Tal vez pensabas que esto del bicho ese era pura mentira, porque decidiste seguir así, a pesar de lo tanto que te insistimos que te protegieras. Pero brother morir a los 62 y medio como que nadie de nosotros lo esperaba.
Cuando me enteré que te dio Covid, me preocupé mucho, tanto, que le dije a la Rosa María que me sentía fatal estos días. Me daban unas ganas hartas de llorar, al fin y al cabo los machos también lloran, hasta para preguntarle a Dios por qué tenía que llevarte a ti en este momento.
El primo Mario nos ayudó a conseguirte una cama en un hospital, ahí llegaste con 550 de nivel de azúcar, no te pudieron controlar. Supimos que no te intubaron porque decidiste firmar la petición de no hacerlo, tal vez porque oíste que es horrible que te metan a la garganta un tubo a la fuerza hasta la tráquea. Tal vez eso te hubiera salvado. Pero un infarto al corazón ya fue demasiado.
A más de año y medio de que inició esto de la pandemia, te decían dendenantes que tuvieras mucho cuidado, que te lavaras a cada rato las manos o de perdis con antibacterial, pero había raza que no usa cubrebocas, en Texas y por acá en Monterrey hay “munchos” que no creen en eso, como si fuera fake lo del Covid, luego nos dimos cuenta que hasta no te dejaban entrar a restaurantes y al HEB quesque eras de los “grupos de riesgo”.
Eras diabético como yo, pero también hipertenso, eso no lo sabía, al parecer tenías miedo a las vacunas porque nunca aceptaste la inyección, tal vez te metieron ideas de que te insertan un chip y nos quieren controlar.
Tener azúcar requiere tener disciplina, como hacer dieta y algo de ejercicio, por lo menos caminatas en el parque, pero no te veía las ganas de hacerlas, a pesar de que fuiste un habilidoso deportista que jugó americano de guerco en colonia la Vista Hermosa y soccer con el representativo del Tec de Monterrey, donde estudiaste para administrador de empresas.
Te nos fuiste antes Ricardo, nos faltó mucho que platicar, ahora tengo que recuperar tus frases de la familia, como esa de “y cada estrella que veas en el cielo es un te quiero” que le decías como poeta a tu hija Pamela y que ahora nos puso a llorar. Bellas palabras.
Tus hijos te adoran brother, aunque a veces eras gruñón con ellos, la verdad con algo de azúcar todos lo somos, pero recuerdo tu inmediata forma de cooperar cuando se requería, así lo hiciste cuando me perdí en un terremoto de la Ciudad de México y pedías que me encontraran lo más pronto posible, sabías que sería mucha la tristeza para mi madre perder un hijo entonces.
Pos ahora yo lo vi como lloró doña Esther al darle la noticia de que estaba perdiendo a su pelirrojo, estaba inconsolable, no sabíamos cómo abrazarla por aquello de los contagios del Covid. Ha sido una prueba muy fuerte perderte, ya entiendo a mis amigos que perdieron un hermano o hermana, eso te cala hasta lo más profundo de tu corazón.
A Ruth tu compañera de toda tu vida le mandamos todo nuestro cariño, a tus hijos Ricky, Pame y Chuy Horacio nuestro apoyo incondicional, como también a tus nietos que te volvían loco. No quiero parecer cliché, pero vivirás siempre con nosotros. Te extrañaremos brother. QEPD.