Dentro de un año -en marzo del 2018- estarán arrancando las campañas para elegir al Presidente de la República, o sea, 90 días de una guerra sin cuartel y de mentadas de mother para arriba, mientras que para senadores y diputados federales iniciarán hasta el mes de abril, porque al igual que quienes buscarán ser alcaldes, tanto por reelección o porque buscan llegar al cargo por pimera vez, tendrán solo 60 días para difundir entre el electorado sus propuestas.
Pero es desde ya, ahorita, cuando se empieza a dar un fenómeno consustancial a la política: el de las traiciones, o más vulgarmente conocido como el chaqueteo, esa forma de dejar a un lado la ideología y los compromisos asumidos con los pares, para cambiar de camiseta nada más se vea una oportunidad de mejorar chamba, puesto, sueldo y poder.
Ahí está el caso del ahora expriista y diputado independiente Eugenio Montiel, quien no pudo o no supo cómo quitar a Marco Antonio González de la Coordinación de diputados del Congreso local, y optó por irse por la libre en este último año, con posibilidades de presentar, por su distrito, su candidatura a reelegirse, pero ya no por el tricolor, que de seguro le hubiese cerrado espacios.
Pero no es el único ni será el último. Ahí está el coordinador de la bancada del PRD en el Senado, Miguel Barbosa Huerta, quien anunció su apoyo a Andrés Manuel López Obrador, líder de Morena, como candidato presidencial para el 2018, aunque dijo se mantendrá en el Sol Azteca.
Y pues sí, el PRD, como toda la izquierda, entre ellos el Partido del Trabajo de Alberto Anaya, empezará a sufrir una desbandada de militantes y dirigentes para agarrar hueso dentro del Movimiento de Regeneración Nacional, con eso de que el “Peje” y su partido son “el enemigo a vencer”, según las propias palabras de Margarita Zavala.
Panistas y priistas, sumados a quienes ya renunciaron a sus partidos, como es el caso del exalcalde de Santa Catarina, Dionisio Herrera, el cual ya hace campaña pro-AMLO, empezarán a abandonar los respectivos barcos de sus partidos, sobre todo el tricolor, el cual parece ya hacer agua, y más si los pronósticos electorales son ciertos y este 2017 perderá la gubernatura y la mayoría de las alcaldías y diputaciones locales en el Estado de México.
Así arranca ya oficialmente la temporada no de patos, no de conejos… la de traiciones.
INDEFINICIONES
La declaración inesperada del presidente Enrique Peña Nieto sobre las aspiraciones de Jaime Rodríguez Calderón de contender como independiente para llegar a Palacio Nacional en el 2018, en la cual negaba un respaldo a “El Bronco”, causó un efecto dominó en otras fuerzas políticas de Nuevo León.
Muchos panistas y priistas, y muchos más periodistas y supuestos analistas políticos, daban por sentado que Rodríguez dejaría el cargo en el mes de mayo o a más tardar junio, y eso implicaría: 1.- la designación de un gobernador interino o encargado del despacho; 2.- la obligada convocatoria a elecciones extraordinarias, empatadas con el proceso federal en junio 3 del 2018; y 3.- adelantar el inicio de los cabildeos para designar al posible candidato por parte de cada partido político, negociaciones en los oscurito, amarres de compromisos o traiciones entre pares. Pero como aún no se va, sino hasta diciembre, todo queda detenido, en stand by hasta nuevo aviso. Quizás diciembre, según dijo el inquilino del Palacio de Cantera. O quizás no.
OXIGENO PARA UN MORIBUNDO
A lo largo de las casi tres décadas en que Raúl Caballero Escamilla lideró como secretario general de la Federación de Trabajadores de Nuevo León (CTM), enfrentó y se enfrentó con diversos gobiernos y grupos políticos, y aunque siempre se vaticinó su caída, fue hasta su muerte que dejó el poder de la otrora organización sindical.
El escenario pareciera ser el mismo para Ismael Flores Cantú, exregidor, ex diputado local y federal, y dirigente de la aún fuerte organización gremial –lo de los sindicatos cada día es menos, al igual que su hegemonía en las rutas de camiones, el pulpo camionero que su antecesor denunció controlaban empresarios para así exigir y con éxito, se les dieran rutas a los cetemistas-, pero sigue fuerte su presencia, o control, o cacicazgo en colonias populares y la extensa red de mercados rodantes.
Agónico, Flores Cantú recibió el espaldarazo que sonó más a un “ahí te rascas solito” del líder nacional de la CTM, Carlos Aceves del Olmo, cuando el nuevoleonés expuso los supuestos ataques sufridos en carne propia lanzados desde Palacio de Gobierno.
La neta del planeta es que el “Mayelo” Flores enfrenta el fuego amigo, ese procedente desde el interior de la organización que todavía pretende dirigir y controlar, pero que por un lado se está cayendo a pedazos, y por el otro, las columnas, paredes y puertas que aún quedan en pie son saqueadas por sus mismos compañeros cetemistas, esos que ven más posibilidades de sobrevivir alejados de la CTM y cercanos a otras fuerzas políticas, que con el anquilosado dirigente.
SECCION 50
Tarde pero seguro. Los tiempos llegaron ya para Guadalupe Castillo García, quien deberá dejar el cargo de secretario general de la Sección 50 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación el próximo 28, o a más tardar el 29 de marzo, fechas en que se celebrará el Congreso ordinario.
Acosado por distintos grupos políticos magisteriales, y acusado por los profesores defraudados por un servicio funerario y seguros de vida que no se pagaron, fue obligado prácticamente a regresar de su exilio –su ausencia del edificio sede del sindicato frente a la alameda Mariano Escobedo es más que notoria desde hace meses-. Castillo tendrá que asistir al pleno a hacer entrega del informe financiero y de actividades de su gestión, el cual -dicen- mostrará graves fallas en el manejo de los dineros.
Castillo García ya no cuenta ni con la amistad, ni con la confianza, y por ende mucho menos el apoyo del dirigente nacional, y por eso tendrá las manos amarradas para no meterlas en el proceso de elección de su sucesor, y con ello, quien quede al frente de los 40 mil trabajadores de la educación estatales no tendrá compromisos con el que se va. De ahí las posibilidades de proceder penalmente contra Guadalupe Castillo.
DE MALAS Y EMPEOR
Hacia el interior de la Secretaría de Seguridad Pública, a cargo del general Cuauhtémoc Antúnez Pérez, hay buenas noticias y malas. La buena, para el exmilitar, fue que se quedó en el puesto, ratificado desde diciembre por el gobernador Jaime Rodríguez y ya no hay voces que pidan su salida.
Una mejor, es para muchos oficiales de policía, algo así como un centenar o poco menos, quienes aspiran a elevar sus cargos, puestos y prestaciones al salir una convocatoria masiva para designar a los nuevos mandos. Con anterioridad solo salían al año cuatro o cinco cambios de mando, con muy pocas posibilidades para la mayoría de los policías, ya que casi siempre eran asignados por compadrazgos o cuatachismo. Bueno, todavía puede darse, pero hay más oportunidades para otros.
Lo que sí da pena es la entrega de los uniformes a los policías, a quienes pese a la toma previa de medidas con sastres y todo por parte de la empresa que ganó el concurso, entregaron las prendas mal cocidas, con zippers y botones chafos, y ridículamente se entregaron en unitalla, es decir, a quien le quedó bien, y al que no, pues no. Se pagan en efectivo y en forma expedita conforme a las disposiciones de la Ley de Seguridad, que establecen la celeridad, la eficacia, y la calidad en las compras de materiales para “los cacuchones”.