De la recién gira del presidente electo en Europa, me parecen dignos de rescatar varios elementos. Primero que nada, me dio gusto constatar que las propuestas de mi penúltima columna para mejorar la calidad educativa coincidieran con las enseñanzas que dijo haber recaudado Enrique Peña Nieto durante su recién viaje por Europa (como el inspirarse de las mejores características del modelo educativo británico). En cuanto a las satisfacciones menos personales, EPN y sus poderosos acompañantes-negociantes pudieron promover la inversión y el comercio bilateral, que posiblemente podría generar empleos y mayor desarrollo económico en nuestro país.
En general, me parece que ya es más que tiempo que México se abra comercialmente a otros horizontes que el norteamericano, para así minimizar la fuerte dependencia económica de los Estados Unidos y compensar la relación asimétrica que marca las relaciones entre México y su vecino del Norte. ¿Y qué mejor forma de lograrlo que voltear hacia el primer bloque comercial del mundo que es Europa?
Algunos sectores de la izquierda mexicana criticaron enérgicamente la gira que asimilan a un viaje de “turismo político”, pero en lo personal pienso al contrario, que fue una buena forma de aprovechar los largos meses anteriores a la toma de protesta oficial de EPN. Recordemos que durante su viaje, la delegación mexicana se reunió con los principales líderes empresariales de Francia, España, Alemania y Gran Bretaña, y que tanto para Europa como para México, sería deseable que no fueran únicamente capitales estadounidenses los que tomaran las buenas oportunidades de negocio y rentabilidad que ofrece México… Es más, un muy optimista podría ver en esta gira simbólico-comercial un posible cambio estratégico de la política exterior del próximo gobierno, y una reorientación de las prioridades internacionales mexicanas.
En todo caso, lo que no es hipotético es la realidad del desencuentro mutuo y cada vez más profundo que han experimentado México y la UE en las últimas décadas. Por ejemplo, ¿sabía Usted que la UE le confirió a México hace un par de años el estatus muy exclusivo de socio “estratégico” y que existe un acuerdo de libre comercio entre la UE y México? Pues esta herramienta contiene todo lo necesario para enriquecer las relaciones trasatlánticas de México. Este acuerdo muy ambicioso prevé una cooperación tecnológica y educativa, un diálogo político, una colaboración en materia de seguridad, medio ambiente, investigación, salud, razón por la cual se le ha llamado “Acuerdo Global”. Desgraciadamente, no se ha aprovechado el enorme potencial del que, en su momento, fue el acuerdo más completo jamás firmado por la UE con un país latinoamericano.
¿Habrá entonces un cambio de rumbo en la diplomacia de EPN? Parece difícil y demasiado temprano para contestar esta pregunta. Más que todo porque es de lamentar que Peña Nieto no se juntara físicamente con los dirigentes de la UE, sino únicamente con los dirigentes de sus principales países. El presidente electo mexicano sólo conversó por teléfono con el presidente de la Comisión Europea y no pudo juntarse con Von Rompuy, el presidente del Consejo de la UE. Entonces, si se tiene tanto interés en fomentar y desarrollar las relaciones con Europa en la próxima administración como lo dijo el mismo Peña Nieto a su regreso al aeropuerto de la Ciudad de México, ¿por qué no se aprovechó este viaje para estrechar vínculos con los dirigentes actuales de la UE? Esperemos que la siguiente gira europea del futuro jefe del ejecutivo mexicano sea la ocasión para corregir esto.
Lo que sí no me deja lugar a duda, es lo contradictorio, costoso e inútil que es la transición presidencial en México tal como se práctica hoy en día. No me parece correcto que un presidente que no tomó protesta represente en el extranjero al país. Aparte, estamos obligados a mantener las ambigüedades, las contradicciones y los altos costos de dos administraciones durante medio año. Como punto de comparación, el presidente francés instaló su equipo en el ejecutivo francés en apenas 15 días en mayo de este año. Esperemos que el viaje del presidente electo le haya permitido reflexionar acerca de este y otros temas.