Nieto-, mientras que en el juego perverso de la política los (o las) perdedores(as) mantienen sus aspiraciones.
La gran duda es si Álvarez buscará la alcaldía de Monterrey, porque hay dos versiones contratantes y definitorias: una que no cambió su credencial de elector que comprueba residir en la Sultana del Norte, y otra de que efectivamente ella será consolada con esa candidatura.
Óscar Flores Treviño, diputado local cetemista e hijo del dirigente estatal, asegura que ya no tiene absolutamente nada que ver con la empresa La Voz de Nuevo León S.A. de C.V., la cual ha hecho negocios con los ayuntamientos de Guadalupe y Juárez.
El tema que no es un delito penal, de eso no hay dudas, pero se presta a malas interpretaciones porque los dos alcaldes fueron puestos por el patriarca de la central obrera, Ismael Flores, y tendría que ser finiquitado ante Notario Público pues todavía aparece su nombre como uno de los socios mayoritarios.
Sobre todo porque el chachorro Flores tiene aspiraciones de llegar a ser candidato a la alcaldía de Escobedo, donde también la CTM pone los gallos, o bien consolarse con una diputación federal que le ayude a foguearse y a esperar su turno en 2018.
Un sentido pésame desde este espacio al ex rector de la UANL, José Antonio González, a su esposa y demás familiares por el momento que están pasando.
Y quien está más enredado que nudo de marinero es el alcalde de Guadalupe, César Garza Villarreal, porque sabe muy bien que si gana el PRI la gubernatura, sus aspiraciones de tener un puesto en el Gabinete, sea con Ildefonso Guajardo o Ivonne Álvarez, están prácticamente sepultadas.
La única que podría darle respiración artificial en los próximos años sería Cristina Díaz, porque su partido tampoco lo contempla para disputar una curul en el Congreso de la Unión, aunque mucho bien haría el tricolor de sacarlo de la presidencia municipal ya que el Titánic de Guadalupe se está hundiendo.
Por cierto, aunque el diputado local Francisco Cienfuegos sigue figurando en las encuestas como el preferido por los priistas de esa ciudad para ser candidato, no se descarte a ninguno de los otros tres: María de Jesús Aguirre, Héctor García y Tomás Montoya Díaz, hijo de la senadora.
Vaya, huesos hay de sobra y para consolar a muchos del PRI en 2015.
Qué mensaje le habrá querido mandar Ugo Ruiz y Rodolfo Ambriz, alcaldes panistas de San Pedro y Juárez, al ausentarse en el segundo informe de la alcaldesa de Monterrey.
En esa noche fría sólo acudieron Víctor Pérez de Santa Catarina, y Pedro Salgado de San Nicolás. También se notó la ausencia de los alcaldes priistas de los municipios metropolitanos.